Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

La última lágrima. Cristina Pareja Guerra.

Me avisaron de lo que estaba ocurriendo. Llegué al hospital y con mucha rapidez cogí el ascensor para que me llevara hasta tu planta, la planta dos. Buscaba por todas las habitaciones.  Le preguntaba a los enfermeros, pero ninguno me sabía decir,  mientras que yo me daba prisa para llegar lo más rápido posible, hasta que la encontré. Me quedé plantada delante de la puerta, me daba miedo pasar.  Abrí  la puerta de aquella habitación, tú giraste la cabeza y me miraste. Solté un gran suspiro desde la nariz  y me acerqué a ti. Estaba parada enfrente tuya, y tú estabas en esa cama, agarrándome la mano para despedirte de mí, estabas tú más preparada para el fin que yo. Escuchaba atentamente tus palabras mientras estrechabas mi mano con más fuerza, no sé de donde sacabas esas fuerzas para hablar en estos momentos. Empezaste a recordar todos esos momentos tan felices que pasamos juntas.  Al escuchar todo eso noté como aparecía un nudo en mi garganta, pero quería parecer tan fuerte como tú. Poco a poco noté como mis ojos se llenaban de lágrimas, intentando hacer que expresara mis sentimientos, hasta que una lágrima se desbordo de mi ojo y cayó recorriendo mi mejilla. Desde ese momento ya no pude parar de llorar. Me pediste que acercara mi oído a tus labios, ya que te empezaban a fallar las fuerzas para hablar con claridad. Me susurraste un te quiero mientras mis lágrimas caían sobre ti. Me incorporé de nuevo, y asentí, correspondiendo al te quiero a la vez que mis ganas de llorar aumentaban. Me derrumbé y solté tu mano por un instante, quería darte mi último abrazo, así que lo hice como pude, aunque quería abrazarte con fuerza. Tenía miedo de hacerte daño, así que lo hice con suavidad.  También me abrazaste cómo pudiste  y  te besé la mejilla, esas mejillas arrugadas que tanto me gustaban. Ya llegaba el fin, mientras nos mirábamos veía como tus ojos comenzaban a cerrarse. Cerraste los ojos para siempre, pero pude observar como  de tu ojo izquierdo brotaba una  lágrima…Tú última lágrima. 

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