Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

El Citopeco. Fernando Bañolas. Gran Canaria.

EL CITOPECO.

Hace unos días me encontraba solo en mi casa y la curiosidad hizo que entrara al sótano a ver mi viejo baúl de recuerdos. Lo primero que encontré al abrirlo fue un viejo álbum de fotos cuyo título era "Nosotros y nuestras locuras". Después, varios disfraces de carnavales cuyas fotos se encontraban en el álbum, entre tanto disfraz también acerté a encontrar mi vieja equipación de montar en moto un poco rota, la conservaba como un soldado de la guerra guarda su uniforme. Nunca llegué a pensar que había guardado tantas cosas en ese baúl, pero hubo una en especial que llamó mi atención una vez más, el Citopeco. De él, recuerdo llevarlo a todos lados conmigo, desde que me lo regalaron hasta el día que creí darlo por perdido. Debió de haberlo guardado mi madre, pues no hacía más que decir que debía relacionarme con la gente y no solo con un estúpido muñeco al que llamaba Citopeco. Pero para mí no era un simple muñeco, cuando me preguntaban por él, yo decía que era una especie de Chucky pero muy bueno, como Pinocho pero de verdad. Por esta razón no tenía amigos, teniéndolo a él no me hacía falta nadie más. Mis padres se preocupaban mucho por mí y me llevaron a varios psicólogos de la ciudad, pero todos coincidían en que no padecía nada. Por muy extraño que suene, de alguna manera natural o paranormal aquel muñeco tenía vida. Ahora que lo he vuelto a encontrar no tengo planeado volver a ser como antes, pues he comprendido que cuando alguien tiene problemas y necesita apoyarse en alguna persona o un hombro en el que llorar, como el calor humano no existe ninguno. Además, deseo en un futuro formar una familia y querer a alguien que pueda expresar sus sentimientos hacia mí. Por esto, querido Citopeco, te devuelvo al baúl, adiós viejo amigo.

Cuando suene el teléfono. Fernando Bañolas. Gran Canaria.

CUANDO SUENE EL TELÉFONO.

Cuando suene el teléfono debemos arriesgarnos a contestar como si fuera una nueva aventura. Un día al sonar puede estar al otro lado un asesino y tus actos pueden salvar la vida de muchas personas, puede ser un concurso de la tele, muchas y variadas posibilidades. Pero no es el tipo de llamada que yo espero, yo espero su llamada. La de esa persona por la que tanto lloré y pasé noches junto al teléfono. Espero su llamada como si del primer día se tratase, por eso cuando suene el teléfono en mi cara se dibuja una sonrisa. Pero si no es ella no me decepciono, pues más vale no esperar nada y sorprenderte a esperarlo todo y decepcionarte.

Vaitiare Falcón Mederos. Gran Canaria

El citopeco

Era en aquella plaza, en aquella tarde de verano cuando de repente me dio por dar una vuelta por el parque, allí vi que estaban haciendo o preparando un baile, que la temática era la Edad Media. Fue entonces cuando me quede un rato más para ver como preparaba todo aquello, y la verdad es que iba quedando bien. Cuando ya era tarde regrese a mi casa y pensé, sería divertido ir a ese baile y fue entonces, cuando pensé porque no ir, y así nos divertimos un poco. Cuando llegue de nuevo a la plaza estaba el cartel el baile, era el sábado a las 8:30 no estaba mal el día y además no tenía nada que hacer pues de repente escucho, citopeco me quede extrañada pero nada seguí y seguí escuchando esa palabra, hasta que me fui a mi casa cuando llegue, me acosté . Cuando ya, llego el día del baile estaba nerviosa porque, no sabía como iba a hacer aquello, cuando llegue allí pues la verdad estaba bastante bien, no me lo esperaba había más gente de mi edad lo que había una cosa extraña. Todo el mundo decía citopeco, cuando un chico me invito a bailar, le dije que si, estuvimos hablando y bailando hasta que la canción termino, y de repente me dice citopeco y le dije que, que significaba y no me contesto cuando el baile finalizo y nos fuimos todos a casa. Llegue despernadamente a buscar esa palabra, que tan extraña me tenía, la busque y la busque pero nada. Llegaron mis padres y me dio por preguntarles que  significaba citopeco y ellos,me contestaron que era una palabra la cual, le podía dar el significado que yo quisiera y la verdad que me quede impresionada por qué, toda palabra tiene un significado. Pero esta no, y eso era lo más curioso.

Vaitiare Falcón Mederos. Gran Canaria

Cuando suene el teléfono

Todo ocurre una tarde de un concierto cuando estábamos unas amigas y yo, en aquel concierto tan esperado, cuando de repente llegando a la entrada, dando las entradas al hombre que las estaba recogiendo, me di la vuelta y nos faltaba una ..

Las demás chicas y yo, estábamos tan preocupadas que nos daba igual el concierto, había desaparecido una amiga y lo que menos nos importaba era aquel concierto, lo más preocupan te era encontrarla a ella. Pero de tanto buscar, no había señal de ella, no sabíamos dónde estaba después de todo, nosotras nos fuimos a una plaza, que había cerca y no sabíamos que decir o que contar a la madre. De repente cuando sonó el teléfono era ella, y  todas estábamos atentas y le preguntamos que donde estaba, y de repente nos dice estoy en el concierto donde están ustedes. En ese momento nos quedamos sin palabras.

el citopeco. Jaime Auñón Corrales. Gran Canaria

Aquel raro y enorme, banco en el que yo andaba sentado en aquel día de
verano, con la sombra de la tarde sobre mi y una extraña sensación de
vigilancia, pero yo no me separaba de mi móvil y mi música, estaba
enganchado, me costaba estas un par de horas sin él, pero me había
quedado sin batería de haber seguido usándolo, tuve que parar y
guardarlo en mi bolsillo, a sabiendas de que me quedaba poca batería,
mientras eso yo me aburría sentado sin saber muy bien qué hacer, pero
estaba muy a gusto, hasta que se cayó la noche, eran casi las 3 de la
mañana, que raro en mi que no estuviese muerto, y no, no había estado
sentado todo el día en aquel banco, al poco de quedarme sin batería me
fui a dar una vuelta por la playa, pero termine volviendo a ese banco
horas después, bueno como iba diciendo, me quede dormido en aquel
banco, era raro llevaba un par de cafés y un par de red Bull pero será
de tantos que ni me afectan, aun así me quede dormido en aquel banco,
menos mal que era una calle poco transitada y no me vio nadie, bueno
no me vio pero yo si vi algo inusual, una sombra grande, y eso que la
oscuridad era total, una silueta estrecha y alta y unos restos de
sangre, os podéis imaginar el panorama, era una película de miedo y yo
era el pringado que se cargan, pero no, al despertarme seguí los
restos de sangre hasta que vi a un muerto, era un panorama que no de
daba asco y eso que tenia las tripas fuera y había sangre por todos
los lados, era raro para que mentir, pero tenía sueño y intente volver
a mi casa, pero no tarde mucho en que me atacase un bicho, un bicho
muy feo, tenía mucho pelo, una boca ,dos ojos ,una nariz ,dos orejas,
era alto y tenía los pies grandes, típico, pensé que era bigfoot. Me
salve y por ponerle un nombre la llame citopeco, pero solo porque era
más feo que un pie mugroso...

cuando sono el telefono. Jaime Auñón Corrales. Gran Canaria

me encontraba yo en medio de un extraño sueño, solo había vacio a mi
alrededor, un simple color blanco y un aroma a limpio, ¿o era a
muerto? no se me recordaba al de un hospital, bueno que me pierdo.
Solo podía llegar a ver una luz al final, era como la típica de las
películas de fantasmas y cosas de esas, parecía que te llamara, pero
yo no oía nada, me estaré quedando sordo hasta en sueños, mañana me
paso por GAES, no tengo nada mejor que hacer. Otra vez me eh liado,
sigo, me dirigí hacia la luz, era obvio que nunca llegaría a ningún
sitio, pero seguí hacia delante, cuando de repente un fuerte espasmo
retorció mi cuerpo, un fuerte brinco, era el maldito teléfono para no
variar era de movistar, pero quien me iba a decir a mí que me iban a
llamar tan temprano...era de suponer y de echo a si fue que les puse a
parir, y amenace con darme de baja, pero me cortaron.

Relato corto: El Citopeco. Judith Moreno Moreno (Gran Canaria)

              Aquel día en el parque, leyendo tranquilamente mi novela, se me acercó un niño de unos seis o siete años, aproximadamente, y me confesó que no tenía amigos. El pequeño se llamaba Damián y según él, vivía en un lugar llamado el Citopeco. Yo pensé, qué imaginación tienen los chicos de hoy en día, escuchan una palabra al azar y la transforman en mundos mágicos y fantasía.
       No conseguía creer todo lo que Damián soltaba de su boca, con una cara extremadamente seria, cualquiera que lo escuchaba hablar creería que está loco. Pues yo dejé mi novela a un lado y opté por seguir al niño hacia el lugar que él llamaba el Citopeco.
       La gente que me veía atravesar el parque con el libro bajo el brazo y siguiendo al niño, como si de un juego se tratara, s quedaba estupefacta. En menos que canta un gallo logramos salir del gran parque e ir a las afueras de la ciudad donde un bosque de inmensa espesura escondía una belleza exuberante de flores y animales de especies muy variadas. De pronto Damián empieza a emitir un extraño sonido con dos palos y hace un ritmo inquietante.. Cuando para, transcurren unos segundos y de la nada aparece un riachuelo y un puente precioso que dividía dos mundos en el paisaje. Al otro lado del puente no se veía nada, como si del abismo se tratara.
       Aquel chico había desafiado todas las ciencias posibles con su música. Damián me cogió de la mano y cruzamos juntos el puente. Y para mi desgracia, todo lo que dejamos atrás desapareció. Imaginando que era un sueño, comencé mientras Damián me enseñaba animales y plantas jamás vistas, y algo más extraño, él se comunicaba con aquellos seres mediante los palos y haciendo música.
       Pasadas unas cuantas horas le dije a Damián que sería mejor volver porque nuestros familiares estarían preocupados. Y ahí fue cuando el niño de siete años me contó su historia, pero creo que es mejor no recordarla, fue verdaderamente triste.
       Para olvidar aquel crudo momento que habíamos pasado, lo distraje un poco investigando por aquel mundo mágico y le pregunté que si no habían humanos. A lo que él me respondió que iban camino del castillo donde viven los humanos.
       Unos minutos después, llegamos al gran castillo y a la puerta nos esperaban ansiosos un chaval de más o menos mi edad y un señor y una señora con coronas.
       Yo cada vez me asombraba más, el niño no había mentido con nada y su misión era llevar a una chica para contraer matrimonio con el príncipe, y el destino me había elegido a mí.
       Todos intentaron convencerme con que me quedara y viviera allí el resto de mi existencia, pero yo no podía olvidar todo y desaparecer en una simple fantasía, por mucho que quisiera hacerlo, no podía. Corrí todo lo que pude y cuanto mis piernas me permitieron, claro. Llegué al puente y no conseguía recordar los sonidos, estaba perdida en aquel lugar sin retorno. Mis lágrimas no tardaron en caer al suelo y la tristeza convirtió aquella tierra en una pesadilla, fue horrible. Pero pronto, Damián consiguió alcanzarme y me pidió perdón, seguido de sonidos que hicieron aparecer la vida real, abracé a Damián y crucé el puente. Desde entonces no lo he vuelto a ver, ni me he aventurado en el bosque.

Relato corto: Cuando suene el teléfono. Judith Moreno Moreno (Gran Canaria)

              ¡Esto no puede pasarme a mí!. Llevo ya tres días esperando a que suene el teléfono y ver en la pantalla su precioso nombre. No lo entiendo, de verdad que no consigo entender por qué ya no piensa mi cabeza sino que actúa mi corazón.
       Estoy tan enamorada que los segundos parecen horas, aquí, sola. Nadie puede ayudarme a salir de este mundo de fantasía y sufrimiento en el que me encuentro.
       Es de noche, la luna se ha escondido, ni ella quiere alumbrar mi vida. He intentado dormir, pero mi mense te llena de pensamientos cada vez que mis párpados esconden mis pupilas.
       ¿A quién quiero engañar?, ha pasado tiempo, está claro que no llamará. Mi sufrimiento será eterno, pues creo que me he enamorado, y ahora se va, y con él mi corazón. Estoy mendiga de alma y razón pero no hay vuelta atrás, lo hecho, hecho está.

El citopeco. Guillermo González Almeida. Gran Canaria

El citopeco

 

Posiblemente todos han escuchado alguna palabra extraña y que casi ni se usa, bueno es que nosotros, los jóvenes, vamos modernizando el lenguaje. Soy un chico de campo, y he escuchado palabras raras, y que al decirlas suenan mal, o lo que nosotros decimos, que son ''feas''. Pero ninguna me ha llamado tanto la atención como esta, ''citopeco''. La oí cuando unos viejillos hablaban entre ellos, no creí conveniente entrar en su conversación, para preguntarles el significado de dicha palabra. Pero me intrigó mucho, por lo que caminé mientras pensaba en qué sería esa palabra tan extraña. ¿Será un insulto? ¿Un objeto? ¿Un adjetivo? La verdad es que no lo sabía, pero estaba buscando solución a este problema. Lo único que se me ocurrió fue ir a casa de mi abuelo, seguro que él sabía el significado. Me dispuse dirección a su casa, estaba muy lejos, así que aproveché para sacar el móvil del bolsillo, y escuchar un poco de música. La puse al tope, muchos me dicen que soy un exagerado, pero a mi me gusta así, si bajo el volumen es como si no sintiera la música. Mientras caminaba, me topé con mucha gente conocida, pero no me paré a hablar con ellos, estaba preocupado por saber esa dichosa palabra. Soy muy cabezudo, cuando se me mete una idea en la cabeza, hago lo posible y lo imposible por conseguir lo que quiero, y esta vez era saber el significado de ''citopeco''. Por fin, después de un buen rato caminando, llegué a casa de mi abuelo. Llamé a la puerta, nadie contestaba, ya me estaba empezando a enfadar, no me cabía en la cabeza haberme pegado todo ese trayecto para nada. Por lo que entré por la puerta de atrás, forzando un poco el picaporte. Sinceramente, me sospechaba que el abuelo estaba durmiendo, y así fue, cuando duerme parece que no es una persona, lo juro, más bien parece un oso hibernando. Hace un montón de ruido cuando ronca, además es dificilísimo despertarle. No sabía que hacer ante esta situación, así que lo que hice fue hacerle una broma, para divertirme un poco. Fui a la cocina cogí un bote de nata, se la coloqué en una mano y le acaricié la cara. Por inercia llevó la mano a la cara para rascarse, pero no sabía que se iba a manchar todo. Se  levantó, y se preguntó ''¿Qué ha pasado aquí?''. Hasta que salí de mi escondite detrás del sillón, y ya se supuso todo lo ocurrido. Aproveché que estaba despierto y le pregunté el significado de ''citopeco'', se sorprendió de la pregunta pero también se rió.  Me dijo que me sentara, que se iba a limpiar y que ahora venía. Estaba esperándole en el sillón, cuando me di la vuelta y le vi con un cubo lleno de agua. Me lo tiró, y me dijo, citpeco es lo que tú y yo somos, unos verdaderos bromistas. Tras escucharle empecé a reír, fue un momento muy gracioso.

Cuando suene el teléfono. Guillermo González Almeida. Gran Canaria

Cuando suena el teléfono

 

Era un día tranquilo en el que estaba tumbado en la cama, sin saber que hacer. La verdad, no tenía ganas a nada. Estaba deprimido, por la situación en la que me encontraba, no era nada importante. Solo es que me estreso con tonterías y no se van de mi cabeza. Se me ocurrió una cosa, quería verla, sabía que ella es la única capaz de sacarme una sonrisa por muy mal que esté. Es fantástica, se preocupa mucho por mí. El día anterior, ella sospechaba que me ocurría algo, será porque me vio raro, no era yo mismo. Sonó el teléfono, me levanté a cogerlo. ¡Era ella! Me dijo que iba a venir a verme. Yo ya estaba muy feliz, con ella me encuentro genial, me olvido de todo lo malo. Solo soy capaz de pensar lo afortunado que soy al tenerla a mi lado.

El Citopeco. Daniel Déniz Armas. Gran Canaria.

Estaba pasando el fin de semana en casa de mis tíos en el campo, un día, me aburría tanto que empecé buscar algo que fuera interesante en la casa pero lo único interesante que había era el perro del vecino, que solo se acercaba a la casa para mear.

Y pasé el fin de semana más aburrido que una manzana picoteada esperando a pudrirse. No... si al final lo paso mejor con mi abuelo que es paralítico y habla de vez en cuando; ahora que estoy hablando sobre mi abuelo me acuerdo una vez que el abuelo decía que mis tíos son unos citopecos (que hasta el momento no sabía que significaba) que lo único que saben hacer es aburrir y sacar de quicio a las personas, y también estuvieron casi dos años intentando que le diera toda la herencia a ellos, pero mi abuelo nunca cambia nada que ya ha hecho.

Bueno ahora creo que si sé a lo que se refería el abuelo con eso de "son unos citopecos", si fuera un diccionario diría: "persona monótona y aburrida que sólo actúa para el bien de sus intereses."

 Como deseo que se acabe este día....

Cuando suene el telefono . Martín Alzola Domínguez

                                             Cuando suene el teléfono.

 

Fue repentino.

No me lo esperaba, mira que me habían avisado, pero no me lo creía.

Era demasiado extraño, un poco fantasioso, me atrevería a decir.

Pero ocurrió, ese jueves para mí fue distinto, fue especial, lo estaba viendo y me resultaba inimaginable.

Allí estaba Juan, frente  toda esa gente y todo el mundo viéndolo, entonces……Sonó el teléfono… sabía que era el… estaba clarísimo lo veía venir… pero...no tenía ni idea de la preguntita del "¿Quién quiere ser millonario"?

Mira que se lo dije… llama a Pepa que ella se traga todos estos programas … y pensé …"Ya está este se queda en esta ronda".

 

El Citopeco. Martín Alzola Domínguez

El Citopeco.

Ese extraño ser, nadie lo ha visto con claridad pero algunos aseguran que no es de buen ver, dicen que es tan horrible que las piernas se te congelan y la sangre te tiembla….                        ¿O era  al revés ?...Da igual, aun así el Citopeco es Espantoso, es mejor que no te cruces con el por una esquina…en una curva si pero nunca en una esquina…. El Citopeco se alimenta salvajemente….No deja rastro de su presa, ¡Ni la factura del Burger! El Citopeco es un alma en pena, vaga por las calles en busca de diversión. (No apta para menores).

Cuenta las historias de gente que ha lidiado con El, un niño en concreto a declarado que le vio         y al intentar huir el Cito (Para abreviar) según el niño el Cito le perseguía y el corría y corría, cada vez mas pero el Cito no paraba, iba tambaleándose de un lado a otro, cayéndose,   levantándose,  chocándose contra todo , el niño llego a su casa y se refugió en ella , estaba salvado , su casa tenia escaleras el peor enemigo del Citopeco(Una escalera le jugó una mala pasada). Otros cuentan que el Citopeco no es malo solo esta poseído por el líquido de fuego.

Yo por lo pronto nunca le he visto, ni quiero, pero creo que si él se propusiera cambiar lo conseguiría, es solo una bestia por fuera, por dentro es una bella  "cosa" solo necesita cariño, amor, una familia, un hogar, (Un par de palos) solo necesita apoyo .Lucha para las familias arruinadas por los Citopecos! ¡Es un peligro para la sociedad tenemos que cambiar, no mas Citopecos sueltos por las calles, más ayuda!

A todas estas… no les he dicho lo que es un Citopeco… si os creéis listos adivinarlo y apoyar esa lucha, ¡No más Citopecos!

El citopeco. Mª Del Pino Alemán Castellano. Gran Canaria.

Era sábado por la noche y habíamos quedado todas las chicas que estudiábamos primero de magisterio y algunos chicos que estudiaban allí también, o que eran pareja o amigos de las otras chicas. Pues habíamos quedado a las nueve en las arenas para ir al cine y después ir a cenar por hay a donde nos cuadrara, para celebrar el cumpleaños de un compañero.
Nos vimos tod@s en el cine a las nueve, pero que si esperábamos a que llegaran todos y que si nos decidíamos por la peli, que íbamos a ver nos dió las diez y media en la puerta del cine.
Cuando salimos ya eran las doce de la noche, entonces decidimos ir a dar una vuelta por las canteras, estuvimos caminando como una hora y media, luego parámos y nos sentamos en la orilla del mar y un compañero, trajo la guitarra que la tenía en el coche y nos pusimos a cantar, cuando de repente se levanta Jose el cumpleañeros asustado, nosotros le preguntábamos que, que le pasaba, pero él estuvo como un minuto en pausa, hasta que dijo; miren allí junto a aquella roca, cuando miramos vimos como salía algo gigantesco del fondo del mar, era un citopeco gigante, que cada vez se acercaba más a la orilla. Nosotros salimos corriendo hacia la avenida, para poder visualizar todo lo que hacía el citopeco desde lejos, no sea que sus intensiones fueran atacarnos y nosotros nos quedaramos allí quietos.
Estuvimos como cinco minutos observando todos sus movimientos  y actuaciones, pero no era mas que salir a la superficie y volver. Entonces decidimos ir a triana para comernos algo y para que Jose se tranquilizara, por el tremendo susto que se llevó.
Cuando estábamos en triana cenando, dice Luis, un compañero, miren hay viene el citopeco, pero era para reirse de la reacción de Jose, que el pobre se llevó otro susto cuando le dijo que el citopeco se acercaba a él y que se iba a comer su tarta de cumpleaños. Pero no habían pasado ni diez minutos de que Luis, había dicho ese comentario absurdo, para que se oyera a toda la gente que había en toda triana levantada por ver a un gigante caminando por sus calles, era el citopeco, que nos venía siguiendo desde las canteras hasta triana.
Cuando Jose lo vió se desmayó, pero nosotros no fuimos ni ha socorrerle, nos quedamos quietos, observando la actuación del citopeco.
Nos pensábamos que lo que quería era hacernos daño, pero no fue hací era un robot gigante y muy amable, que lo que quería era hacerse amigo nuestro ya que fuimos los primeros en verlo cuando llegó a las canteras.
Pues su reación fue cojer a Jose y saludarlo para que este viera que no quería hacerle daño y así fue. Cuando Jose lo vió se levantó de inmediato y se recuperó cuando se dio cuenta de que no quería hacerle daño. Al final terminaron siendo amigos y el citopeco se encariñó con nosotros por lo que quería venirse con nosotros, pero le dijimos que no, que él tenía que volver con su familia así que lo acompañamos a las canteras y se fue.

Cuando suene el teléfono. Mª Del Pino Alemán Castellano.

Era viernes, día en que empezaban las clases en los institutos. Yo me había pegado todo el verano estudiando para presentarme a las oposiciones de magisterio, ya que había termina la carrera el año pasado y como aún no me habían llamado a trabajar, decidí estudiar las oposiciones para ver si podía encontrar trabajo, ya que con la tremenda crisis que había, encontrarlo en aquellos momentos era super dificil. Bueno pues cuando terminé el examen me dijeron que si aprobaba me llamarían a trabajar con la misma y que tendría que ir rapidamente al instituto que ellos me dijeran, ya que los alumnos no podrían perder clases desde principio de curso. Y porque estaban escasos de profesores y nada mas ellos valoraran nuestros resultados que sería dos o tres semanas después del examen, esperáramos a que sonara el teléfono y que si no acptabamos el trabajo , iríamos al final de la lista y tendríamos menos posibilidades de entrar a trabajar.
Pues se pasaron todo el viernes sin llamarme, por lo que ya durante el fin de semana tenía menos posibilidades; y yo cada vez me iba haciendo más a la idea de que me iba a quedar otro año más sin trabajar, aunque yo en el fondo no creía que fuera a suspender el examen.
Mi pareja también era profesor, pero él de matemáticas, ya que había intentado estudiar para ingeniero pero no salió como él esperaba y terminó siendo profesor.
A mi desde pequeñita me venía gustando la música, por lo que decidí entrar en el conservatorio y especializarme en piano, y poder dar clases junto a mi pareja, a mis familiares, compañeros que tuve en el instituto y otros que iban a clase de música, a la Escuela de Música y Danza de Santa María de Guía, y a todos aquellos profesores que en suépoca me dieron clase.
Bueno pues el domingo por la mañana acabada de levantarme sonó el teléfono y eran de la consejería de educación, para llamarme a trabajar el  lunes a las ocho de la mañana en el IES GUÍA, instituto en el que yo estudié  cuando fui joven. Allí estuve dando clases toda mi vida, hasta mi jubilación, e hice muy buenos compañeros que cuando yo era joven eran profesores gruñones.

El citopeco. Raquel Henríquez Monzón.

Era un verano como otro cualquiera, me iba de vacaciones como cada año
con mis padres. Esta vez nos fuimos a California, un paraíso de las
playas y el surf. Eran ya las 9:00 de la mañana y nos dirigimos
hacia el aeropuerto. Al llegar tuvimos que esperar montón de tiempo
para facturar hasta que por fin llegó la hora de subir al avión.
Pasamos varias horas hasta por fin llegar a California. Al llegar nos
alojamos en un lujoso hotel de 5 estrellas. Yo como siempre, cogí y me
largue lo antes que pude a conocer todos los lugares que pudiese. Salí
del hotel y me adentré por un callejón que había por allí.
Fui caminando por un estrecho sendero del que cada vez mas dentro iban
apareciendo conchas. Seguí caminando y aparecí en una playa llena de
conchas por todas partes. Estaba repleta de ellas, por todos lados, no
había un solo rincón en el que no hubieran. Me extrañe mucho y mire a
mi alrededor y fue entonces cuando vi una concha enorme al final de un
pequeño paso cubierto por rocas y un pequeño riachuelo. Me acerqué
para examinarla mejor, era enorme, era incluso mas grande que yo. Me
acerque más y mire dentro de ella. Dentro se encontraba una especie
de perla dorada que no dejaba de brillar. Era preciosa, resplandecía
tanto como un día de sol en pleno verano.
La cogí para observarla mejor cuando entonces todas las conchas
empezaron a abrirse y a cerrarse como locas. Me asusté y salí
corriendo sin darme cuenta de que tenía la perla en la mano. Al salir
de aquella playa llegué otra vez al principio del callejón y me dirigí
al hotel. Cuando llegué a la habitación mis padres habían dejado una
nota avisándome de que se habían ido a comer.
Entre al baño a lavarme la cara cuando me di cuenta de que tenia la
concha en la mano. Me puse a examinarla cuando vi que tenia algo en el
interior.
La cogí con una mano, la apreté bien fuerte y la estampe contra el suelo.
De su interior salio una especie de polvo que salio disparado delante
mi y empezó a formar una figura extraña, era un citopeco.

Cuando suene el teléfono. Raquel Henríquez Monzón.

Hay cosas que por mucho que crezcamos, que pasen los años, no debemos
de olvidar. Las historias de la abuela, el beso de todas las noches de
mamá, la primera palabra, los primeros pasos, el primer amigo, el
primer beso que el chico que te gustaba te dio, la primera persona de
la que te enamoraste con el alma y pensaste que siempre sería lo que
un día fue, que estarias enamorada siempre y ahora te das cuenta de
que todo era una ilusión, de que las cosas tienen su fin, de que todas
las historias tienen un final. He llegado a la conclusión de que por
mucho que te he querido, y admito, te siga queriendo tu no eres bueno
para mí, sin quererlo lástimas mi corazón. Quieres luchar por algo que
no vale la pena, aún sabiendo que no la vale, pero aún asi sigues
luchando por ello. Sin quererlo creo que me he obsecionado contigo y
no puedo seguir con esta adicción a tí, esto no es sano. He tomado la
decisión de decir que quiero terminar esto. No quiero que me mires, ni
que te acerques a mí y mucho menos que me llames. Por mucho que
quieras seguir, que pongas todo tu empeño en querer arreglar la
situación ya es tarde, es tarde para tí, es tarde para nosotros. Puede
que luego me arrepienta. Tengo la costumbre de hacer cosas de las que
luego siempre me arrepiento. Pero ya no hay vuelta atrás, aunque luego
me arrepienta y te heche de menos, la vida nunca te pondrá un cartel
luminoso que diga: "Ahora es el momento o no" ¡ Así que hazlo ! Así
que sin saber si es el momento o no de terminar esto lo haré, te
dejaré marchar, aunque luego puede que te extrañe, pero no me pienso
amargar. Así que te aconsejo que no me llames porque para cuando suene
el telefono será demasiado tarde porque yo ya no estaré aquí.

Cuando suene el teléfono. Raquel Henríquez Monzón.

Hay cosas que por mucho que crezcamos, que pasen los años, no debemos
de olvidar. Las historias de la abuela, el beso de todas las noches de
mamá, la primera palabra, los primeros pasos, el primer amigo, el
primer beso que el chico que te gustaba te dio, la primera persona de
la que te enamoraste con el alma y pensastes que siempre sería lo que
un día fue, que estarias enamorada siempre y ahora te das cuenta de
que todo era una ilusión, de que las cosas tienen su fin, de que todas
las historias tienen un final. He llegado a la conclusión de que por
mucho que te he querido, y admito, te siga queriendo tu no eres bueno
para mí, sin quererlo lástimas mi corazón. Quieres luchar por algo que
no vale la pena, aún sabiendo que no la vale, pero aún asi sigues
luchando por ello. Sin quererlo creo que me he obsecionado contigo y
no puedo seguir con esta adicción a tí, esto no es sano. He tomado la
decisión de decir que quiero terminar esto. No quiero que me mires, ni
que te acerques a mí y mucho menos que me llames. Por mucho que
quieras seguir, que pongas todo tu empeño en querer arreglar la
situación ya es tarde, es tarde para tí, es tarde para nosotros. Puede
que luego me arrepienta. Tengo la costumbre de hacer cosas de las que
luego siempre me arrepiento. Pero ya no hay vuelta atrás, aunque luego
me arrepienta y te heche de menos, la vida nunca te pondrá un cartel
luminoso que diga: "Ahora es el momento o no" ¡ Así que hazlo ! Así
que sin saber si es el momento o no de terminar esto lo haré, te
dejaré marchar, aunque luego puede que te extrañe, pero no me pienso
amargar. Así que te aconsejo que no me llames porque para cuando suene
el telefono será demasiado tarde porque yo ya no estaré aquí.

Recortando. GDC. Máster

Tengo que estudiar
    <<Alemania… Berlín. Francia… París. ¿Bélgica?... un melón. Yo creo que un melón me vendría bien. Qué buenos son. Fijo que así estudio. Cojo un poco de aire, me como un cachito de melón y luego estudio. Media horita, no es mucho... Bélgica… Bélgica… luego lo miro. Geografía, el martes, lengua el jueves… Muchos exámenes y poco tiempo…>>
    <<Para el próximo empiezo a estudiar antes. ¿Y dónde compro el melón? Bélgica, Bélgica… ni idea, tendría que haberlo mirado antes. Cerrado. 15 minutos, bueno, tengo tiempo. Ya sé, ya sé… abajo seguro que está abierto. ¿De dónde era la familia esta de la tienda…? Sí, hombre… este país que está al lado de… entre Mauritania y… lo ves, tengo que ponerme a estudiar>>
 
– Buenos días.
 
    <<Yo no veo melones…>>

- ¿Tiene melones?.
 
    <<Nada… mala suerte. Ya ha pasado la media hora… tengo que estudiar. Sí, venga. Llego, me siento y no me levanto más hasta que me sepa todas las capitales. Tampoco es tan chungo… Georgia… ¿pero Georgia es un país? Bélgica… entre Georgia y Bélgica… estoy bonito yo para aprobar…>>

-    Mishi, Mishi… gatito, ven.

<< Se parece a Peluso, gris. Le queda poca comida. Me acerco un momento y le compro una lata. Y luego sí que sí… Bélgica… Sara, Sara… en la tienda atiende a esta hora Sara. Esta vez no te pongas nervioso, Pablo… que se te pone cara de tonto>>.

VOLVEMOS EN CINCO MINUTOS.

<< ¿Y este cartel ahora? ¡En rojo! ¿Será el pintalabios rojo de Sara? Qué bien le queda… nada, esperaré aquí y luego me pongo a estudiar>>.


El Citopeco-Pablo Sanjuan Montesdeoca

EL CITOPECO-Pablo Sanjuan Montesdeoca

Un día de verano, mi familia y yo nos fuimos a pasar las vacaciones al
Pirineo Catalán, con intenciones de hacernos un recorrido por el Valle
de Ordesa, Una de las caminatas que mas me gustó, fue cuando subimos a
la falda del Pico Aneto, en la falda de este hermoso pico, había un
valle, todo estaba verde, a pesar de la época, lo cruzaba un riachuelo
con las aguas heladas pues eran las que bajan de las montañas, al
fondo de este valle había un árbol, que llamaba mucho la atención de
todas las gente que llegaban hasta allí, era muy bonito y con una
fruta tan esplendida que daba pena de cogerla. Todo el mundo que
llegaba se paraba a contemplarla, pues llamaba mucho la atención lo
bonito y llamativo que era.
De todas las gentes que se paraban, llegó una chica que se quedo como
boba mirándolo y de repente dijo: ¡¡es un CITOPECO!!, el árbol de los
deseos. Todos los que estábamos allí, que por cierto era mucha gente,
nos quedamos asombrados. Me puse a pensar, y le dije a mi familia, ya
que estamos aquí y nos hemos encontrado con este árbol ¿porque no
pedíamos un deseo cada uno?. Yo no sabia que pedir, me puse a pensar
y se me ocurrió que le podía pedir aprobar el próximo curso.
Cuando empezó el curso, en la primera evaluación suspendí dos
asignaturas, ya no me acordaba del deseo que le había pedido al árbol
de los deseos, EL CITOPECO, en la segunda evaluación solo suspendí una
asignatura y me volví a acordar del CITOPECO, y pensé que mis deseo no
se iba a cumplir, que quizás fueran boberias, pero una noche tuve un
sueño y soñé con EL CITOPECO el árbol de los deseos, se me aparecía
muy hermoso y de él colgaba unas frutas muy brillantes nunca vistas,
y yo le decía que no me había concedido el deseo que le había pedido,
él me respondía "ese deseo no te lo puedo conceder, para aprobar todo
el curso tienes que esforzarte un poco mas y así tendrás tu recompensa
al final del curso". Todo fue tan real que cuando me desperté a la
mañana siguiente no sabia si era verdad o no. El caso es que a partir
de ahí todo cambio para mi, empece a estudiar con mas ganas que nunca
y al finalizar el curso vi como mi deseo se había cumplido. Durante la
noche me volví a acordar de ese mismo árbol que me aconsejó, pues el
deseo que yo pedí no se pudo realizar. Pero el CITOPECO me dio un
consejo en vez de un deseo y le di las gracias porque reflejó de
manera positiva en mi vida.

cuando suena el teléfono-pablo Sanjuan Montesdeoca

CUANDO SUENA EL TELEFONO-Pablo Sanjuan Montesdeoca


Riiiiinnnggg, cuando suena el teléfono, si es de los antiguos
respondemos ¿Óigame quien es?, pero con las nuevas tecnologías, están
los teléfonos digitales, lo primero que hacemos todos es mirar el
nombre, pero la respuesta sigue siendo la misma que hace 50 años
¿Digameee....quien es?, ademas por inercia hacemos siempre lo mismo,
como si no supiéramos quien esta al otro lado de teléfono. Si es un
numero que no conocemos, siempre nos mosqueamos y dudamos antes de
descolgar ¿Quien sera? ¿algún familiar? ¿algún amigo pesado?, siempre
pensamos en lo peor y cuando descolgamos con voz muy bajita ¿quien es?
!!soy yoo!! aah ¿que eres tuu? que susto, es que no conocía este
numero y pensé que podía ser alguien con quien no me apetece hablar.
Yo soy un persona que no suelo utilizar mucho el teléfono, solo lo
necesario, mas bien lo utilizo para escuchar música que bajo por
Internet y luego oírla. Pero si he observado como lo utilizan las
personas cuando van por la calle, es entretenido, que si la novia por
el wassap o amigos que te dicen para salir un sábado para Galdar,
también los gestos de la cara, sorprendido por una broma que te han
hecho por teléfono y luego te das cuenta de que te estaban grabando,
etc.....

Cuando Suene El Teléfono. Daniel Déniz Armas. Gran Canaria.

Eran las tres y media de un viernes, y había quedado con un amigo en mi casa a las cuatro. Quedamos en que él me daba un toque cuando estuviera saliendo de su casa, pero ese amigo mío es de los que al final no llaman, y cuando suene el teléfono lo mas probable es que sea otra persona y no el. Bueno, al final estuve esperando hasta las cinco esperando a que llamara, luego me desesperé y lo llamé. Me puso la escusa de que se había olvidado y quedó con otra persona, me enfadé y le dije lo que le tenía que decir, después de dejarle las cosas claras no le he vuelto a ver jamás en mi vida.

El Citopeco.  Héctor Santana Beneyto.

El citopeco era una criatura misteriosa que habitaba en todo tipo de lugares, camuflándose con el entorno si que nada ni nadie se diese cuenta de su presencia.

Un dia un niño jugando mientras llovía vió como por una silueta grande  e invisible caían las gotas de lluvia como si hubiese algo ahí. El niño fue a ver que era eso y a medida que se acercaba veía cómo la silueta se movía muy lentamente. Cuando estuvo al lado de esa cosa la tocó  e inmediatamente se fue corriendo , el niño decidió no contarle a nadie lo que habia visto por si acaso. Al dia siguiente ,que también llovía fue al mismo sitio a ver si estaba la criatura. Tuvo que esperar escondido 3 o 4 horas y al final se dio por vencido pero, al darse la vuelta, lo vió pero sin el camuflaje.Era un ser enorme y cambiaba de color dependiedo del entorno, pero la más importante era que sabía hablar. El niño le preguntó su nombre y él le dijo que no tenía ,así que le llamó Citopeco.

El Citopeco y el niño se hicieron muy buenos amigos. Cada año que pasaba eran mejores amigos hasta que el niño, ya con 18 años, 10 años despues de haberle conocido le dijo que tenía que irse por mucho tiempo. El Citopeco le preguntó por qué y a dónde, a lo que el niño respondió que tenía que ir a la universidad y con esa respuesta el niño se fue.

El Citopeco triste y solo volvió a vagar por la ciudad. En los 4 años que estuvo sin su único amigo lo pasó mal, aburrido, triste y solo, sin nada que hacer, solo vagaba y vagaba por la ciudad siendo invisible de nuevo.Un dia vio  escrito en la ventana de la habitacion del niño: "CITOPECO", así que fue a ver de qué se trataba y cuando llegó vió que era su amigo.Se alegró mucho y todo volvió a ser como antes.

Cuando suene el teléfono. Ylenia Moreno Suárez. 4ºB

Cuando suene el teléfono.


Creo compartir esta situación con más personas... la típica en la que seguramente casi todos nos hemos encontrado alguna que otra vez.

Ese día en el cual piensas que no ocurrirá más que lo ocurrido días atrás... hasta que pasa.

Conoces a una persona especial con la que te es realmente fácil conversar... con la que te sientes bien estando a su lado, y a la vez sorprendida por congeniar tan bien con alguien a quien apenas acabas de conocer...

Después de charlar durante un buen rato, compartir aficiones y risas, confidencias y alguna que otra experiencia, te intercambias los números de teléfono; es imposible no volver a hablar con él... tiene algo que te llama tanto la atención... algo que despierta tu interés... como casi nada lo había despertado.

Definitivamente tiene algo que te engancha.

A continuación nos despedimos... con cierto temor a no volvernos a ver, pero con la mejor de nuestras sonrisas.

Yo le sonreí y le dije de quedar para vernos otro día, él aceptó encantado y prometió llamarme nada más llegar a casa... para concretar mejor el lugar, la hora y el día.

Aún recuerdo lo desesperada que estaba por oir mi móvil sonar, lo mucho que miré la pantalla llendo de camino a casa para asegurarme de que no me había llamado.

No tardó demasiado en hacerlo... y recuerdo que lo primero que le dije fue "te juro que pensé que no me llamarías..."; a lo que él respondió: "¿cómo no iba a hacerlo?... estaba deseando llamarte y oir tu voz"

Los yernos. EML. M

Porque está claro que no se los van a leer. Porque la mayoría de jóvenes de hoy no leen, y los pocos que lo hacen, lo ocultan para no convertirse en el hazmerreír de la clase. Y la verdad es que no saben lo que se pierden. Pero yo tengo la fortuna de que a mis hijas no les avergüenza reconocer que aman la lectura. Por ello, quizás con algo de suerte, puedan contagiar a mis queridos yernos y a sus revoltosas hormonas.Sin embargo, jamás permitiré que toquen mi tesoro, esos libros son toda mi vida.

Recortamos juntos. GDC. EML. IHR. Grupo: Las Pin y Pon.

Por un pintalabios
El verano se presentaba movidito, había mucho turismo en el sur de Gran Canaria y los días soleados invitaban a estar tirados en la playa como lagartos. El propio Paulino Rivero había ideado un plan para atraer a los visitantes foráneos con parte del presupuesto del Fondo Social Europeo. Desde que conoció a Belén Esteban en FITUR el año pasado, había estado barajando la idea de invitarla a pasar unos días junto a Andreíta en el hotel Riu Waikiki de Playa del Inglés para así atraer al turismo más exquisito.
Belén no pudo rechazar la oferta y, además de a su hija Andrea, se trajo a su marido Fran. Todo parecía idílico hasta que Belén, caminando por la piscina, encontró un gato negro encima de su hamaca. Numerosos presagios negativos pasaron por su cabeza, mientras observaba cómo el gato se revolcaba en su toalla de La Sirenita.
En efecto, la cadena de desdichas comenzó en ese mismo instante. La Esteban había conseguido espantar al gato pero más feroces eran los felinos que se encontraban escondidos detrás de un arbusto para fotografiarla en bikini. Alterada y con altos niveles de azúcar en sangre, cogió su Iphone 4 y le mandó un whatsapp a Paulinito, que en ese momento se encontraba con los jeques árabes para hablar de la posibilidad de montarse un harén típico canario, para comentarle lo sucedido. Rivero echó a todos los fotógrafos del hotel y Belén se quedó más tranquila tras su chute de insulina.
Mientras tanto, Fran había decidido investigar más allá de las paredes del Waikiki Bar y así acabó en la playa donde conoció a Teri, una suculenta gobernanta de hotel que le había picado el ojo nada más llegar. Pasaron la tarde caminando entre las dunas de Maspalomas, pero pronto anocheció y Fran tenía que regresar. Olvidó que había quedado con Belén para "amortizar el todo incluido" en el bufet. Apresuradamente, se dirigió al comedor donde lo esperaba su querida esposa con cara de impaciencia. Las prisas hicieron que Fran no se cambiara de ropa y, mientras se servían una doble ración de lasaña precocinada, Belén divisó una mancha roja de pintalabios en el cuello de la camiseta de su marido. Enfurecida, mandó a Andreíta a por una ración de tarta y, sin pensárselo dos veces y ante la mirada atónita de la pareja de recién casados que estaban sentados a su derecha, le lanzó con gran ímpetu tal apetitoso manjar.
Al día siguiente, sorprendentemente, el hotel ocupó todas sus habitaciones, por lo que el deseo de Paulino se hizo realidad. ¿Serían turistas o periodistas del corazón?

Los yernos. Máster. IHR

(…)
Y por eso desde hace un tiempo no pego ojo pensando en cómo proteger mis tesoros. Me despierto sobresaltado dos o tres veces durante la noche sin saber qué hacer. Por el día, vigilo mis libros de miradas y tocamientos incestuosos.
Poco a poco, he ido escondiéndolos por la casa, en sitios estratégicos donde nadie pueda encontrarlos. La biblioteca se queda cada vez más vacía y me cuesta poner excusas para que no se den cuenta de lo que está sucediendo: "No, querida, es que me he llevado estos cinco para hacer una lectura comparada"; "Ah, esos dos tomos se los dejé a Rafael"…
Los libros fueron desapareciendo y cuando ya no podía argumentar más ejemplos para evadir las preguntas, acusé a mis yernos de que me estaban roban los libros. Por fin he conseguido que nadie se acerque a ellos, ni mis yernos ni mis hijas y seguramente, ni mis propios nietos.

LOS YERNOS. VAT. Máster

No es que mis hijas no formen parte de mí, pero una biblioteca no está destinada a tratarse como cualquier objeto que puede cogerse y tirarse como un trapo cuando el saqueador se cansa. Así es como actúan muchos hombres ante las mujeres, pero la diferencia es que ellas tienen la capacidad de decidir, mientras que el libro es el ser más sumiso del mundo, sí el ser ¿acaso no tiene vida?, ¿no la da cuando lo abrimos para leer y oler sus páginas?, tiene cuerpo, tiene olor, tiene historia, un ser en toda regla.


Con esto tampoco quiero decir que mis hijas estén destinadas a que sus maridos las traten como a un trapo, más que nada porque ellas no lo permitirían, han salido a su madre. Simplemente quiero resaltar el valor de un ejemplar que en muchísimas ocasiones es el único que nos apoya, que nos da consejos, que nos da ganas de seguir adelante, que nos hace reír, que nos hace llorar, … el único capaz de provocar unas sensaciones imposibles o casi imposibles de sentir junto a un ser humano. Por ello, el libro es un objeto que tenemos que tratar como él nos trata a nosotros, se lo merece.