Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

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La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



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El miedo que nos paraliza. Haridian Ramos Vega

El miedo que nos paraliza

Durante nuestra vida conocemos muchos tipos de miedos como por ejemplo el miedo a la oscuridad o el miedo a las alturas. Pero hay uno, sólo uno, que es diferente para cada persona, ese es el miedo que nos paraliza. Para mí ese miedo es el de no saber cómo vivir sin esa persona con la que has planeado pasar el resto de tu vida, cómo continuar. Yo he sentido ese miedo y aún, en ocasiones, lo siento.

Nos conocimos en un verano, yo tenía dieciséis y él, Lucas, dieciocho. Desde ese día pasábamos todo el tiempo junto. Por mi dieciocho cumpleaños nos hicimos un tatuaje en la mano, un corazón. Esa misma noche subimos al tejado de la casa de sus padres,  hablamos de cómo sería nuestro futuro e hicimos un pacto: nunca estar uno sin el otro, pero nunca planeamos que un día lo iba a perder.

 Cuando entré en la universidad alquilamos un piso en la ciudad para vivir juntos mientras yo estudiara. Él dibujaba, le encantaba dibujarme sobre todo en las tardes en las que tenía que estudiar.  Tenía cientos de dibujos míos. Solíamos salir todos los fines de semana que podíamos a visitar el museo del Prado. Teníamos planeado un viaje a París, después de que terminara mi primer año de carrera, para visitar el museo del Louvre y la Torre Eiffel.

Algunas veces discutíamos, pero no era por nada que no se pudiera solucionar. Pero esa noche tuvimos la peor discusión de todas. Él cogió el coche y se fue yo intenté que no lo hiciera ya que estaba demasiado alterado pero no me hizo caso. De madrugada sonó el teléfono, eran sus padres, me dijeron que había sufrido un accidente y que no había sobrevivido. En ese momento sentí ese miedo que me paraliza, no sabía como iba a seguir mi vida sin él. Los siguientes días del accidente me quedé en el piso y no fui a la universidad. Quise dejarla pero me acordé que gracias a Lucas, a su apoyo y a su ayuda, había entrado en la carrera y la terminé por él. En los siguientes cinco años mi vida fue un desastre. No salía mucho, solo a trabajar y a hacer la compra, lo único que hacía era llorar y recordar a Lucas. Uno de esos días en los que me quedaba en casa vi uno de sus dibujos de la Torre Eiffel. Recordé el viaje que teníamos planeado hacer a París y decidí ahorrar y hacerlo. Cuando ahorré el dinero suficiente para viajar salí hacia París. En el viaje conocí a un chico, se llamaba Christian. Cuando estaba con él conseguía olvidarme de Lucas. Estuvimos juntos tres años y al cuarto nos trasladamos a una casa que sus padres le habían comprado en París. Ese mismo año me pidió matrimonio y al siguiente nos casamos. Y, aunque ahora esté casada con Christian, no he olvidado a Lucas y nunca lo haré porque lo amé como nunca amaré a nadie y lo seguiré haciendo toda mi vida.

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