Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

Lato. Tomás Rosales. Gran Canaria.

En la latería de Santiago, vivían 500 latitas, todas ellas muy bonitas. Una lata de éstas tenía mucho frío y no sabía como calentarse. L a lata más anciana le dijo que se calentara con fuego, pero que tuviera mucho cuidado con caerse porque las consecuencias serían desastrosas.

La lata fue a donde había fuego, pero no fue sola, se marchó con más latas de su edad. Al llegar al lugar, todas se acercaron cautelosas por miedo al fuego, que era algo nuevo para ellas. Luego de unos minutos todavía no se calentaban, entonces se les ocurrió bailar alrededor de las llamas para calentarse mas rápido. De pronto en un abrir y cerrar de ojos una de las latas cae al fuego. Las demás, asustadas, fueron a socorrerla, pero al intentarlo cayeron casi todas. Solo quedó una, llamada Lato, que fue la que le pregunto al anciano como calentarse.

De tal magnitud fue la culpa de Lato, que estuvo sin hablar con nadie durante mucho tiempo, hasta que un día, sin previo aviso, apareció muerto.

Desde ese momento las latas solo están en el frío por miedo al calor del fuego. Lato siempre fue recordado hasta nuestros días, le tienen un monumento en la Latería para recordarlo siempre.



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Todo Por Una Lata De Kas. Alba D.G. Gran Canaria

Era invierno, corrían días de lluvia, las calles olían a mojado y las plantas con la gran cantidad de gotitas de roció posadas el ellas se movían al paso de la brisa.

Sara una chica de 15 años, vivía en un pueblecito, apartado de todo bullicio conocido, en una casa no pequeña, pero tampoco, muy grande, donde compartía su vida con su mas apreciado tesoro, su familia. Su madre, Carlota, con quien compartía casi todo; era su mejor amiga y confidente. Con su padre, Francisco, a quien en el pueblo todos conocían como "Paquito el Carpintero", que como  su apodo dice, era uno de los mejores carpinteros que había en el pueblo. Y con su hermana pequeña Irene, doce años menor que ella y que a pesar de su corta edad tenía un gran carácter, pero también era la criatura mas dulce y linda de todo el pueblo. La familia de Sara  era  humilde, solo entraba un sueldo en la casa, el cual daba para lo justo que requiere vivir, dar de comer a dos niñas en pleno crecimiento, algún que otro, pero muy escaso, capricho, y por supuesto, los gastos de la casa.

 

Sara conocedora de la situación familiar, asistía a clase todos los días, con gran entusiasmo, sabiendo que con los estudios y su esfuerzo, sería lo único que en un futuro, no le haría pasar el apuro que pasan sus padres día a día.

 

A Sara le gustaba mucho el diseño. Tanto de moda, como el diseño de interiores. Por eso se esforzaba al máximo trabajando en unos bellos dibujos, que de poco servían, ya que muy pocos veían la luz. Sara era una niña muy tímida, por lo que hasta el insignificante hecho de que cualquier  persona, que no fuera ella misma, viera sus dibujos, la hacía ruborizarse.

 

 Sara había hecho un diseño de una lata muy bonito, con colores muy vivos y un bonito dibujo. Lo mantenía guardado como tantos otros de sus bellos dibujos. Ella pensaba que nadie sabía que los escondía, pero se equivocaba. Su madre, como amiga y confidente, a sabiendas de sus sentimientos y de sus mucho dibujos guardados con tanta ansia en los cajones viejos de su alcoba, cuando Sara iba a clase, con la excusa de recoger la habitación de su hija, aun sabiendo lo ordenada que era, entraba en el cuarto de Sara. Podía llegar a pasarse horas admirando los dibujos que su hija había elaborado con la misma facilidad que tenía para respirar.

 

Un día, su madre, al enterarse de un prestigioso concurso de dibujo en la ciudad y conocedora de su miedo al ridículo, sin que Sara se enterara, entro en su cuarto, cogió el dibujo de la lata, que a su parecer era el que más demostraba la personalidad de su hija, lo metió en un sobre y lo envió por correo al concurso.

 

Pasaron dos largos e interminables meses para la madre de Sara, hasta que un día llegó una carta en respuesta del concurso. Cuando la madre de abrió la carta y comprobó con asombro que su hija Sara había quedado cuarta en el concurso se quedó desconcertada, pero muy contenta   ya que, auque  lamentablemente no había ganado nada,   ella entendía que a pesar de no haber ganado el concurso  su hija tenía un buen potencial por explotar y que la próxima vez podría tener suerte.

 

Día mas tarde Sara  encontró dicha carta, por una parte se sintió contenta, personas que no la conocían  absolutamente nada, sólo por un dibujo opinaban que tenia talento, pero por otra parte se sintió decepciona por dos razones, la primera era que pensaba que si tenía potencial..¿Porqué no había ganado nada?; y la otra era porqué su madre,  que sabía el gran temor que tenía hacia las opiniones ajenas, había mandado el dibujo sin ni siquiera habérselo dicho. Se enfadó tanto, que estuvo un par de semanas sin hablarle a su madre.

 

 

Pero a las pocas semanas, para sorpresa  de su madre y de Sara, llegó otra carta con el remitente de una compañía de refrescos, en la carta ponía que por medio  del concurso habían descubierto a Sara y que querían que ella,  diseñase el envase de uno de sus nuevo productos, que era urgente y que la compañía pasaba malos momentos financieros.

 

La famosa lata de KAS diseñada por una niña de 15 años, dio la vuelta al mundo, la compañía se enriqueció a pesar de la polémica de su diseño, le pagaron bien, y la empresa quedó agradecida por sacar a la empresa de casi una quiebra absoluta.

 

Sara, tras lo sucedido al darse cuanta de lo mal que había tratado a su madre, le pidió perdón, su madre, contenta y feliz de que su hija estuviera feliz, aceptó las disculpas sin ningún tipo de remordimiento.

 

A partir de ahí Sara siguió estudiando, pero también diseñando, para múltiples compañías que la fueron conociendo por su diseño de la lata de KAS. A partir de este momento  la situación económica de la familia mejoró gracias a los múltiples ingresos de Sara. Ella  terminó los estudios con buenas notas, terminó la carrera de diseño grafico y aun vive en su casa con su familia, pero ahora es directora de su propia empresa de diseño de interiores.

 

¿Ella jamás hubiera  pensado que la vida le cambiaría tanto con  el dibujo de una simple lata de refrescos?



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La vida de una lata. Alejandro Díaz Quintana.Gran Canaria

La vida de una lata


Fue un día de verano cuando aquella late terminó de ser fabricada. En su primer día de de existencia se veía reluciente y muy limpia. Sus colores eran el naranja y el azul aparte de las letras negras que nos indican la fecha de vencimiento de su contenido y el código de barras.

Esta lata se llevó una grata sorpresa cuando la metieron en una caja para transportarla a otro lugar en un camión.

Para ella fue una experiencia inolvidable este pequeño viaje, aunque luego toda esta alegría se fue convirtiendo poco a poco en tristeza cuando se dio cuenta de que la estaban introduciendo en una máquina expendedora. Pero esto no acaba aquí. La cosa empeoro en el momento en el que se dio cuenta de que alguien estaba metiendo una moneda en la máquina y que mediante un suave empujón y descendió rápidamente por una rampilla hasta caer en las manos de la persona que había depositado la moneda. En el momento en que este presionó la pequeña chapa para abrirla, y la lata sintió como si le hubieran arrancado un brazo, aunque la cosa mejoro solo un poco cuando todo el gas ascendió y ella sintió un cosquilleo: A medida que su dueño tomaba un buche, ella sentía como poco a poco su vida iba acabando. Cuando su dueño había terminado de beber todo su contenido ella pensó que su pequeña y corta historia había terminado, pero para su sorpresa no fue así, ya que su dueño decidió reciclarla para que esta le pudiera ser útil a cualquier otra persona. La lata le estuvo eternamente agradecida a este señor ya que le fue útil a más personas.



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El Partido.Josué Castellano. Gran Canaria

En un lugar, no muy lejos de aquí, un niño cuyo nombre era Juan, iba caminando por la calle cuando vio una lata muy singular, era una lata de refresco KAS, de color naranja. Juan le dio una patada a la lata y siguió su camino así hasta que llego a casa de su gran amigo.
Juan le pregunto a Pepito si tenia ganas de ir a jugar un partidillo de fútbol con los colegas a la cancha, Pepito sin pensarlo dos veces respondió que sí.
Con un balón en una mano y una garrafa de agua en la otra, ambos fueron a la cancha para encontrarse con sus amigos y jugar a fútbol. Eran 14 niños así que jugaron un 7-7, Juan y Pepito jugaron en el mismo equipo. Marcaron muchos goles entre ambos, pero a pesar de eso acabaron perdiendo nada mas y nada menos que 14-11.
Cuando Juan y Pepito volvían a sus respectivas casas, tenían tanta sed que tuvieron que parar en una tienda para comprarse un refresco, casualmente te compraron un refresco de naranja, cuya marca era KAS, a estos les gustaba mucho el refresco de naranja, y todavía más si era KAS.
Ambos niños se fueron contentos a sus casas con la satisfacción de haberlo pasado bien otro día más.



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Meritxell Mendoza Gran Canaria

     Estupendas vacaciones

 

  Día caluroso del mes de junio. Claudia parecía la niña más feliz a la salida de clase. Empezaba el verano y desde hacía varios días llevaba planeando algunas de las actividades que le gustaría hacer: ir al cine, estar más tiempo con su familia, también los amigos y, por supuesto, en su verano tenía que haber naturaleza, libertad, paz…

  Llegada la tarde reflexionó sobre sus preferencias y se las comunicó a sus padres. Ellos la escucharon atentamente y dieron el visto bueno. Claudia se había decidido por ir a un campamento en la montaña durante la segunda quincena de julio.

 Al día siguiente quedó con Mónica y Ariana, dos niñas de su clase a las que se siente muy unida y a las que cuenta todo. Pero ese día ellas notaban como Claudia estaba más contenta de lo normal y no dejaba de hablar de la experiencia que iba a vivir en ese campamento.

Pasó el mes de junio, los primeros quince días de julio y llegaba el día más esperado por Claudia. Se despertó muy pronto para tomar el autobús que la llevaría a cumplir su sueño. Fue un trayecto no muy largo pero si agotador. Al llegar Claudia no se molestó en bajar sus cosas, simplemente miró a su alrededor y respiró aquel aire tan puro que había en el ambiente.

 Pasaron los días y cada vez se sentía mejor allí. Una tarde decidió pasear sola por aquel lugar tan limpio y espectacular. Entre aquellas altas montañas y abundante vegetación se encontraba un lago. Se sentó bajo un pino a leer una novela mientras escuchaba a los pajarillos y demás fauna que por allí pasaban.

 Al terminar empezó a caminar y una lata de kas llamó su atención en la orilla. Le pareció extraño que la parte superior estuviera completamente abierta. Se acercó, la cogió y descubrió que en su interior se encontraba una nota dentro de un anillo. La leyó con cuidado y guardó el aniño con mucho cariño.

 La nota ''Busco una verdadera amistad'' hizo que pequeñas lágrimas recorrieran su pálida cara. Mientras las secaba continuó caminando y sin darse cuenta llegó a un camino. Miró al frente y vio unas luces. Se dirigió hacia ellas y encontró una pequeña cabaña de madera que parecía habitada.

 Muy educada tocó a la puerta y pidió permiso para pasar. Quería ocultar su miedo bajo una débil sonrisa pero sus ojos la delataban. Una voz masculina muy dulce la invitó a pasar. Mantuvieron una larga conversación y hasta hubo tiempo de chistes. Claudia vio oscurecer y decidió volver al campamento. Ya en la puerta, despidiéndose, David (el chico de la cabaña) se dio cuenta de un detalle. El anillo que ella llevaba en el dedo anular de su mano derecha le parecía familiar. No tuvo vergüenza en preguntarle por él. Ella le contó la historia que minutos atrás le había ocurrido. Él, después de escucharla, quedó muy feliz, pero Claudia no entendía el motivo de esa felicidad.

 Fue David quien escribió esa nota, el dueño de ese anillo, la persona que buscaba una verdadera amistad. Y por casualidades del destino Claudia se fue haciendo esa amiga que tanto deseaba encontrar.



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LA BEBIDA ENERGÉTICA. Mélani Jordán Reyes. Gran Canaria.


Una chica de 16 años llamada Amy, vivía en una ciudad muy moderna en la que tenía muchos amigos. En pocos días su familia y ella tendrían que mudarse de casa a un pequeño pueblo, debido a un trabajo mejor para el padre.

Amy estaba triste porque al cambiar de casa iba a tener que empezar de cero y conocer gente nueva.

El viaje se le hizo eterno. Lo único que hacía era pensar en sus viejos amigos y que sería de ella de ahora en adelante.

Cuando llegó, vio una pequeña casa blanca, con un tejado marrón. Era una casa con aspecto cálido y acogedor. Su habitación se encontraba en el segundo piso. No era muy grande, pero a ella le gustaba. Colocó sus cosas en el ropero y en la cómoda y puso las cosas de clase encima del escritorio. Luego fue a dar un paseo para ir adaptándose a aquel sitio desconocido al que se había mudado que sería su nuevo hogar.

Detrás de su casa había un gran bosque verde y húmedo. Amy se adentró en el bosque y encontró una cabaña no muy lejos de su casa.

La madera que formaba la cabaña estaba estropeada y húmeda. La cabaña parecía abandonada. Al tocar en la puerta para ver si se encontraba alguien en su interior, la puerta se abrió sola. Lo único que había dentro eran una mesa y una silla viejas en mejor estado que la cabaña. Se hacía de noche, así que volvió rápidamente a la casa antes de que sus padres se enfadasen por volver tarde. Pero de ahí en adelante ese sería su lugar para pensar.

Al día siguiente, en su primer día de instituto, se sentía bastante apartada porque no conocía a nadie. Al principio de las clases todo el mundo le miraba y hablaban sobre ella. Eso le hacia sentir muy incómoda.

En la hora del descanso un chico se acercó a Amy.

-¡Hola! Me llamo Max. ¿Eres Amy, la hija de la familia nueva que se ha mudado al pueblo, verdad?

Extrañada porque un chico al que no conocía supiera todo aquello, le contestó.- Sí, soy Amy -. Se percató de que en un pueblo tan pequeño era normal que las noticias volaran, y una familia nueva en el pueblo era una novedad.

Max le presentó a todos sus amigos y amigas.

Amy estaba muy contenta porque había conocido a gente nueva y sabia que ya no se iba a sentir sola.

Al día siguiente Amy se puso con sus nuevos amigos, compartiendo sus aficiones, etc.

Había una pequeña tienda no muy lejos de su casa donde se la compraba. Sus amigos no la compraban nunca.

Al tomarse la lata de Kas tenía el mismo sabor que ella recordaba, pero no le sentaba igual. Sentía que le daba energía. Creía que como le gustaba tanto el sabor le cambiaba el estado de ánimo.

Cada vez que podía, Amy se compraba una lata de Kas porque le sentaba muy bien, pero cuando iba a comprarla a la tienda, la dependienta le miraba raro, como si estuviese esperando algo.

A la mañana siguiente, al llegar del instituto y haber comido, vio a su padre en el jardín cortando troncos de madera para el invierno que estaba a la vuelta de la esquino, y decidió ayudarle. La repuesta del padre fue que no, porque se podía hacer daño.

Amy se enfadó bastante porque su padre creyese eso, y le dijo que iba a dar un paseo.

En ese momento recordó la cabaña que había encontrado en el bosque, no muy lejos de allí. Así que decidió ir.

Iba muy deprisa y llegó antes de lo normal, pero del enfado no se dio ni cuenta.

Al ver la cabaña enseguida recordó el primer día de su nueva vida en aquel pueblo y sintió un escalofrío. Se sentó en la silla que había en el interior de la cabaña y se puso a pensar en la pequeña discusión que había tenido con el padre. Se percató de su mal comportamiento hacia el padre y estaba muy arrepentida, así que, después de un buen rato de meditarlo decidió ir a pedirle perdón al padre.

Al llegar a la casa no había nadie. Vio una nota encima de la mesa de la cocina que había escrito el padre:

-He ido a comprar. Volveré tarde.

Al terminar de leer la nota vio los troncos que había estado cortando el padre esa misma tarde y quiso probarse así misma. Colocó el tronco y al cortarlo con el hacha se quedó perpleja. Lo había cortado como si fuese mantequilla. No se lo podía creer. Desconcertada, quiso comer algo rápido e irse a la cama, pensando que todo aquello había sido alucinaciones de ella, así que cogió lo mejor que le sentaba. Una lata de Kas.

Esa noche tuvo sueños muy raros. Eran de superpoderes y cosas inimaginables.

A la mañana siguiente quiso creer que todo era un sueño, pero al ver los troncos que ella misma había cortado con extrema facilidad la noche anterior, era imposible.

Amy no se daba cuenta de que lo que en realidad le estaba cambiando era las bebidas de Kas que estaba continuamente bebiéndo. Le están enganchando como si fuese una droga.

El instituto se encontraba a dos kilómetros de su casa y al quedarse dormida se le había escapado la guagua, pero ella de todas formas se echó a correr. Tenía energía como para estar corriendo un día entero y sentía que cada vez corría más y más rápido. Estaba muy asustada por todo lo que le estaba ocurriendo…

De camino al instituto, Amy empezó a oler a quemado y vio que salía humo del interior del bosque. No pensó en otra cosa que en ver qué pasaba y se adentró en su interior. Llegó enseguida debido a sus nuevas facultades y vio que lo que ardía era una casa.

Estaba muy asombrada y no sabía qué hacer, pero desde el momento en que oyó a un niño llorando, no dudó ni un segundo en entrar a salvarlo.

Al abrir la puerta, una gran explosión la lanzó hacia atrás, pero al levantarse no tenía ningún rasguño. No se paró a pensar en lo extraordinario que era todo lo que le estaba sucediendo y corrió rápidamente hacia el interior de aquella casa en llamas.

Al entrar en la casa lo veía todo rojo, ya que caminaba por encima de las llamas sin quemarse.

Volvió a oír el llanto de un niño en una de las habitaciones del piso superior. Fue lo más rápido que pudo y al abrir la puerta vio que el niño estaba inconsciente y se había metido dentro del ropero para protegerse. Lo cogió en brazos y lo abrazó para que no se quemara. Saltó sin pensarlo por la ventana, ya que no sería ningún problema para ella. Al aterrizar encima de la tierra húmeda, se oyeron crujidos en sus pies al apagarse el fuego de ellos. Enseguida se percató de que el jardín estaba plagado de bomberos y policías que intentaban apagar el incendio antes de que se extendiera. Se quedaron atónitos al ver el salto que pegó Amy del piso superior sin ningún problema y al salir de una casa en llamas sin ninguna quemadura.

Amy, al ver el espectáculo que se había formado, dejó al niño en el suelo y de un salto desapareció de aquel sitio, huyendo de todas aquellas personas que la utilizarían para hacer. No la volvieron a ver en mucho tiempo.

LA UNIÓN HACE LA FUERZA. DARIO SÁNCHEZ. GRAN CANARIA

 

LA  UNIÓN  HACE  LA  FUERZA

 

          El pasado verano fui al campo con un grupo de amigos para hacer senderismo.

       Lo pasemos muy bien .La experiencia nos unió más si cabe, y conocimos a otros        

       senderistas.

 

          La verdad es que me gusto la experiencia y creo que la repetiré el año que viene

        con mis amigos, Marcos y David . Recuerdo el día que bajemos por una ladera .

         estaba llena de basura y desperdicios que la gente dejaba  a su paso. Decidimos

         regresar al campamento, reunir a todos los senderistas y proponerles limpiar aquella ladera.

 

         Cuando lleguemos al campamento y se decidió que hacer, era mediodía.

     Lo preparemos todo: guantes, bolsas de basura, etc. A la mañana siguiente 

     llegamos allí .No olvidare la lata de Kas que tiró aquel excursionista.

 

         Cuando empezamos a limpiar aquella ladera de basura los excursionistas

     que pasaban por allí alababan nuestra decisión y también nos comenzaban

      a ayudar .Ese día se me quedo grabado en la mente pues fue el día en que

     personas que no se conocían de nada se unieron y realizaron un trabajo en

     comunidad.

 

         Aquel día estuvimos hasta el atardecer recogiendo esa basura. Recuerdo

que llenamos un camión que el ayuntamiento nos prestó.

         Aquel día fue el día que mejor me sentí integrado a una comunidad

El poder extrasensorial. Yarince. Gran Canaria

Aparqué en el sitio de siempre, bajo el instituto. Me puse la capucha y prendí el Ipod con una música a todo volumen que ni siquiera me gustaba. Cuando entro al instituto oigo débilmente bajo la estruendosa música el timbre que me llama hacia la clase de historia.


Antes de cruzar el umbral de la puerta, yo ya sé que el profesor está dando una aburrida clase sobre las empresas que poseen más recursos económicos en California. Sé además que esta deseoso de que el estridente timbre le libere de la responsabilidad de la clase para ir a los lavabos a dar unos sorbos a su querida petaca. Aún mas, sé que esta hundido en un gran poso, un gran abismo emocional. Tiene una terrible depresión porque su familia esta rota. Se hija se revelo contra él y decidió fugarse con su novio, y su mujer huyendo de una monótona vida consiguió un amante y posteriormente se fue a vivir con él.

 

Y todo esto que sé, no lo he averiguado preguntándole  o espiándole, es mas, no le conozco de nada más que por ser mi profesor. Lo sé porque desde que mis padres y mi hermana tuvieron un choque frontal en la autopista C16 he adquirido a mi pesar una habilidad de telepatía. Puedo leer las mentes.


- Elena  ¿Qué porcentaje de recursos maneja la fábrica de refrescos KAS?


Me cogió desprevenida porque tenía la música alta en un vago intento por evadirme de las mentes y pensamientos a mí alrededor que me oprimen con cuchillas ardientes.


Sin embargo veo enseguida la respuesta formada en su mente y lanzo una rápida contestación.


Cuando al fin suena con estridencia la campana que indica el final de la clase, sin alzar la cabeza me doy cuenta de que esta entrando el director acompañado de un chico nuevo. Le indica que se siente y como el único asiento vacío es el que esta a mi lado levanto la cabeza para verle la cara.


-Hola, mi nombre es Daimon.


 Pero antes de contestar me doy cuenta de que no puedo captar ningún pensamiento suyo.


 ¿Qué secreto esconde este enigmático chico?

"Lo sucedido con un una simple lata". Haydée F.G. Gran Canaria.

En un pueblo de un país casi irreconocible había una pareja que se dedicaba a coleccionar latas de distintos países de todos los países del mundo.

Una vez esa pareja se fue a Egipto donde se encontró con un hombre que se dedicaba a lo mismo y hablaron y contaron cosas sobre aquella extraña afición. El hombre llamado Cerven decidió regalarle una lata muy especial de su colección que había pasado de generación a generación. Aquella pareja que estaba formada por Emilia y Emilio la aceptaron ya que a aquel hombre le quedaba muy podo de vida.

Al llegar al hogar la pareja decidió colocar aquella fabulosa lata en un armario muy bonito y colorido donde tenía todas las demás.

Pasaron los días, los meses, y los años y Emilio y Emilia siguieron sus vidas como si nada, recorriendo países y coleccionando latas aunque todas las demás eran similares ninguna se parecía a la extraña lata del hombre de Egipto.

Una extraña tarde de invierno Emilio abrió aquel armario y un extraño escalofrío le recorrió todo el cuerpo al observar una lata muy grande que llamaba su atención y se dio cuenta que era la de Egipto. El la tomo y la llevo hasta el salón donde se encontraba su esposa. Cuando la señora lo vio muy asustado le pregunto que le había ocurrido. Emilio le contó lo del extraño escalofrío y la señora le dijo que ella también sentía algo raro.

La pareja decidió analizar bien aquella lata y Emilia se percató de que había una cosa como si fuera un papel que se encontraba emergido en su interior. Emilio decidió romper la lata pero su esposa lo sostuvo para que no lo hiciese ya que era una locura.

Después de todo lo sucedido al día siguiente lograron sacar la escritura que había en el interior con mucha cautela. Después de intensas horas tuvieron aquella especia de pergamino en sus manos pero no la podían leer ya que estaba en árabe y les fue imposible descubrir el secreto que se traía la lata. La pareja decidió dejar bien guardado aquel pergamino para un día encontrar su significado.

Al llegar el verano decidieron realizar un viaje al lugar donde les habían regalado aquella maravilla de lata. Cuando llegaron preguntaron por el señor Cerven y averiguaron que había fallecido hacia unos cuatro meses. Cuando reflexionaron muy bien las cosas decidieron ir a algún lugar donde podrían obtener respuestas sobre aquella escritura y fueron a un gran museo de la ciudad.

La pareja llego al museo y pregunto que si les podían ayudar y salio un hombre con aspecto de saber mucho y le tendieron el pergamino y el hombre les ayudo con mucha facilidad como si hubiese estado estudiando toda su vida aquella escritura, peor con gesto muy sorprendido. Al terminar le explico todo lo que decía y les dijo que se refería a una ciudad fantasma que había al otro lado de la ciudad y al ir tenían que poner una clave.

Emilio y Emilia fueron y se encontraron con una pared donde había un agujero para poner la clave que aquel señor les había dicho. Ellos muy cuidadoso la pusieron y antes sus ojos se fue aquella pares mugrienta y observaron un paisaje todo verde y esplendoroso donde habían cosas nunca imaginadas por un ser humano. Ellos decidieron entrar y cuando pusieron un pie dentro broto una música excelente y ellos se quedaron estupefactos.

La pareja una ves observado todo, lo decidieron contar y aquel magnifico lugar se convirtió en una de las maravillas del mundo. A la entrada se coloco la extraordinaria lata que contenía en su interior la clave para descubrir aquel paraíso.

 

 

Diario secreto. Ayeesha M.G. GRAN CANARIA

Había una vez un pueblo muy lejano donde la mayoría de habitantes eran niños. Siempre se reunían en la plaza del pueblo después del colegio. Eran cinco niños y tres niñas de siete años de edad. María era la niña mas divertida del grupo, Felipe era el mas tímido de todos, Brenda era la mas gruñona, Antonio el mas hablador, Carolina la imaginativa, Jorge era el chistoso, Cristian el futbolista, Andrés el hippie y Carlos el niños recién llegado al pueblo que venia desde muy lejos para quedarse en casa de sus abuelos una larga temporada. Carlos se hintero al grupo gracias  a  Jorge, porque lo conocía desde siempre, ya que los padres de Jorge vivan al lado de la casa de los abuelos de Carlos. Carlos era un niño muy divertido pero le costaba abrirse a los demás. Una noche quedaron todos en casa de María ya que sus padres no estaba y les había dado permiso de quedarse sola con sus amigos para contar historias de miedo y hablar de cómo les iban sus vidas. Cuando estaban todos reunidos Carlos hablo y quería agradecerles por haberle ayudado a integrase en el grupo y  ser tan buenos amigos y es que a Carlos no le había ido muy bien en su infancia. En el colegio en el que estaba todos los niños lo despreciaban y no querían jugar con el. La causa era desconocía. Un día en el recreo, mientras paseaba, encontró una lata de refresco y le entro mucho la curiosidad. Cuando llego a su casa limpio la  lata con agua, la seco y se paso un buen rato mirándola.
Le llamo tanto la atención que utilizo la lata como diario, cada vez que le pasaba algo lo escribía en un folio y lo depositaba dentro de la lata. Carlos, cuando hacia eso, se sentía  mucho mejor y pensaba que no le hacían falta los amigos para sentirse feliz, hasta que conoció a sus amigos actuales. 
Todos los niños que estaban alrededor de Carlos se emocionaron al escuchar la historia y cuando Carlos termino de contarla todos lo abrasaron. 
Los niños relataron que aquella había sido una de la mejores noches de su vida y que no la cambiaria por nada del mundo. Todos prometieron ser amigos por siempre y que nadie se sintiera rechazado por los demás. Desde hay se reúnen todos cada viernes por la noche en casa de María a contarse sus anécdotas y a divertirse.



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Archivo "La Lata KAS" . Akaymo Oliva Azor. Gran Canaria.

Una noche de invierno, el frío asolaba a Alonso Quevedo a la salida del agotador trabajo en la casa de coches que le sustentaba. Como de costumbre después de un día repleto de automóviles, Alonso daba un paseo por la Avenida Marítima de Las Palmas rumbo a su casa.

Al llegar a su portal y entrar en el jardín de esa casa tan grande, lujosa y espectacular que su difunto padre le había dejado en su fallecimiento, al final de la calle oyó una lata siendo pateada por unas zapatillas negras, a esas horas era raro ver a alguien en la calle, mucho mas si se trata de un lunes. El individuo no parecía de fiar, vagando con una capucha negra, dando impresión de no estar ni siquiera en este mundo. Alonso, que no solo era rico, también de pequeño le enseñaron a ser caballeroso, haciendo acto de ello preguntó al individuo si le ocurría algo.

El individuo, casi sin levantar la cabeza, sacó la mano del bolsillo y… un sonoro disparo de pólvora y plomo impacto contra el tórax de Alonso Quevedo que perdía la vida junto al sonido que producía el instrumento con el que se le disparó.

Doce horas mas tarde, Maximus Nobile, mayordomo de origen ítaloamericano, llegaba a casa de Alonso Quevedo a la vuelta rutinaria de la limpieza de casas ajenas, encontró el cuerpo de su jefe en el suelo desnudo, con unas raras letras en el pecho y en su mano una lata.

Los policías estudiaron el caso durante dieciséis meses y ocho días, al no encontrar siquiera un sospechoso el caso quedo archivado como "La Lata KAS"

 



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"Por arte de magia".Iván Granados.Gran Canaria

Una tarde de verano Juan y Antonia dos enamorados se sentaban en un parque mientras enamoradamente bebían sorbito a sorbito del mismo vaso.

Era su 33º aniversario de boda , llegando a esta conclusión empezaron a pensar en las barbaridades que le habían pasado a su familia en estos últimos años desde su casamiento. La verdad es que hay un gran coincidencia  en lo de los años de su aniversario con Franco.

Franco se murió el mismo día que ellos se casaron y a partir de ahí solo le han ocurrido barbaridades a esta familia. Estuvieron buscando por todos los medios un bebe y después de largos años lo consiguieron pero en el tercer aniversario de su boda el bebe desaparece y a Antonio "por arte de magia" un problema en su vagina hace que no pueda quedarse embarazada por el resto de su vida.

Después decidieron adoptar a un niño en el 25º aniversario de su boda contento ellos un niño de color proveniente de África con 5 años de edad llena de luz a una familia marcada por la tragedia la frustración y desesperación.

Ya llevaba un año con el niño llamado Nicaragua empezó a cursar en el colegio del pueblo y esa familia ya era feliz pero a los dos años 27º aniversario de su casamiento y de la muerte de franco el niño desaparece y no lo encuentran más.

Después de meses de búsqueda se dan por vencidos y paralizan la búsqueda pensando que en el sitio donde este seguro estará feliz y contento.

Un noche en casa Juan y Antonia se ponen a pensar en si tiene que haber alguna relación entre lo sucedido a su familia con que tengan fecha de casamiento en coincidencia con la muerte de franco "por arte de magia" aparece una vela rodando por el marrón y lizo tapizado de la casa con un carcasa que en su parte exterior pone 27º aniversario de la muerte de Franco y se va la luz, deciden prender la vela y de repente sale franco de el interior de esa vela Juan y Antonia sin poder gesticular palabra quedaron anonadados ante lo que habían visto y Franco su primera palabra fue vuestros años de sufrimiento han acabo ellos emocionados empezaron a llorar y Franco solo les dio una condición para poder seguir teniendo buena suerte deberían de tener siempre consigo una lata de Kas de Naranja y nunca tirarla a la basura y que siempre permanezca en esa casa o con ellos encima, Franco antes de irse otra vez de donde vino dijo el bebe que ustedes tuvieron lo tiene una familia de Sevilla y Nicaragua esta en un internado en Segovia podéis ir allí a recuperarlos pero no os olvidéis no tiren la lata de Kas o volverán las maldiciones a tu familia.

El mismo día Antonio puso colgado de la pared la lata de Kas y salieron disparados en busca de sus dos hijos esta vez si con una ilusión que se transmitía por larga abertura de su boca y su mostración de dientes.

''La voz del oleaje''. Paula C.R. Gran Canaria.

Ágora era una chica de 16 años un tanto introvertida. Vivía dentro de sus propios pensamientos, y de esa forma ella se sentía segura.

No le gustaba relacionarse con los demás, los cuales le resultaban espectros que entraban y salían de su entorno como fantasmas, sin dejar si quiera un pequeño recuerdo dentro de la memoria de ágora.

En su mente solo existía ella, su amiga la conciencia, y un pequeño teatro imaginario que ella misma había construido y que poco a poco, le había regalado –desgraciadamente- , una serie de telones grandes, gruesos, y oscuros que ella misma había ido aceptando ingenuamente, sin saber que estos no le traerían más que tristeza, dolor, soledad, y sobretodo, ignorancia.

No sabía todas las maravillas y todo el color que había detrás de esos telones que la eclipsaban y no le dejaban ver la hermosa vida que tenia ante sus ojos, y esa misma que Ágora había despreciado, gracias a los problemas del pasado no olvidado.

Detrás de todos esos prejuicios y esa terrible cruz que no la dejaba vivir como los demás chicos de su edad, se encontraba una chica sensible, tenaz, y comprensiva, y hace exactamente un año, Ágora fue una chica que sabía apreciar las buenas cosas de la vida, como pasear por la playa con su adorable madre, mientras bebían una refrescante y sabrosa lata de Kas, su bebida favorita, ir al campo en un tarde soleada, para simplemente tumbarse entre los girasoles y contemplar el cielo anaranjado, bailar bajo la lluvia…

5 de abril de 2008.

La imagen del Sol entre los dos riscos, escondido como un niño travieso con ansias de juego, apuntaba las 7 de la mañana. Ágora, como todos los días después de la ida de su madre, daba su primer paso sobre la mojada y rubia arena de la playa y le encantó la sensación de frescor que ésta le produjo en la planta del pie.

No abandonaba el agobiante deseo de oír la voz de su madre entre el vaivén de las melódicas olas que la llenaban de paz y bienestar, diciéndole que ya había vuelto de su largo viaje alrededor del mundo, y esta vez venía para quedarse definitivamente.

[…]




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Un sueño latoso. Héctor Vega. Gran Canaria

la lata

Estaba yo un día en el campo de fútbol, vi una lata y le pegue una patada. Ella me miró y me sonrío. Me fui para mi casa, estaba todo muy oscuro y se oían ruidos muy extraños que daban miedo y lo más sorprendente es que cuando miraba hacia atrás el ruido paraba y no se veía nada. Eché a correr hasta mi casa, me bañe y me acosté rápidamente. Al día siguiente me dispongo a ir al instituto y al salir de casa allí estaba la lata, parecía que me esperaba.

Al finalizar las clases ese día, me preparo para salir y me vuelvo a encontrar a la lata que me sonríe de nuevo pero pasé de ella. Cuando estoy esperando a mi padre en la parada de guaguas veo como un coche la pisa y grita "crunchinchun" y me quede tranquilo. En la tarde vuelvo a ir al campo de fútbol y vuelvo a ver la misma lata. Yo quería pegarle una patada pero no podía, la escache e hizo el mismo ruido que cuando el coche la aplastó. Eche a correr hasta mi casa porque se oía el mismo ruido, de repente miro hacia atrás y veo miles de latas escachadas que me perseguían. Llego corriendo hasta mi casa y veo a un lado un puñado de miles de latas a un lado y otro puñado al otro lado, me quede paralizado y veía como se acercaban y me rodeaban de repente se tiran encima mía y gritan todas juntas "crunchinchun" y me convertí en una lata sentía como estaba sudando y de repente "zas" me caigo de la cama abajo. ¡Era un sueño!

La lata misteriosa. Patricia Tacoronte. Gran Canaria

Me encontraba un día en casa sola. Mis padres habían ido a trabajar y, como de costumbre, yo me quedaba sola. Aproveché el silencio de la casa para hacer los deberes y un trabajo que tenía que presentar el día siguiente. En medio del silencio sonó el timbre y yo estaba acostumbrada a abrir desde la parte alta de mi casa, con la confianza de que siempre eran mis abuelos y que no hacía falta mirar quien era. Pero nadie contestó. ¿Quién era? Muy asustada me asomé y ví que la puerta estaba cerrada; decidí ir a abrirla y no había nadie. Solo había una pequeña caja negra; miré hacia un lado y hacia el otro lado de la calle, pero no había nadie, ninguna señal, ninguna pista...

Cogí la caja y cerré la puerta. Me dirigí hacia el salón y me senté en el sillón con la caja en las manos. No sabía si debía abrirla pero tenía mucha inquietud de saber por qué esa caja era para mí. Pensé que podía ser un regalo o tal vez una gamberrada, pero decidí abrirla. Mi sorpresa fue al ver una lata y un sobre; sabía que se trataba de una broma de Ángel y Saúl. Abrí el sobre y decía... "Deberás entregar esta caja con la lata dentro; la lata contiene una bomba. Tú decides quién crees que debe abrir esta caja". Ya no sabía si era una gamberrada o una realidad. Creía que debía llevarla a algún sitio, pero nadie merecía abrir esta caja; pues me había llegado a mí y yo no podía decidir a quién darle esa caja negra con una lata, que en realidad era una bomba. Tampoco sabía en cuánto tiempo estallaría. Pensé que lo mejor sería dejar que las olas del mar se la llevaran. Fui con la caja hacia la playa que estaba por debajo de mi casa y dejé que la marea se la llevara para siempre. No entendí por qué el destino puso esa lata en mis manos... Nunca lo entenderé.




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¿Y si empezamos por una lata de KAS?


Una lata de Kas, una simple lata de Kas...