Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

Me llaman Delincuente . Martín Alzola Domínguez

El día anterior a la huelga de estudiantes, cinco niños se juntaron en  grupo para decidir las acciones que llevarían a cabo. Llenos de historias y de libros, algún informe de la esperanza de la liberación que traerían consigo las consignas de y el cómic V de Vendetta, votaron  actuar por fin.

 

Compraron botes de pintura, se proveyeron de máscaras y acudieron a la manifestación estudiantil, al día siguiente. De la protesta les echaron por niñatos. Ellos, obedientes y pacíficos, emprendieron la retirada y se sentaron a pocos metros junto a un muro donde muy artísticamente hicieron una pintada donde figuraba la hermosa A de su utopía.

Un grupo de policía secreta los detuvo, los llevó al cuartelillo bajo insultos y amenazas. Les quitaron las máscaras y los botes para hacer cuidadosamente las fotos de las pruebas incriminatorias. La impoluta autoridad tuvo un día redondo y demostró una vez más mucha valentía y cumplimiento del deber. Abrieron una denuncia. Una vez en el juzgado a unos cientos de metros, un menor golpeaba a su madre porque no le compró la play. Más allá un menor traficaba con drogas, O un grupo de adolescentes riéndose del secretario: No hay problema, vamos a divertirnos con este payaso, no pasa nada—decían algunos. Al otro lado, un grupo planeaba desvalijar los coches aparcados en las calles durante la noche. El día que nuestros protagonistas fueron a declarar ante el fiscal de menores, los hicieron esperar más de seis horas de la cita fijada. A nadie le importó que observaran la cara oculta de la luna. Quedaban muchos juicios sin resolver. De todos los menores que por allí pululaban entre Policías y funcionarios de justicia, que solo habían hecho una mísera pintada y que los policías habían maltratado empujado e insultado, los únicos asustados eran ellos.

 

 

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