Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



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¡BIENVENIDOS!

César AG

Título: Unas vacaciones desgraciadas.

Aranda Sánchez Pérez nació en Córdoba en 1.980,el cuarto hijo de una familia acomodada.En la Escuela fue un alumno aventajado al tener un profesor en casa que le ayudaba a diario,sin embargo no le gustaba estudiar.Todas las tardes iba a entrenar a un campo de fútbol cerca de casa,allí poco a poco empezó a destacar como delantero y a los 12 años vinieron a verlo jugar unos ojeadores y decidieron llevárselo a Barcelona,a la escuela de fútbol.Allí empezó a formarse y con 20 años subió a formar parte del primer equipo,aquí paso sus mejores 5 años de su carrera deportiva,con medios económicos para comprar coches,relojes,casas en los lugares que quería y hasta adquirió un rebaño de ovejas.Con 25 años en verano del año 2005 se fue de viaje a Tailandia a disfrutar de sus merecidas vacaciones en un viaje inolvidable.Ya en Tailandia disfrutaba de su riqueza iba de un lugar a  otro pasándolo lo mejor posible,un día mientras conducía desde una parte del país a otro comenzó a diluviar y empezó a tener miedo por la tormenta que se había formado,el casi no podía ver la carretera de lo tanto que llovía,no sabía si parar o seguir con el coche hacia su destino.Cada vez llovía más y más,casi ya no podía avanzar y comenzó a entrar agua dentro del coche,él estaba aterrorizado e intentó salir del coche pero en ese instante una riada se llevaba el coche por delante con Aranda dentro sin poder salir.Este fue el triste final de la vida de este jugador con un gran porvenir por delante en el mundo del fútbol y a nivel personal.Así finalizó la vida de este aventurado futbolista.

Noche inesperada en Madrid.Elisabet Medina.Gran Canaria. AG

Una noche inesperada en Madrid.

 

     Viernes, 30 de abril, noche de frío en Madrid. Allí estaba yo, en un hotel sentada cómodamente en el sofá.Recuerdo que miré mi reloj, eran las 12 de la noche, cuando de repente sonó el teléfono de mi habitación. Lo cogí, y solo se escuchaban ruidos muy extraños. Diez minutos  más tarde aproximadamente, sonó otra vez  el teléfono. Lo volví a coger, pero tampoco se escuchaba nada. Regresé de nuevo al sofá, miré por la ventana, y en la calle no había nadie, sólo un coche gris con cristales ahumados, y un perro paseando, como si estuviera abandonado. Al rato escuché como la puerta de  la entrada se  abría muy despacio. Corrí directamente a la cocina, cogí el cuchillo que más afilado estaba, y fui a mi habitación para esconderme en el armario. Observé como la sombra de una persona se acercaba hacía mí. Agarré el cuchillo con todas mis fuerzas, conté hasta tres y salí del armario con el fin de atacar. En ese mismo instante, me quedé bloqueada y sin palabras, al ver que esa sombra era Iker Casillas. Recuerdo perfectamente su reacción, no estaba ni alterado  ni enfadado, estaba muy tranquilo y un poco asustado. Inmediatamente llegaron empleados, periodistas, policías…Todos pensaron que yo quería robar o sacar información de la vida de él, pero gracias a dios, todo se puede solucionar. Por lo visto, hubo un error en la recepción, a los dos nos entregaron la llave  de la misma habitación.      

Creo que me siguen. Marina Abreu. Gran Canaria

Caminando por la Gran Vía, cabizbajo y asolas. La gente se empuja con destinos diferentes. ¿Mi destino? Desconocido. Mis pies solo se movían llevándome a lugares oscuros y solitarios. Me senté en un callejón para aclarar mis ideas. Algunas personas pasaban por el callejón con caras ocultas, pero sólo una se atrevió a pararse delante mía. Una larga falda tapaba sus pies y un pareo extraño ocultaba el resto de su cuerpo. Menos sus manos. manos misteriosas y vírgenes. Uñas largas, rojas como la sangre. Sus ojos parecían asustados y le temblaban los párpados. Labios finos y rosados como las flores de su pelo desteñido. Arrugas de la edad cubrían su piel. De repente ella me agarró la mano y cerró los ojos. Insistía en que me seguían. Quizás recuerdos, espíritus, personas... Deletreó una palabra extraña, K-I-R-A, y se marchó la gitana corriendo , sin dar explicaciones. Decidí volver a mi casa y descansar un rato, sin embargo, choqué con una chica preciosa de sonrisa bellísima que me dejó impactado al ver el collar con su nombre: Kira.

Creo que me siguen. Sara Nuez León. Gran Canaria

Creo que me sigue.

Siempre me he sentido sola, sin nadie que me acompañara, aparte de mis hijos y las escasas visitas que me hacían.

Me sentía sola, hasta un día, que no sé por qué, después de la triste misa cuyo objetivo era recordar a mi madre sentí algo. Pero mis hijos siempre me decían que eso estaba en mi mente, producto de mi trabajadora imaginación, esa cosa que yo sólo veía. Una extraña presencia que formaba parte de mí, que nunca me abandonaba, sólo en las oscuridades más profundas. Y es que fuera lo que fuera, hiciera lo que hiciese, siempre seguía mis pausados pasos, mis movimientos. No había momento en el que no viera ese rostro a mi espalda. Creo que me sigue, les decía, pero nadie me creía. Aún así, yo sabía que estaba ahí, y llegué a la conclusión de que sería mi madre, desde aquel día de la misa me guiaba por el buen camino.

Lucía murió pensando que su madre era aquel rostro, pero realmente se trataba de ella misma, su propia sombra, que formaba parte de ella.

Creo que me sigue.

Siempre me he sentido sola, sin nadie que me acompañara, aparte de mis hijos y las escasas visitas que me hacían.

Me sentía sola, hasta un día, que no sé por qué, después de la triste misa cuyo objetivo era recordar a mi madre sentí algo. Pero mis hijos siempre me decían que eso estaba en mi mente, producto de mi trabajadora imaginación, esa cosa que yo sólo veía. Una estraña presencia que formaba parte de mí, que nunca me abandonaba, sólo en las oscuridades más profundas. Y es que fuera lo que fuera, hiciera lo que hiciese, siempre seguía mis pausados pasos, mis movimientos. No había momento en el que no viera ese rostro a mi espalda. Creo que me sigue, les decía, pero nadie me creía. Aún así, yo sabía que estaba ahí, y llegué a la conclusión de que era mi madre, desde aquel día de la misa me guiaba por el buen camino.

Lucía murió pensando que su madre era aquel rostro, pero realmente se trataba de ella misma, su propia sombra, que formaba parte de ella.

Creo que me siguen. Dunia Oliva Mendoza. Gran Canaria

Por fin me había ido de la fiesta. No era un lugar hecho para mí, lo tenía más que claro. ¡Cuánta gente bebiendo alcohol y fumando cigarrillos! La verdad es que no sé cómo pude aguantar ahí dentro, y sobre todo oponerme cuando me pedían que bebiera para "sentirme dentro de la pandilla". Aunque creo que lo peor vino después de la fiesta, cuando era el momento de volver sola a casa.

Mi madre me había repetido muchas veces que no fuese sin compañía cuando me cogía la noche, pero no tuve otra opción, pues todos mis amigos estaban al borde del desmayo, bien con comas etílicos o bien con simples mareos cuyos les prohibían caminar adecuadamente.

Yo me sentía capacitada para llegar sola a mi casa, pero entonces comenzó todo. Silbidos, lúgubres pasos y hasta gritos que decían "¡Lorena, Lorena!". Por más que me giraba, no conseguía ver a nadie. Quizá fuese por la oscuridad de la noche, o simplemente eran alucinaciones mías. Lo único que pude gritar fue "No me sigas". Entonces, los pasos se hacían cada vez más ruidosos y su voz me era familiar. ¡Maldita sea, por qué tuve que ignorar las palabras de mi madre!

Esas fueron las últimas palabras escritas por Lorena en su diario. Noticias afirman que a la mañana siguiente fue asesinada en plena entrada del instituto por un supuesto amigo suyo un tanto impulsivo que sólo quería acompañarla a su casa la noche anterior.

Paula Bolaños, Creo que me persigue.

Caía la noche, yo andaba perdida entre las tinieblas y la densa oscuridad. Aquello que me sucedió fue tan extraño... No tenía palabras para describir lo sucedido. No me podía imaginar otra vez aquella sombra tan grande delante mía, o eso me pareció a mí, como si alguien me persiguiese.
Cuando ya estaba llegando a mi casa, me dí cuenta de que las llaves se me habían perdido, seguramente se me cayeron por el largo y asustadizo camino que anduve.
Tuve que volver a recorrer lo andado y a soportar otra vez el rápido latido de mi corazón. De pronto, ví mis llaves al lado de un gran árbol. Entonces me dí cuenta de que la sombra aquella tan grande era la de un árbol. ¡Qué susto me pegué!

Creo que me sigue. Elena Hernández Rodríguez. Gran Canaria.

Vuelve a seguirme. Comienzo a caminar más rápido, intentando huir de él.

Percibo su brazo rodeándome a cada paso que doy. Noto su mirada intensa clavada en mi humilde rostro.

De pronto, apresura sus extensos y ágiles pasos. Se abalanza sobre mí y logra apresarme entre sus garras.

Entristece mi interior al saber que por mucho que desee jamás podré vencerle.

Es tan poderoso que se adentra en mi mente, dejando insensible a mi oído, aislándolo de cualquier deleitoso sonido que pueda sosegar mis pensamientos.

Me siento aturdida. Me apena comprender que este lúgubre silencio me seguirá eternamente.

Creo que me persiguen. Dilaila Padrón Vázquez. Gran Canaria.

Mi historia  comenzó una noche de verano.Esa noche mis padres discutían como de costumbre.Yo estaba leyendo en mi habitación , cuando les escuché discutir , no quería ponerme mal , así que , decidí irme a dar un paseo a la playa que estaba cerca de allí. 
Me senté en un banco, y me puse a pensar mientras divisaba las olas del mar, cuando me dí cuenta que alguien se sentó a mi lado.Un chico de ojos verdes y pelo castaño , con una mirada que relucía en aquella noche oscura. Sentí confusión , pues era la primera vez que me gustaba alguien de repente.
Sin darme cuenta empezamos a hablar , y cuando ya nos íbamos , decidimos darnos los números para quedar algún día.Y así lo hicimos, quedamos lo suficiente como para darme cuenta que me había enamorado de él.
Yo quería decírselo, pero tenía miedo al rechazo , hasta que un día se lo dije , pero su respuesta fue que sentía por otra persona.
Después de todo lo ocurrido , ya nada era como antes.
Los recuerdos , me perseguían , me dañaban , y mas aún sabiendo que no se iban a volver a repetir. Y en la actualidad , esos recuerdos creo que me siguen persiguiendo.

Creo que me siguen. Raquel María Suárez López. Gran Canaria.

Tal vez éstas sean mis últimas palabras y no pueda atisbar siquiera los albores de una mañana que renace después de la tormenta.

Sin embargo, ya no importa, pues soy vieja y estoy sola en el mundo frente a un mar insondable lleno de secretos silenciados por una mujer implacable. 

Creo que me siguen, en mis paseos vespertinos junto al mar y en las noches oscuras y vacías como los horribles ojos muertos que se hunden en mi ser de la misma forma que la fría hoja del puñal que los cerró para siempre. 

Ellos me siguen.

Los maté porque sabían demasiado y el mar guarda el secreto del sacrilegio de una noche tormentosa y negra como ésta.

De nuevo, escucho sus pasos húmedos sobre la madera mientras un olor de agua corrompida me llena como el humo de la hoguera que habrá de consumir mi cuerpo. Esta vez me llevarán con ellos al lúgubre fondo del mar, donde nunca hay descanso.

Creo que me siguen. Bethsabé Reyes Díaz. Gran Canaria.

Llevo todo el día de aquí para allá, sin descansar. Dando vueltas por toda la ciudad buscando un regalo para el cumpleaños de Ana. Después de tantos pasos, metros recorridos y tanto entrar y salir en tiendas, tengo lo que buscaba.
El otro día fuimos a mirar tiendas y le gustó un conjunto, aunque apartó la cabeza decepcionada al recordar que no podía permitírselo.
Ya es de noche, vuelvo a mi casa. Estoy cansada y no me queda poco para llegar a casa.
Al doblar la esquina, sentí que alguien me observaba. La verdad es que hoy, durante todo el día, me he sentido así, como que alguien me seguía y me daba la vuelta, pero no había nadie. Aunque cuando estaba dentro de alguna tienda, mirara donde mirara, estaba siempre la misma mujer de pelo negro azabache y aquellos ojos marrones tan profundos.
Estoy un poco asustada. Si me ha perseguido durante todo el día, ¿Quién dice que no está detrás de mi ahora mismo? Me di la vuelta y...Abrí los ojos, sobresaltada, había sido un sueño.

Creo que me persigue.Néstor Rodríguez Hernández.Gran Canaria.

Salí del instituto y fui caminando con mis amigos , detrás nuestra iba un hombre muy extraño . Seguimos caminando y el hombre cada vez se acercaba mas a nosotros . Nos estaba siguiendo y no sabíamos que hacer . Llegamos a mi casa y estábamos muy nerviosos , ya que,el hombre nos había seguido desde que salimos del instituto.                            
Estuvimos descansando hasta que llegara la hora de ir a entrenar , mis dos amigos se fueron antes que yo , porque , ya estaban preparados . Salí de mi casa y el hombre que nos había perseguido estaba fuera , caminé rápido para que no me viera , pero el hombre volvió a seguirme . Fui para atrás y volví a entrar a mi casa , debía avisar a mis padres lo que estaba pasando.

Creo que me siguen. Carlos Acosta Suárez. Gran Canaria.

El reloj marcaba las siete y veintiocho de la tarde y, como de costumbre, a
esa hora recorría el camino de regreso a casa. Ese día había comenzado a
llover repentinamente, por lo que no tenía más remedio que avanzar bajo los
balcones si quería evitar mojarme.

Cuando estaba a solamente una manzana de mi destino, escuché un leve jadeo
seguido de un agudo ladrido a mis espaldas. Sobresaltado, pues me
encontraba absorto en mis pensamientos hasta ese momento, en el que el
estridente sonido me había devuelto a la realidad, di media vuelta y me
encontré un pequeño cachorro que me miraba atentamente.

Le dediqué una sonrisa y reanudé mi marcha de vuelta a casa, aunque
enseguida supe que venía tras de mí al oír el suave chapoteo de sus patas
en el agua de los charcos. No le di mucha importancia y supuse que tarde o
temprano se cansaría y se marcharía.

Cuando por fin llegué junto a la puerta de mi hogar, volví a girarme para
comprobar que allí seguía el perrito, empapándose, jadeando y meneando el
rabo alegremente. Suspiré, pues acababa de comprender que él no tenía
ninguna intención de marcharse y su mirada era demasiado tierna como para
dejarlo en la calle en un día como aquel...

Me fijé en que no llevaba un collar que indicara que tenía dueño, así que
me acerqué a él y lo cogí en brazos, no pareció mostrar ningún signo de
disgusto. Entramos finalmente a casa los dos juntos, esa fue la primera vez
que no entré solo.

Creo que me persiguen. Miguel Ángel Betancor Díaz. Gran Canaria.

Creo que me persiguen.

Me encontraba en mi casa haciendo las tareas domesticas, cuando de repente me dio un fuerte dolor en el pecho y me sentía perseguido, intentaba caminar y no podía, sentía como que se me acercaban más.

Ya iba en camino del salón cuando por casualidad me caí al suelo y no sentía el cuerpo. Pasó una semana y seguía en el suelo, nadie se daba cuenta, hasta que un día mi madre me fue a visitar y cuando abrió la puerta lo primero que vio, fue a mí en medio de un inmenso charco de sangre, ella rápidamente llamó a la ambulancia y en seguida me recogieron y me llevaron al médico.

Después de la autopsia se supo que fue un paro cardíaco. Ahora después de veinte años muerto me doy cuenta que por lo que me sentía perseguido era por la muerte. 

Creo que me persiguen. Laura Hernández. Gran Canaria.

Me desperté con el fuerte ruido de un taladro, lo notaba muy serca. Decidí levantarme y bajar al salón, me daba un poco de respeto ya que mis padres no estaban en casa y esto nunca me había pasado. Cuando llegué al salón, pude ver que había un taladro pero se encontraba sobre una silla, quieto, parecía que me 
miraba. Quise salir a dar un paseo por el parque para despejarme, mientras caminaba pude oir el fuerte ruido del taladro de nuevo. Me senté en un banco para poder descansar de ese gran ruido pensando que no lo oiría más, pero no fue así; lo seguía oyendo. Miraba para todos lados pero no veía nada, parecía que me estaban 
persiguiendo, de un momento a otro decidí levantarme e irme, quizas estaba loca o necesitaba descansar un poco. Cuando llegué a casa aun seguía escuchando el fuerte ruido, fuí hacia el salón y pude ver que el taladro estaba allí y parecía que seguía mirandome.

Creo que me persiguen. Yuneysa Rodriguez. Gran Canaria

Hacía 10 años que no lo soñaba, es verdad que cuando era pequeña lo soñaba cada noche, pero nunca fallaba esa pesadilla. 

Empezaba a pensar que estaba loca, aunque no estaba segura de si mis padres me entenderían, así que lo mantuve en secreto.


Siempre recordaré lo que ocurría en esa pesadilla, se  me acercaba una niña con un traje blanco, susurrando mi nombre y acariciándome el pelo.


Nunca he sabido si era producto de mi imaginación o la niña era real, y  creo que nunca llegaré a saberlo. Ya tengo 25 años y hacía 10 años que no lo soñaba, tengo la sensación de que me está persiguiendo.

Fwd: Creo que me sigues.Sofía Melián Quintana.Gran canaria.



---------- Mensaje reenviado ----------
De: Sofia Melian Quintana <sofiamelianquintana16@gmail.com>
Fecha: 23 de septiembre de 2013 18:32
Asunto: Creo que me sigues.Sofía Melián Quintana.Gran canaria.
Para: miguelangelguelmi.escribe.narramos13@blogger.com


Creo que me sigues

Recuerdo aquella trágica noche de Septiembre, cuando caminaba de madrugaba por aquellas oscuras y solitarias calles, recuerdo como alguien empezó  a seguirme, era un hombre alto y muy flaco de unos cuarenta años por ahí. Tenía mucho miedo, así que, me puse los cascos y subí el volumen de la música, comencé a caminar muy rápidamente casi corriendo, ya que, el hombre se acercaba cada vez más a mí, mi corazón iba cada vez más rápido hasta que ya no pude correr más, me agarro y no me soltaba. Aún no me explico cómo pude escapar de sus brazos y llegar sana y salva a mi casa.


Creo que me sigues.Sofía Melián Quintana.Gran canaria.

Creo que me sigues

Recuerdo aquella trágica noche de Septiembre, cuando caminaba de madrugaba por aquellas oscuras y solitarias calles, recuerdo como alguien empezó  a seguirme, era un hombre alto y muy flaco de unos cuarenta años por ahí. Tenía mucho miedo, así que, me puse los cascos y subí el volumen de la música, comencé a caminar muy rápidamente casi corriendo, ya que, el hombre se acercaba cada vez más a mí, mi corazón iba cada vez más rápido hasta que ya no pude correr más, me agarro y no me soltaba. Aún no me explico cómo pude escapar de sus brazos y llegar sana y salva a mi casa.

Creo que me persigues. Tatiana Mendoza Garcia. Gran Canaria.

                            Creo que me persigues

Un día caminando y de repente se oyó unos pasos muy ruidosos, me vire hacia atrás y no vi a nadie, seguí caminando y oí otra vez esos pasos tan ruidosos, me vire hacia atrás y vi como entre los árboles se movía algo, y no vi nada. Al día siguiente me pasó lo mismo hasta que lo vi, era un hombre de mal aspecto. Ese hombre me seguía siguiendo hasta que llegue a preguntarle que quería y me dijo  que él quería algo de comer porque llevaba varios días sin comer y no tenía dinero, entonces yo me fui y le compre un bocadillo y un zumo, y me alegro al verlo comérselo  tan contento.

Creo que me sigue. Alejandro Rodríguez Castellano.

Como cada mañana me despierto, me baño, como un poco y ya que es sábado y no tengo nada que hacer enciendo la tele; después de un rato viéndola se abre la puerta de la entrada y veo a mi madre, la saludo des preocupadamente mientras me dice lo duro que le ha sido el día y muchas otras cosas que no llego a entender, después de un rato me dice: la comida esta lista; voy y almuerzo, después de comer sigo viendo la tele.

Ya cuando la tele es muy aburrida y no sé qué hacer decido ir a dar una vuelta, me pongo un poco de ropa y salgo.

Caminado veo un sitio perfecto para pararme, me paro y me pongo a pensar, entonces en mi mente aparece la imagen de esa persona; me sale una lagrima y solo puedo pensar que me vuelve a seguir el recuerdo.

Creo que me siguen. Zuleima Montesdeoca Betancort. Gran Canaria

Aturdida, así es como me encuentro ahora mismo. He mirado a todas partes y solo he visto a alguien que me observa a los lejos sin reflejar su rostro ante mis ojos. En un principio pensé que era una casualidad, pero la verdad es que su cara me resulta muy familiar. ¿Será alguien famoso? En seguida descarto esa opción , ya que una persona que lo tiene todo no tiene porque seguirme. Llega un momento en que me canso y voy hacia aquella persona con paso firme y todo lo veloz que puedo. Una mujer con lágrimas en los ojos me revela la realidad a tanta persecución, es mi hermana. ¿Puede ser posible lo qué me dice? ¡Mi hermana desapareció hace años! Si resulta ser ella, al mirar su barriga, puedo ver que pronto seré tía o puede que no, solamente ella sabe la verdadera realidad, y todo empezó con un simple creo que me siguen.

Creo que me siguen. Mariam Quintana Reyes. Gran Canaria.

 No puedo asegurar con certeza que esté ocurriendo realmente, ya que, siempre que miro atrás, la persona que yo siento que me sigue, desaparece; pero la sensación, esa mirada fija en mi nuca, puedo sentir cómo quema.

 ¿Alguien lo habrá visto?

 Creo que me siguen... ¿Esa persona aparecerá? ¿Me dejará ver su cara? ¿Mostrará su verdadera apariencia? ¿Acaso esto no es real? ¿Es posible que sea un sueño, a pesar de haber sentido su misteriosa presencia siguiéndome a todas partes?

 Tal vez sea todo un sueño. Puede que ahora mismo esté completamente sometida a una terrible pesadilla de la que nunca conseguiré escapar...

Creo que me sigue .Esther Alonso Guerra . Gran Canaria

Aquella tarde decidimos adentrarnos en uno de los senderos más verdes y dejar atrás el ruido que reinaba en la zona de las mesas . El camino se volvía más mágico a cada paso que dábamos . Justo cuando pasábamos por el tramo más estrecho pude oír un susurro , lo que me puso muy nerviosa . Al girarme no vi a nadie  pero tuve la sensación de que había alguien allí .Dos minutos después volví a oír que una voz me hablaba al oído aunque no pude entender lo que decía . En ese momento salimos corriendo hasta que vimos a un hombre que resultó ser el guardabosques . Él nos contó que mucha gente reaccionaba de la misma manera y que él también solía escuchar susurros . Pero a diferencia de las historias de terror esta no tenía una explicación .

Creo que me persiguen. Miriam Rodríguez Déniz. Gran Canaria.

      Me levanté, miré a mi alrededor y no había nadie, pero mis sensaciones me decían que alguien había estado ahí, en mi habitación. ¿Fue en sueños o en la vida real?.

      Pero yo sentía que alguien me seguía. Pude ver que era alto y delgado, pero no se le apreciaba su rostro. Me miró y cuando me dirigí a él desapareció sin dejar rastro o eso creí yo. De repente me sorprendió una sombra al cruzar por el pasillo, no sabía porque estaba ahí, nunca antes lo había visto. Mi intuición era, que no quería hacerme daño, es más, parecía que me protegía. Entonces descubrí que era él, el hombre que aparecía en todos mis sueños.

Creo que me persiguen. Tamara Niedergesass Herrera. Gran Canaria.

Era una esplendida mañana de verano. El cielo estaba muy azul, no había nubes y una suave brisa bajaba un poco la intensidad del calor.

Mi barriga rugía de hambre, así que decidí salir a comprar pan. En la calle no había nadie, solo las docenas de gatos callejeros que habitaban en ella. Caminaba por la calle tranquila cuando comencé a sentirme observada, y era extraño porque no había nadie.

Compre dos grandes barras de pan y empecé la vuelta a casa. La extraña sensación seguía, sentía alguien tras de mí. Camine mas y mas rápido, pero el camino parecía que nunca iba a terminar.

Al finalizar la cuesta pare, mire atrás y vi al causante de mi locura. Allí estaba él, con su larga melena dorada, observándome. Me contemplaba quieto, sentado sobre el asfalto. Era un gran león. Se acerco a mí, se dispuso a comerme, pero todo se volvió oscuro. Abrí los ojos y estaba en mi cama, todo había sido un sueño.

Creo que me persiguen. Cristina Castellano Díaz. Gran Canaria.

Era  una cálida tarde de verano, en la cual, yo iba caminando por la calle en busca de algo en lo que entretenerme, cuando de repente, sentía que había alguien que me seguía. En varias ocasiones, miré haber si veía a alguien, pero no vi nada. Víctima del terror, busqué algún lugar en el cual ocultarme, pero aún así sentía que me miraban como si alguien estuviese investigándome o algo similar.
 En varios momentos, llegué a plantearme que era un producto de mi imaginación, pero tras varios días, con la misma sensación decidí actuar, tenía que buscar la forma de averiguar qué era lo que estaba pasando. Hablé con un amigo que era policía, pero me dijo que serían cosas de la imaginación y que como se suele decir, la imaginación te juega malas pasadas. Tras varios meses de investigación, no he hallado la respuesta, pero algún día la hallaré.

Creo que me siguen. Nayara Álamo. Gran Canaria

Como cada viernes, me preparo para salir con mis amigas, dar una vuelta por el barrio, charlar de que haremos el fin de semana y que ropa ponernos, así cada viernes.


Este fin de semana habíamos pensado en hacer una acampada, cada una llevaría algo para comer, también habíamos pensado en pasear bajo las estrellas y la luna.


Al día siguiente estábamos preparadas, por suerte llegamos al medio día. Nos dio tiempo a colocarnos en un buen sitio, y preparar bien las casetas, todo preparado nos dispusimos a dar un paseo, ya que estaba a punto de anochecer.


Después de un largo paseo, nos paramos a contemplar la luna, se veía muy clara junto a todas las estrellas, era hermoso. De vuelta a las casetas cuando sentimos que nos perseguían, nosotras continuamos ignorando esa presencia.

 Hasta que saltó de entre los arbustos un pequeño conejo blanco. 

Creo que me siguen. Jeanette Almeida Rodriguez. Gran Canaria

Eran las once de la noche y me encontraba en Telde con mis amigos, pasaron las horas sin darme cuenta y cuando me dio por mirar el reloj eran las cuatro de la mañana, lo primero que pensé fue ` mi madre me va a matar´ entonces me despedí rápidamente y me fui caminando a la parada de autobús más próxima, bueno el camino era largo y no tenía el móvil para escuchar música así que comencé a pensar en mis cosas, hasta que un ruido me asustó, comencé a caminar más rápido y a mirar hacia atrás pero no veía nada, ¿Serían paranoias mías o de verdad me estarían siguiendo? Cuando llegué a la parada me tranquilicé y allí estaba mi madre esperando y dí las gracias por que estuviese allí pero antes de entrar en el coche me pregunté a mi misma, ¿Por qué creo que me siguen?  

Creo que me siguen. Jeanette Almeida Rodriguez. Gran Canaria

Eran las once de la noche y me encontraba en Telde con mis amigos, pasaron las horas sin darme cuenta y cuando me dio por mirar el reloj eran las cuatro de la mañana, lo primero que pensé fue ` mi madre me va a matar´ entonces me despedí rápidamente y me fui caminando a la parada de autobús más próxima, bueno el camino era largo y no tenía el móvil para escuchar música así que comencé a pensar en mis cosas, hasta que un ruido me asustó, comencé a caminar más rápido y a mirar hacia atrás pero no veía nada, ¿Serían paranoias mías o de verdad me estarían siguiendo? Cuando llegué a la parada me tranquilice y allí estaba mi madre esperando y dí las gracias por que estuviese allí pero antes de entrar en el coche me pregunte a mi misma, ¿Por qué creo que me siguen?