Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

FW: Un día inesperado. Francisco Medina García. Hab. II.




From: fran.chute@hotmail.com
To: miguelangelquelmi.escribe.narramos12@blogger.com
Subject: Un día inesperado. Francisco Medina García. Hab. II.
Date: Thu, 28 Feb 2013 03:12:00 +0000

Un día inesperado.

 

Un día, la madre de David Bisbal decidió pasar unos días con su hijo, el cual se alojaba en un hotel llamado Monanterio San Migvel, situado en la localidad de Madrid. Rosa, la madre de David Bisbal, quiso dar una sorpresa a su hijo haciéndole una comida típica de su ciudad, Almería. Le preparo su famoso guiso, muy querido y ansiado por su hijo, el cual añoraba a su madre y sus famosos recetas. David, al ver a su madre de nuevo, pensó que debía recuperar el tiempo perdido y decidió mostrarle a su madre la ciudad. Emocionado por su visita, le propuso a su madre ir a los lugares más emblemáticos e importantes de la capital de España, desde monumentos históricos, museos, museos deportivos, como el Santiago Bernabéu, etc. Rosa, encantada con la propuesta, dijo enseguida a su hijo que sí. De este modo, ambos se reencontraron y disfrutaron como lo solían hacer antes de que su hijo comenzara a ser conocido y muy famoso mundialmente. 

Mi diario secreto. Haridian Ester Hernández Marrero. Hab. II.


Mi diario secreto. Haridian Ester Hernández  Marrero. Habi. II.


Buenos noches, hoy como cada día te escribo, ante todo por la necesidad de contarle a alguien lo que me ronda por la cabeza.

¿A que no sabes lo que me pasó hoy?, hablé con Robert. Me resultó extraño que me prestara atención, ya que hasta hace poco parecía ignorarme. Desde siempre me ha resultado atractivo, pero pensaba que no era su tipo… Lo curioso fue que supiera acerca de mi vida y aún no sé cómo consiguió mi correo electrónico. Después de todo, fue fantástico hablar con él al mediodía. Yo estaba sumida en mi libro favorito, cuando de pronto me llegó un correo y comenzamos a hablar. Me temblaban las rodillas y con ellas mi ordenador, que se encontraba encima, pues me estaba invitando a cenar. Decía que me recogería a las nueve en el hotel y rápidamente acepté. La velada fue increíble y al finalizar la noche, dimos un hermoso paseo. Me sentí la chica más afortunada del mundo.

En definitiva, estoy muy emocionada y parece encajar todo, veremos cómo se desarrolla la historia. Ahora me voy a dormir, que mañana me espera un largo día. Te seguiré informando.


Poema con mi nombre.

Estaba sentada en el parque, mientras...
imaginaba mis sueños,
las hadas volaban,
a un mundo perfecto...

Un catorce de frebrero muy especial.

Un catorce de febrero muy especial:

Una preciosa mañana de un catorce de febrero, Sabrina una estudiante de Educación Primaria, se prepara para ir a la facultad. Mientras se arregla, recibe un mensaje por "whatsapp" de su novio David, el contenido de este era para felicitarle el día de los enamorados y proponiéndole una cita para verse y almorzar, cuando ella salga de la universidad, ella le contesta aceptando la propuesta.

Al mediodía,  después de la jornada de clase, Sabrina acude a la cita con su novio, almuerzan en un bonito restaurante, charlan sobre como ha ido el día. Luego, David le comenta a su novia que tiene que acompañarle a un lugar, pero que no le dirá a donde, ya que es una sorpresa y ella accede y se van en busca de la sorpresa.

La chica tiene los ojos vendados al llegar al sitio, él le dice que ya puede destaparse los ojos y así lo hace, al abrir los ojos ve una lujosa y enorme casa y David le pregunta: ¿qué te parece? Y ella responde felizmente: ¡es preciosa! Y entonces él le dice:

Pues la he alquilado para nosotros todo este fin de semana, cariño, ¡feliz San Valentín! Y entonces ella le responde con un bonito beso.

 

 

Desencadenamiento de acontecimientos. Samuel Quevedo Suárez.

                                       Desencadenamiento de acontecimientos

 

 

Como cada año, el despertador sonó anunciando la llegada de un nuevo amanecer y por tanto de un nuevo día, pero no de un día cualquiera, sino de su propio aniversario. Se dirigió al baño para lavarse la cara y de camino contempló el reloj antiguo que marcaba las 9:43, ya habían transcurrido trece minutos desde que había sonado su despertador y tan solo dos minutos más tarde, es decir, exactamente un cuarto de hora después del sonoro aviso de su despertador su móvil sonó. A paso ligero ingresó de nuevo en su cuarto y recogió el móvil que estaba sobre su mesilla de noche, contestando la llamada. Intuyó que se trataba de alguna especie de sorpresa de cumpleaños pues le dieron varias pistas a través de la conversación, hasta el punto en que acabó en el garaje de la casa y, justo allí, entre la vieja máquina de coser y cuatro neumáticos pasados aguardaba una pequeña caja muy bien decorada, de pronto, una pequeña sonrisa transformó su rostro y acto seguido se dirigió a desempaquetarla con ansia pero con cautela, sorprendiéndose al percatarse de lo que sus ojos contemplaban, uno de los frutos del avance y la tecnología, lo cual saciaba su mayor hobbie y pasatiempo, un ebook. Gracias a este "aparatito" no tenía que ir colocando marcadores de página en página como un ser poseso ni ir de un sitio para otro cargado de libros, esta vez era distinto, era el libro quien debía ser cargado, sin duda, se trataba del mejor regalo que podían hacerle.

Su sorpresa fue aún mayor cuando, al encender el aparato, descubrió que ya había sido encendido anteriormente y que, además, habían dejado en él un libro descargado. Tan solo bastaron dos páginas de aquel libro y unos ocho minutos que tardó en leerlas para que aquel frívolo personaje, que llevaba rastas y una peculiar manera de vestir y que cabalgaba de pueblo en pueblo por medio de un majestuoso caballo en pleno siglo XXI y siendo un chico con buenos recursos y rodeado de alta tecnología le obligaran a verse reflejado en él por semejanza en apariencia y extravagancia, detalles que con tan poco hicieron que se quedara automáticamente hipnotizado ante el aparato electrónico, teniendo el presentimiento de que grandes valores serían desencadenados procedentes de aquel magnífico relato. Razones más que suficientes para que un adolescente fanático de la lectura y poseedor de una imaginación perversamente poderosa olvide en un día tan especial que se trata de un día especial.

(frívolo personaje que llevaba rastas: el chico joven de una de las imágenes animadas recortadas)

 

Samuel Quevedo Suárez 2º E

La historia de un pantalón. Rubén Benítez Castellano. Gran Canaria.

Actividad realizada en clase

Con cuatro recortes de revistas (dos: animados y dos: inanimados), crea una historia que no se exceda de 150 palabras.

La historia de un pantalón

Había una vez una joven de mediana edad que trabajaba de modelo. Su nombre era Lindsay Lohan. Ella se caracterizaba por ser una adolescente guapa, atractiva y generosa con todo aquel que fuese humilde con ella.

Un día Lindsay cansada de trabajar de pasarela en pasarela, decidió tomarse unas largas y dulces vacaciones en un hotel situado en la famosa playa Calera. Allí encontraría a su mejor amiga de la infancia, a la cual le regaló su pantalón de flores de la suerte.

Lo que ninguna de las dos sabía es que después de ese rencuentro entre esas dos buenas amigas, en aquel hotel de verano, el pantalón de flores recobró vida. Por ello, cada vez que era puesto por una de ellas, su amistad se volvería cada vez más fuerte y cercana por muy lejos que estas pudiesen estar.

Fotos animadas: Dos chicas.
Fotos inanimadas: un pantalón de flores y un hotel.

 

Alumno: Benítez Castellano, Rubén.
Grupo: E.
Año: 2012-2013.

Cuento individual

El día - Irene Barroso Armas [Habilidades Lingüísticas II, 2ºE]

Era el día. Emilia se levantó con la esperanza de encontrar a Gemma, pero estaba completamente sola en el piso. Teniendo en cuenta que Gemma, su compañera de piso y mejor amiga desde la infancia; trabajaba como repostera, Emilia esperaba una gran tarta de cumpleaños para ella en la cocina. Pero todo lo que encontró fue un tarro de Nutella medio vacío sobre la encimera.
Apenada, esperó junto al teléfono la llamada de su madre, y al ver que esta no llamaba, decidió salir a dar un paseo en bicicleta.
La mañana era soleada y radiante, y mientras pedaleaba, Emilia recordó su anterior cumpleaños. Había sido muy divertido, había salido con Gemma de fiesta y, borrachas hasta las pestañas, se habían marcado el "Time Warp" de The Rocky Horror Picture Show en medio de una discoteca.
Sin darse cuenta había dado la vuelta hasta casa. Al abrir la puerta, dispuesta a darse una ducha, Emilia no pudo articular palabra. estaban todos allí. Era una fiesta sorpresa. No cabía en sí de la emoción.

BÁRBARA Y LAS ARRUGAS. LUISA RODRÍGUEZ GARCÍA. HAB II

Era un día soleado de primavera, Bárbara se fijó en que su madre tenía algunas arrugas en la frente y al estar en la juventud le daba vergüenza que sus amigas le dijeran que su madre era mayor, entonces le dijo:

- Mamá deberías ir a un spa dónde rejuvenecerías unos años , comer comida sana e irte algunos días a relajarte o salir un día entero y ese será el día que no hagas nada, pagarás para comer y para darte lujos para ti.

La  mamá sonrió, y le dijo no quiero perder ni una sola de mis arrugas. Debajo de cada una guardo vivencias especiales en mi vida

Bárbara insistía en que su madre se tenía que rejuvenecer un poco. Pero no lo hacía con tanta insistencia. Porque le pidió a su madre que le contara esos recuerdos  

Desde aquel día, a Bárbara su madre le parecía cada día más guapa.

- Que no importa lo mayor que llegues a ser mamá, porque.... te quiero igual o más

 

Un final feliz. Paula Falcón Pérez. Hab. II

       Un nuevo y soleado día de primavera, asomaba por la ventana de Pablo. Tras despertarse, bajó veloz y contento a la cocina, pues hoy se celebraría el cumpleaños de su hermana Marta. En ella, se encontraba su madre. De repente, apareció Marta muy triste, contando, con ojos llorosos, que un perro le había roto su peluche. Su madre y su hermano intentaron consolarlo, pero el intento fue en vano pues corriendo se encerró en su habitación, ignorando además, que hoy era su cumpleaños.

       Pablito, decide prepararle una fantástica fiesta de cumpleaños. El y su madre comenzaron a preparar un fantástico queque  con un bonito molde con corazones, una gran piñata, dulces, etc. Todo estaba quedando genial, pero aun faltaba algo importante, el regalo. Rápidamente, fueron en busca de este por varias tiendas. Buscaron y buscaron pero no encontraban el adecuado. Pero enseguida, Pablo dirigió su mirada hacia un peluche disfrazado de payaso y lo compraron.

      Al llegar a casa comenzó la fiesta. Todos estaban contentos excepto Marta, quien aun reflejaba en su cara la tristeza. Pablo le entregó el regalo y a medida que lo iba abriendo su cara cambiaba, de tal manera que al verlo le robó el corazón, a este lo llamó Doby.

Pedro y su miedo. Hab II. Egusquizaga Lorenzo. L

Pedro, a pesar de sus 12 años, estaba inquieto y tenía miedo. La noche había caído y se encontraba metido en su cama. Sin embargo, no conseguía conciliar el sueño. ¿Qué es todo esto? Se preguntaba. Desde su cama, podía apreciar una figura enorme e inmóvil en frente de él, como una silueta de un hombre mirándolo sin apenas moverse. Al lado del hombre misterioso observó un animal extraño, de 5 patas, una bestia que le dejaba sin aliento. Pero lo que más pánico le daba, era el contorno de "algo" que corría de un lado a otro de la habitación. Era tanto el miedo que tenía que decidió llamar a su madre. Ésta, preocupada llegó corriendo a la habitación y encendió la luz. El misterioso hombre pasó a ser la lámpara que desde siempre había estado en el cuarto de Pedro. La bestia no era bestia, era  la silla de su mesa de estudio. Y ese "algo" que correteaba por su habitación era su perro, la mascota de la casa, que al igual que él, no podía quedarse dormido. La película de miedo que Pedro había visto por la tarde, se sumó a su imaginación y ambas le jugaron una mala pasada.

 

La felicidad de sus hijas. Adrián Cuervo Martín e Iraida Torres Padrón. Hab. II

La historia comienza con un chico llamado Acaymo, el cual tiene dos hijas llamadas Yasuri y Yamiley, ambas de la misma madre que falleció hace ya unos años. Acaymo es un reconocido arquitecto tanto a nivel regional como internacional, lo que le da una fuente de ingresos multimillonaria que emplea mayoritariamente en los caprichos de sus hijas.


Un día en una romería, Acaymo y sus amigos rebozaban de alegría, entre rones y cervezas (algunas bastantes espesas) conoció a una jovencita llamada Guacimara, que desde el primer momento se interesó por Acaymo.


Pasado unos meses, Guacimara y Acaymo deciden vivir juntos, pero sus hijas no querían que Guacimara fuera su madrastra, ya que ella le quitaba todo el dinero a su padre, además de su tiempo, puesto que casi nunca se separaba de él. Las hijas, cansadas ya de la cara dura de su madrastra, idearon un plan para acabar con ella.


El plan  consistió en que Guacimara cogiera la mayor cogorza de su vida, a continuación, la vestirían de monja engañándola así de que era el vestido de novia y hoy era su boda. Entonces, la llevaron a un convento y se casó con Dios pensando que era Acaymo.


Al día siguiente, Guacimara se da cuenta de la jugarreta que sus hijastras le habían hecho, pero ella ya no podía hacer nada para solucionarlo, ya que las monjas no la dejarían salir nunca más.


Acaymo, al enterarse de que ella le puso los cuernos, en este caso, con nada menos que con Dios, decide olvidarse de Guacimara para siempre cortándole el grifo de dinero, lujos y caprichos, volviendo a ser un padre soltero interesado única y exclusivamente en la felicidad de sus hijas.


FIN

Querido diario. Abenaura González

Querido diario

Hoy todo cambió. La vida y mis metas en sí, fueron diferentes. Aquí llueve mucho, allí en cambio el sol resplandece de esquina a esquina. Hoy, ni él me hace sonreír. Él ni con sus locuras que en días anteriores lo conseguía, me hace reír. Ay, ¡qué es de mi! Podría jurar que las cosas han cambiado tanto entre él y yo. Es tan difícil luchar contra todo esto, sin embargo, las ganas no se van de mi.
Es como ahogarse en un mar de lágrimas, pero, no querer subir a la superficie por muchas fuerzas que tengas, porque, las ganas son mínimas...  Mi corazón está frío, no siente ni siquiera ama, ni siente.  
Él o él, ese pensamiento me persigue. Él o él... No hay otra. Con él, siempre, de manera que, lo demás no existe. He pensado en irme de éste mundo, pero, hay algo, aquí, cerca de mi, que me dice: "No lo abandones, más, quédate con él para siempre"
Juraría que por mucho daño que me ha hecho, por mucho que me haya dolido lo que hizo, sé que lo amo. 
Recuerdo como sí estuviera pasando en este momento, recuerdo como sí lo estuviese viviendo...

-A ti no te ama, Gara, me ama a mi.

Y en ese momento, se besan. Ellos... Mi mejor amiga y mi novio de hace 5 años...
¿Por qué? Él no negó nada, ni siquiera, dijo lo contrario. Callado se quedó, besándola a más no poder, besándola como me besaba a mi en esas noches que me daba placer y amor a la misma vez mientras decía:

-Eres tú, tú o nadie. 

El entierro de la Sardina. Abenaura González




Fue un día... 8 de Agosto cuando lo conocí.
Afortunadamente, tuve la oportunidad de chocarme con él, mientras hablaba con mi amiga.
                    
            -Andrea, ¡cuidado!

Y de repente, me vi tirada en el suelo, con la camisa manchada de helado.

            -¡Oye, podrías mirar por dónde vas!
            -¡Tú también podrías haber mirado! ¿no?

Su mirada me llamó la atención. Quise pararme a mirarle un rato. Él me miraba, mi amiga estaba en la inopia. Yo estaba embobada con sus labios, esos labios que desee ver como se movían al ritmo de mi corazón.

-Me llamo Daniel... -dijo bajando su mirada-. ¿Y tú?
-Andrea. Encantada...

Y así fue como empezó todo. Nuestra relación. Nuestra mini conversación fue el motivo de que nuestra amistad cada año, en ese día, en el día del entierro de la sardina, fuésemos felices. 
Y aunque sea increíble de creer...   Daniel y mi amiga Carolina, están juntos. 
Gracias a ese choque, empezaron dos relaciones.

El reencuentro. ELISABETH ALMEIDA DÍAZ

                               El reencuentro.
Era las cinco de la tarde, mis amigas y yo íbamos a ir a casa de nuestra amiga Julia o bien a la playa, cuando oímos que alguien nos estaba hablando desde fuera, es decir desde la calle. Mi amiga Alexia subió a la segunda planta y abrió la puerta. Era nuestro amigo de infancia, que no veíamos desde prescolar. Mi amiga Alexia, lo abrazo y todas las demás también. Después de hablar nos preguntó que adonde íbamos a ir, nosotras le dijimos, que estábamos pensando en ir casa de nuestra amiga Julia, o bien ir a la playa.
Él nos dio la idea, de ir primero a casa de Julia, y después ir a la playa. Cuando llegamos a la casa de Julia, nos abrió, su madre, nos dijo que ella estaba en su habitación, cuando vio a Daniel, se puso muy contenta, fue muy re confortable para ella, ya que sus padres se habían separado esa misma semana. Por lo tanto, ella se puso muy contenta y después de estar mucho tiempo todos incluida Julia, nos fuimos a la playa

La mentira. Cayetano Morales Vega.

Ayer vi a su amigo, y me dijo que estaba enfermo. Entonces, me preocupé y le llamé pero nadie contestó. Cada vez más preocupado, fui a su casa y no había nadie. El Lunes fue al instituto y le pregunté que por que no estaba en su casa. Me dijo que no estaba, porque fue a cuidar de su abuela. Me sorprendí aunque tenía la sensación de que algo escondía. Unos días después le vi con una chica y descubrí que me había mentido. Cuando le volví a ver le dije que por me había mentido y se enfadó conmigo.

La fiesta. Andrea Santana González.

La fiesta


  Era un sábado por la noche y mi madre se enfadó diciéndome que no podía ir a la fiesta. Me en enfadé muchísimo pero no sirvió de nada. Tenía todo preparado desde hace un tiempo o sea que tenía lo que me iba a poner listo. Sin embargo me faltaban todavía los tacones porque no sabía si ponerme los rosados o los marrones.

 Finalmente me tuve que quedar en casa, es decir, aburrirme y acostarme temprano. La causa de este enfado ni la sé ni la sabré, pero seguramente fue por no haber recogido mi habitación.

Boris González Quesada

Había llegado el día del partido y mi entrenador estaba muy nervioso. Era un partido muy importante y si lo ganábamos podíamos subir puestos , pero , si lo perdíamos nos quedaríamos sin poder luchar por el título , así que , el equipo estaba muy comprometido . En el calentamiento nos reunimos todos y ensayamos los movimientos que nos habían enseñado . El partido fue muy disputado pero nos pudimos alzar con la victoria , o sea que , pudimos seguir por la lucha del título .

Boris González Quesada


La niñita fea. Adrián Cuervo Martín. Hab. II

En el barrio de Carretería, que se encuentra en el municipio de Moya, vivía una niña llamada Pinito. Ella no era muy guapa, pero siempre comía sano. Continuamente, sus amigas se burlaban de ella y le decían que nunca será guapa, pero Pinito muy confiada, viendo lo mal que se alimentaban sus compañeras les dijo: ̒ lo que se come se cría con alegría ̓. Pero sus amigas nunca le hacían caso.

Pasaron los años y Pinito vuelve a ver a sus compañeras, pero estas no la conocían y ella señalo: ̒ soy Pinito la que nunca será guapa ̓. Sus amigas asombradas del cambio que había dado le dijeron: ̒ Pinito tenías razón de lo que se come se cría con alegría, te vemos contenta sana y preciosa con una sonrisa como la Graciosa ̓. Pinito muy alegre señaló: ̒ he cambiado porque me he cuidado y estoy contenta, debido a que dono mi alegría a otras personas. Y ellas le preguntaron: ̒ ¿cómo? ̓ Y Pinito respondió: ̒ con mi sangre sana que regalo a los demás ̓.

En la noche. Virginia Perera García HAB.II

Toqué con mis pies el suelo frío, mandé a callar al perro que nervioso no paraba de ladrar, mi instinto de madre me decía que algo iba mal y fui a la habitación del niño. Abrí la puerta, en lo primero que me fijé fue en que su caballito de juguete se estaba moviendo. La ventana estaba totalmente abierta, un miedo intenso se apoderó de mí y justo en ese preciso instante, la puerta se cerró de golpe debido a la corriente, mi susto fue tan grande que no tardé en ir a la cama, baje la manta, el niño no estaba, en su lugar había una nota que ponía: "Tenemos a su hijo, si quiere volver a verlo, queremos siete mil euros, deje el dinero en una bolsa en el banco del parque Cabrera.
Pegué un fuerte grito y desperté, todo resultó ser un sueño, después de eso me acosté con él. A la mañana siguiente, mi niño me preguntó –Mamá ¿Qué haces durmiendo conmigo?—A lo que yo respondí—Porque los mayores a veces también, tenemos pesadillas. 

Virginia Perera García HAB.II


Toqué con mis pies el suelo frío, mandé a callar al perro que nervioso no paraba de ladrar, mi instinto de madre me decía que algo iba mal y fui a la habitación del niño. Abrí la puerta, en lo primero que me fijé fue en que su caballito de juguete se estaba moviendo. La ventana estaba totalmente abierta, un miedo intenso se apoderó de mí y justo en ese preciso instante, la puerta se cerró de golpe debido a la corriente, mi susto fue tan grande que no tardé en ir a la cama, baje la manta, el niño no estaba, en su lugar había una nota que ponía: "Tenemos a su hijo, si quiere volver a verlo, queremos siete mil euros, deje el dinero en una bolsa en el banco del parque Cabrera.
Pegué un fuerte grito y desperté, todo resultó ser un sueño, después de eso me acosté con él. A la mañana siguiente, mi niño me preguntó –Mamá ¿Qué haces durmiendo conmigo?—A lo que yo respondí—Porque los mayores a veces también, tenemos pesadillas. 

Mañanas alocadas.HabII, Reyes González.L.

No hace mucho tiempo, Lola se encontraba en el gimnasio.Como cada mañana, comenzó con su calentamiento matutino en la bicicleta estática y más tarde decidió ir a es nueva clase de pilates que tanto se había anunciado estos meses en el centro.
Una vez finalizada la clase, Lola estaba exhausta. ¡Qué dura había sido! Desfallecida se encontraba, por lo que se acercó a la primera máquina expendedora que encontró y se compró una Campesina Tropical Integral. Gracias a ella repuso mucha energía.
Luego fue a los vestuarios, se dio una buena ducha y se puso su ropa nueva. Cuando Lola se disponía a subirse al coche, se encontró con su prima Patricia. Acto seguido Lola la invitó a subirse al coche y decidieron dar un paseo en el mismo. De repente a Patricia le entraron una ganas terribles de ir al baño, pero lo peor de todo es que no encontraban ninguno cerca de la zona, hasta que a lo lejos divisan un McDonald, esa fue su salvación.

Mañanas alocadas.HabII, Reyes González.L.

No hace mucho tiempo, Lola se encontraba en el gimnasio.
Como cada mañana, comenzó con su calentamiento matutino en 
la bicicleta estática y más tarde decidió ir a es nueva clase de pilates que 
tanto se había anunciado estos meses en el centro.
Una vez finalizada la clase, Lola estaba exhausta. ¡Qué dura había
sido! Desfallecida se encontraba, por lo que se acercó a la
primera máquina expendedora que encontró y se compró una Campesina 
Tropical Integral. Gracias a ella repuso mucha energía.
Luego fue a los vestuarios, se dio una buena ducha y se puso su
ropa nueva. Cuando Lola se disponía a subirse al coche, se encontró con
su prima Patricia. Acto seguido Lola la invitó a subirse al coche y decidieron dar
un paseo en el mismo. De repente a Patricia le entraron una ganas terribles de 
ir al baño, pero lo peor de todo es que no encontraban ninguno cerca de la zona, 
hasta que a lo lejos divisan un McDonald, esa fue su salvación.















































































Brotes de ilusión. HAB II. Ramos Reyes, S.

Había una vez, en un bonito parque al que acudía fielmente a su cita con la soledad, un anciano que tenía por rutina pasar las tardes sentado en un viejo banco de madera viendo la vida pasar.

Este señor no tenía más ocupación que la de salir a caminar provisto de una botella de agua y de su fiel bastón.

Como de costumbre, al atardecer se dispuso a emprender la marcha que le llevaría de vuelta a casa, de tal manera, que al apoyar el bastón en el césped húmedo éste se quedo enterrado, y al intentar sacarlo violentamente perdió el equilibrio y cayó desplomado al suelo.

El anciano avergonzado, intentó levantarse con la mayor brevedad posible dándose cuenta que del agujero realizado por el bastón emanaba un resplandor, del cual obtuvo una muestra de tierra dorada que al ser extraída perdería su brillo. Así que decidió meterla en su botella de agua, ya vacía, y levársela a casa.

Al día siguiente, vio como de la botella  habían brotado una serie tréboles y junto a ella, en su mesa de noche, apareció una moneda de oro.

De repente, la memoria de este anciano se inundó de todos aquellos recuerdos e historias de duendes que su abuelo le solía contar cuando era niño, esbozando en su rostro una sonrisa que le acompañaría durante el resto de su vida. Una vida que dedicaría a todos los niños que solían acudir al parque a escuchar sus historias, aquellas que le ayudaron a sacar el niño que había en él.

Raquel Rosario.

 Íbamos a ir a una fiesta y estábamos decidiendo si ir a la playa o a la de la casa de Marcos. Marta dio la idea de ir a la playa ya que el día estaba soleado pero María quería ir a la casas de Marcos que seguramente iba a estar muy bien también. Nos pasamos toda la tarde decidiendo ya que la fiesta era mañana. Llegamos a la conclusión de que iríamos a las dos fiestas, es decir vamos a la fiesta de la playa por la mañana y a la de Marcos por la noche.

La frutera con alma de diseñadora Hab II Morales Jiménez, L

Érase una vez una chica joven, guapa, simpática, llamada Ana, pertenecía a una familia muy humilde y poco adinerada. Ella trabajaba todos los días en una frutería para poder ayudar económicamente. En su casa vivía con sus padres y cinco hermanos eran muchos y sus padres no ganaban suficiente para poder costearle a sus hijos estudios e incluso lo más vital, la comida.


Ana era una chica a la que siempre le había gustado la costura, un día, después de que llegara del trabajo, se puso hacer dibujos de ropa. Empezó con camisetas sencillas y con pantalones sin muchos decorados. Sus dibujos llegaron a manos de un diseñador muy conocido, el cual la animó a que siguiera creando más bocetos, porque lo que estaba haciendo era realmente alucinante.


Ana se convirtió en una verdadera diseñadora, auténtica y única en sus diseños. En lo que más destacó durante su carrera fue la línea de ropa que sacó para animales. Ella empezó con ropa para ponis, ya que eran sus favoritos entre todos los animales de su establo.


Con este nuevo trabajo, aparte de hacerse famosa y ganar muchísimo dinero, cuando realmente consiguió su mayor éxito fue cuando lanzó su exclusiva colección de joyas, de las cuales, un anillo precioso de esmeralda lo compró su mayor clienta la Renia de Inglaterra.


Por lo tanto Ana siguió ayudando en la frutería y se dedicó por completo al diseño, que fue lo que hizo que pudiera ayudar a su familia a vivir mejor.

La buena noticia. HAB II, Ojeda Jimenez, A.

Sentada en mi sillón de diseño, carísimo por cierto, esperaba su llamada un poco inquieta. Era ya muy tarde y mañana tenía que retomar el trabajo, así que me acurruqué y viendo la televisión me dormí.
Por la mañana tenía el móvil repleto de mensajes y era mi jefe. En casi todos coincidía: -¿Dónde estás?, -¡Tienes que entregar la entrevista!; así que me apresuré a mi despacho, repasé el documento y lo mandé a la editorial pero él seguía sin llamar.
Me pasé el día en la calle comprando las últimas prendas que quedaban en las rebajas y por fín el teléfono sonó, era el veterinario y la operación fue un éxito, ¡mi perro estaba sano y salvo!

Una buena obra. HAB II, Torres Alonso, T.

Había una vez un grupo de amigos a los que les gustaban hacer cosas juntos. Es una de estas pandillas en donde se ayudan y apoyan mutuamente. Como es normal, todo equipo está liderado y este no es diferente a cualquier otro. Para ellos la desigualdad radica en que no es el más inteligente o avispado de todos los componentes, sino todo lo contrario, una persona de lo más mundana, cuya virtud es la de escuchar y ayudar sin esperar nada a cambio. Así es Luis
Habituados todos a quedar los viernes, como de costumbre, en el garito más estrombótico de la ciudad pero a la vez tranquilo, acuden todos a su cita. ¿Cual fue la sorpresa? Pues abandonada en un rincón cercano al pub se encuentran una perrita. Luis, que acudió en bicicleta, decidió llevarla a casa para alimentarla, pues parecía desnutrida. Y de esta forma cambiaron el emplazamiento del pub a su casa.
Ana, una de las últimas incorporaciones al grupo, al ver al animalito tan desvalido propone que sean todos los componentes los nuevos amos de este pequeño ser. 
Ya en casa de Luis, con un vinilo de Edith Piaf de fondo, celebran la adquisición de la nueva mascota del grupo y entre todos deciden llamar a la perrita como la cantante francesa.

Todo lo que buscas, en Mercadona. Miriam Rodríguez; Virginia Perera; Diandra Medina. Hab. II

Púrpura era una dependienta del Mercadona de Miller Bajo. Su mayor deseo era ser madre, pero debido a todos los desengaños estaba empeñada en ser madre soltera. Todo el dinero que ganaba lo metía en una hucha de un cerdito para poder adoptar.

Día tras día, trabajaba duramente poniendo embutidos a la gente para conseguir el dinero necesario para adoptar.

Un día tormentoso, al terminar su jornada laboral, iba dispuesta a regresar a casa, pero un rayo se interpuso en su camino. Tras el susto se acercó temblorosa hacia un objeto que brillaba en el suelo, y para su sorpresa se encontró con un objeto que desprendía mucha luz. De repente empezó a sonar y Púrpura, muy decidida, contestó la llamada.

- ¡Hola! Si usted es Púrpura, pulse 1, y si no lo es, también.

- Ha elegido la opción 1.

- Enhorabuena, ha sido premiada con un deseo. Hable alto y claro después de la señal… piiih.

Púrpura, incrédula y algo vacilante pidió su deseo.

- Deseo ser madre soltera.

- Pii-pii-pii-pii-piii!! ¡Le ha tocado un perro!

- ¿Qué? ¿Tú estás loco?

- ¡Niños, niños, quiero niños, perros no!

De repente, delante de la joven apareció un pequeño perro que no le quita ojo de encima. En el collar del perro aparece una carta que dice:

"Tendrás que cuidarme y atenderme lo suficientemente bien si quieres ser madre".

Tras varias semanas con el perro, su deseo no se realizaba, hasta que un día, cuando llegó al Mercadona le dijo a la jefa que la estaban esperando en el almacén. Al llegar se encontró con 2 niños que la llamaron mamá.

Al final, su sueño se multiplicó por 2 más1 perro.

El cojín azul. Miriam Rodríguez. Hab. II

Faltaba una semana para el cumpleaños de Pablito y aún su mamá no había encontrado el cojín azul de Mickey Mouse, que el niño quería.


Todos los días Pablito le preguntaba a su mamá si le iba a regalar el cojín que tanto deseaba, y su mamá le decía "sorpresa Pablito, sorpresa".


Ana, su mamá, día tras día, buscaba en todas las tiendas el cojín que más se pareciera al que había pedido su hijo.


Faltando un día para el cumple de Pablito, su mamá recibe una llamada a su móvil, era Susana, la abuela del niño. Llamó para decir que en una tienda, cerca de su casa, había un cojín de Mickey de color azul. Rápidamente, Ana fue a la tienda y lo compró.


Llegó el día del cumple de Pablito y tras soplar las velas, empezó a abrir regalos y cuando abrió su cojín comenzó a dar saltos de alegría, mientras su madre y su abuela se miraban y suspiraban profundamente con una pequeña sonrisa. 

La revelación. Francisca Patricia; Lilian Morales; Alba Castro. Hab II

La revelación

Como regalo de cumpleaños ella le obsequió con un salto en paracaídas; a él le gustó el detalle pero no le hizo mucha ilusión.

Luego de varias semanas, una mañana de domingo, se levantó valiente y optimista; voy a cobrar mi regalo, se dijo a sí mismo. Después de montarse en la avioneta y lanzarse al vació… supo la verdad: quería casarse con ella.

Camino a casa, sin pensárselo dos veces, compró el anillo mas caro de la tienda, una esmeralda y dos diamantes, ella lo valía.

La llamó por teléfono: ella estaba en el campo, él miró su reloj y aún tenía tiempo para visitarla.

Al llegar, ella se encontraba en el establo. Estaba cuidando de sus queridos ponis, y ahí mismo se le declaró. 

Para desconectar. Alba Castro Marrero. Hab. II

Para desconectar.

 

Érase una vez una famosa cantante llamada, Taylor Swift. Un día ésta se despertó con ganas de hacer algo nuevo y diferente para despejarse un poco. Así que, se cambió y tratando de que no la viera ningún paparazzi se dirigió hasta el coche, se montó y el y fue de camino a casa de un amigo. Minutos antes en los que ella iba a por su coche un paparazzi pudo verla y fue tras ella, para saber hacia donde iba y sobre todo con quién.

Por fin paró el coche frente a una casa, esperó unos cinco minutos y salió un chico, se montó en el coche y siguieron su camino.

Tras un largo camino en coche, pararon frente a un lugar especializado en paracaidismo.

El paparazzi siguió haciendo fotos con su cámara y tras esperar unas cuantas horas, ya que no le dejaban pasar, consiguió hablar con ella cuando salió para saber qué habían hecho y por qué. A lo que ella le respondió que simplemente lo hizo porque quería hacer algo diferente alejándose de la fama y pensó que esa podría ser la forma de desahogarse y desconectar. Y en cuanto a su amigo, lo avisó porque desde hacía tiempo ella sabía que él quería hacerlo, y ella al ser algo asustadiza, no quería hacerlo sola, y sabia que con su compañía ese miedo desaparecería y saltaría. 

Nada permanece. Tania del Carmen Rodríguez Ávila. Hab. II

Nada permanece

 

   Sonia era una chica a la que le encantaba la moda. Siempre iba bien arreglada a cualquier lugar. Era una chica muy tranquila y estudiosa. Sin embargo, detrás de esa imagen de niña perfecta, se escondía otra persona...
 
   Se gastaba demasiado dinero en caprichos innecesarios: bolsos caros, zapatos de todos los modelos, complementos, ropa, etc. Era una persona muy ambiciosa aunque lo ocultaba fuera de su ámbito familiar.
 
   Un día se empeñó en salir a una fiesta donde famosos y demás compartían más que un espacio lleno de luces y color acompañado de la mejor música del momento. Consiguió lo que quería y se puso su mejor vestido. Al llegar al evento, conoció a mucha gente. Nunca se llegaría a imaginar la clase de persona que conocería.
 
   Marco era alto, fuerte y muy guapo. Su sonrisa iluminaba su bello rostro. Pero pronto todo cambiaría. Sonia no será consciente de lo que ocurra a su alrededor... 

El partido del año. Juan Manuel Hidalgo Quintana. Hab. II

El partido del año:

 

Tyler es un universitario y el capitán del equipo de baloncesto de una universidad de Estados Unidos. Un día, llegó una chica nueva a la universidad que le gustó. Al tiempo, comenzó a salir con Ally, que así se llamaba.


Un año después, llegó un chico nuevo a la clase de Ally, que empezó a conocer. Después de unos meses tonteando; Tyler, le retó a un partido de baloncesto, que ganó. El chico decidió ponerse en forma con una entrenadora personal para tener la revancha.


A las tres semanas, Tyler, llega a la universidad en su coche azul y el chico le pidió la revancha. Ellos, se quitaron los pantalones vaqueros y se pusieron unos pantalones cortos y bajo la mirada de Ally, jugaron el partido y que ganó el chico. Finalmente, él salió con Ally, y, Tyler lo aceptó.

Perdidos en la casa. Tania Ramíres Rivero, Stefania Castro y Juan Manuel Hidalgo Quintana. Hab. II

Perdidos en la casa:

Javier, Elena y Pedro formaban una familia algo extraña en el norte de Alemania. Javier que era el padre de la familia, era el dueño de una conocida marca de electrodomésticos, y, su esposa Elena era una prestigiosa diseñadora de ropa de carnavales.

 

Al nacer Pedro, los padres se vieron en la obligación de contratar un canguro  puesto que sus trabajos le impedían cuidar al niño. Tras una larga búsqueda en Internet, ya estaban desesperados, pues, ninguno daba el perfil idóneo. De repente, en la parte inferior de la pantalla del portátil, encontraron un anuncio que les llamó la atención, y, no dudaron en ponerse en contacto con el responsable del anuncio. Al día siguiente, y, sin pérdida de tiempo, el canguro comenzó a trabajar para ellos. Los padres no podían esperar más, pues, les había llegado la noticia de que habían sido seleccionados para concursar en el famoso reality "perdidos en la tribu".

 

Pasada una semana, los padres emprendieron su viaje hacía El Amazonas y solo quedaban Miguel, que así se llamaba el canguro y Pedro. Todo parecía ir con normalidad pero la vivencia más importante en la vida de Miguel estaba por llegar. Cuando éste estaba escondido en el taller de modelaje de Elena probándose los disfraces creados por ella, escuchó a Pedro gritar, éste decía: Miguel, Miguel...los gorilas.

 

Al no saber a qué se refería bajó disfrazado de pirata y encontró a dos enormes gorilas en el salón de la casa. Al no saber que hacer, cogió a Pedro y a los gorilas. Los metió en su lujoso coche y se dirigieron al circo más cercano para el próximo espectáculo.

El partido del año. Juan Manuel Hidalgo Quintana. Hab. II

El partido del año:

Tyler es un universitario y el capitán del equipo de baloncesto de una universidad de Estados Unidos. Un día, llegó una chica nueva a la universidad que le gustó. Al tiempo, comenzó a salir con Ally, que así se llamaba.

 

Un año después, llegó un chico nuevo a la clase de Ally, que empezó a conocer. Después de unos meses tonteando; Tyler, le retó a un partido de baloncesto, que ganó. El chico decidió ponerse en forma con una entrenadora personal para tener la revancha.

 

A las tres semanas, Tyler, llega a la universidad en su coche azul y el chico le pidió la revancha. Ellos, se quitaron los pantalones vaqueros y se pusieron unos pantalones cortos y bajo la mirada de Ally, jugaron el partido y que ganó el chico. Finalmente, él salió con Ally, y, Tyler lo aceptó.

Todo es posible. Paula Falcón, Sade Medina y Alba García. Hab. II.

En una casa cualquiera, de cuyo país no quiero acordarme, vivía una alegre y risueña niña llamada Margarita. A ella le encantaba pasar sus tardes junto a su caballo Rigoberto, su mejor amigo y compañero, quien se convertía siempre en el protagonista de cuanta historia se le ocurría.

Una tarde después del colegio, llegó veloz a su casa y comenzó a dar pie a su fantasía disfrazándose con cuanto artilugio y atuendo encontraba, se puso sus botas para montar a caballo y se dirigió al establo donde la esperaba Rigoberto. Cansada de jugar, llegó la noche y, aunque se había divertido, la tristeza se apoderó de ella pues, como en sus fantasías, Margarita deseaba que su caballo pudiera hablar de verdad. Una vez acostaba en su cama, abrazando fuertemente a su peluche, pidió un deseo, en el que quería ansiosamente que su caballo pudiera hablarle. Su madre se encontraba en la puerta escuchando y le dijo:

-Margarita, ese deseo tan fantástico no se podrá hacer realidad.

A lo cual, la niña responde:

-La esperanza es lo último que se pierde.

A la mañana siguiente, Margarita se levantó optimista, entonces se vistió, se sentó en su silla a colocarse las botas y se dirigió al establo. Saludó a Rigoberto muy emocionada y lo miró fijamente esperando que alguna palabra saliera de su boca, pero sólo escucho el silencio, y rompió a llorar afirmando lo que su madre le había dicho. Pero, de repente se escuchó:

-Margarita, ¿por qué lloras?

La niña se dio la vuelta y no salía de su asombro.

-Rigoberto, ¡estas hablando!
-Sí, tu deseo se ha hecho realidad, pero prométeme que será nuestro secreto.
-Por supuesto, ¡ahora sigamos jugando!

Un encuentro inesperado. Alba García Rodríguez. Hab. II

Era una tarde entre semana en la que dos chicas, Demi y Sara, las cuales ninguna sabía de la existencia de la otra, estaban un tanto aburridas y decidieron curiosear páginas de compra por internet a ver si había algo interesante. Por un lado, Demi se encaprichó de una camiseta rosa que buscó mucho tiempo pero nunca encontró, y resultó que la encontró en una página web. Por otro lado, Sara necesitaba un mp3 nuevo ya que el suyo dejó de funcionar desde hace tiempo, encontró uno barato y lo compró.

El día de la entrega de los artículos coincidió para las dos y al parecer a Demi le llegó el mp3 de Sara, y a ésta la camiseta. Disgustadas por ello se pusieron en contacto con los vendedores, Sara con el de Demi y viceversa. Los vendedores se desentendieron del problema y les proporcionaron a cada una el teléfono de la otra. Se pusieron en contacto y dio la casualidad de que vivían en el mismo lugar, quedaron y se devolvieron sus respectivos objetos. Pero, la cosa no quedó ahí, ya que la situación que les había ocurrido les pareció curiosa así que siguieron en contacto y se convirtieron en grandes amigas. ¿Toda esta equivocación fue una simple casualidad o algo predestinado?

Una mañana con la familia real. Melania Santana Méndez. Hab. II

Una mañana con la familia real

Una mañana la Infanta Leonor se despertó en la habitación de su lujosa casa en Mallorca. Su madre estaba tomando el sol en el balcón de la planta superior, esperando a que llegara Leonor y, así, entregarle el pececito que su padre le había comprado. La niña estaba muy contenta con su nueva mascota, por fin podría usar la pecera que le habían regalado sus abuelos. Lo primero que hizo la pequeña infanta fue presentarle a su muñeca favorita el nuevo animalito, puesto que para ella su muñeca Alba es muy importante. 

Cuando llegó su padre y su heramana Sofía, la nña corrió a abrazarlos y darle las gracias a su padre por la mascotita. Tras esto Felipe y Letizia se dispusieron a hacer una ensalada con lechuga y algunos tomates porque no tenían servicio ese día.

Las botas de agua. Sade Medina Rodríguez, Hab. II

Las botas de agua

 

Un día lluvioso, se encontraba un niño sentado en su silla mirando a través de la ventana. El niño estaba muy triste, ya que no podía salir de casa porque había perdido sus botas de agua. Al encontrarse solo y aburrido, decidió jugar a encontrar sus botas dentro de casa. Fue habitación por habitación; miró bajo la cama, dentro de la ducha, en el pollo de la cocina, dentro de la papelera,… en los sitios más extraños que se le ocurría,  pero no las encontró.

El niño apenado, recordó que semanas atrás salió de paseo con su padre en su caballo, y a mitad del camino comenzó a llover. Tras ello, no tardaron en dar marcha atrás y volver al establo que tenían justo al lado de casa. En ese pensamiento fue cuando recordó que quizá sus botas estuviesen en el establo. Corrió descalzo hacia la cuadra para realizar su última búsqueda. Detrás de los cubos, entre la paja, y finalmente terminó mirando detrás de su bonito caballo, y estaban justo allí, en el mismo lugar donde las había dejado semanas antes.

Un viaje a Urano. Iraida Torres Padrón. Hab. II

Un viaje a Urano

    Lucía es una niña muy fantasiosa, alegre y llena de vida. Una de sus características es que siempre lleva consigo un lápiz rojo pequeño, al cual lo considera su amuleto de la suerte.

   Una noche tuvo un sueño muy extraño. Ella imaginó que estaba teniendo un maravilloso viaje al planeta Urano y el cohete que la llevaba tenía la forma de su amuleto.

   A la mañana siguiente se levantó muy alegre, le había encantado el viaje que tuvo en su sueño. Lucía estaba deseando llegar al colegio y contárselo a todos sus amigos. Al decírselo a ellos les gustó tanto que también se querían unir al viaje y conocer más sobre este planeta.

   Ese día en clase, su profesor de Conocimiento del Medio les habló a sus alumnos sobre los planetas y sus características y estos se quedaron alucinados debido a la casualidad con el sueño de Lucía.

   Al terminar la clase, los niños se fueron al recreo y comenzaron a organizar su viaje a ese maravilloso planeta llamado Urano.

Un resultado inesperado. De León Cabrera C.; Lopez Crespo B. y Navarro Santana V. HHLLII

Un resultado inesperado

Era una soleada mañana de primavera. Pablo Picasso colocaba, estratégicamente, el mobiliario para ambientar su nueva obra: un viejo, pero elegante, sillón y una mesita con un jarrón repleto de rosas, que él mismo se había preocupado de cortar, y que inundaban la estancia con su aroma. Solamente faltaba el elemento protagonista de su creación: Kate Middleton.

Llegó con puntualidad inglesa, ataviada con los colores que el artista le había sugerido. Esperando el trato acostumbrado, se encontró con la sencillez y cercanía del pintor.

Él le indicó que se acomodara en el sillón para comenzar el trabajo. Todos los días se producía la misma rutina: Kate llegaba, se sentaba y Picasso hacia uso de paletas, pinceles e inspiración. De vez en cuando, se colaban por alguno de los ventanales mariposas, atraídas por el dulce aroma de las rosas.

Pasaron dos semanas y Picasso seguía guardando con recelo la pintura. Sin embargo, Kate, curiosa por conocer el resultado, exigió al artista echarle una ojeada al cuadro. Cuando ella lo vio, asombrada y perpleja, pidió explicaciones al autor y, en ese mismo instante, llamó con su teléfono móvil a sus abogados para cancelar el contrato; pues Pablo Picasso había retratado a la joven pero con una pequeña diferencia: su rostro era una mariposa.

Princesas del siglo XXI. Víctor Manuel Navarro Santana.

Princesas del siglo XXI

Eran las doce de la mañana y Kate se disponía a subir en el coche que la llevaría hasta el antiguo edificio de correos, donde tendría lugar la reunión en tan solo media hora. Sin saber muy bien cómo, se vio rodeada por los leones del palacio, que estaban llenos de barro. Le mancharon su fino vestido burdeos y el estrés se apoderó de ella. Hizo uso de su teléfono móvil de coleccionista para pedir a su ama de llaves un nuevo vestido pero esta le ofreció un detergente de mágicas propiedades que quitaba las manchas al instante.  Finalmente, la joven princesa pudo asistir a la reunión pero todos notaron que algo extraño había ocurrido.

El entierro de la sardina. Roberto Díaz Quintana

El carnaval es uno de los actos más divertidos, que se celebra hace muchísimos años, teniendo un comienzo y un final.

Esta fiesta comienza con un pregón, pasando a actos de fiesta infantil, cabalgatas, galas de reinas, en estas galas y demás actos no se queda nadie atrás hay actividades tanto para pequeños como mayores y adultos, y finalizando con el famoso y divertido entierro de la sardina, dando así por finalizada las fiestas que acaban el miércoles de ceniza y dando as lugar a la cuaresma. Para unos es un tiempo en el que todo le cae pesado y desea pasar rápido estas fechas de carnaval, en cambio para otros muchos son fechas en las cuales se diviertan y disfrutan mucho y yo soy uno de ellos.

La Marea Mágica. Cristina de León Cabrera.


La Marea Mágica

Todo sucedió en una desértica pero bonita playa en donde, un buen día, el pintor Pablo Picasso, enamorado de la naturaleza del escenario, llegó para hacer del mar su inspiración.

           Para crear obras de más calidad, llevó en su mochila un mini-casete en cuyo interior se encontraba una cinta. En ella, había una música secreta la cual le ayudaba a producir sus famosos cuadros.

                Una de las mañanas en las que, como de costumbre, acudió a la playa, se encontró con una señora que le advirtió:

                -¡No te fíes de las mares de esta isla: son desinquietas y mágicas!

Picasso, curioso, sacó del bolsillo de su pantalón una caja de cartas de Pocket con las que jugaba al solitario. Se acercó a la orilla y las lanzó al mar. Al cabo de unos segundos, como si fueran brotes del agua, aparecieron unas bonitas gaviotas.

Picasso, emocionado, pensó en hacer la obra más hermosa. La haría sirviéndose de su cuerpo. Así, se arrojó al mar, naciendo del mismo, una llamativa mariposa verde.

Algo inesperado. HAB II Ojeda Jimenez, A., Rodríguez Ávila, T, Torres Alonso, T.

Algo Inesperado

La otra noche estaba con mi grupo de amigos en el bar "Ca' Lolo". Se hizo tarde y no había sacado a mi perrito coco a pasear. Entonces me despedí y salí apresuradamente. Al llegar a la puerta me percato que había olvidado el bolso y con ello mis llaves. Apesadumbrada me dispuse a regresar a por mis pertenencias. Cuando me di cuenta que alguien se dirigía hacia mí. ¿Cuál fue mi sorpresa? Pues Carlos, ese chico tan lindo e inteligente, del cual estoy enamorada hace mucho tiempo, apareció en bicicleta con mi bolso.
Era la ocasión perfecta para declararle mis sentimientos y así hice. Pero llegué tarde. Su corazón pertenecía a otra mujer ya que con mi bolso él también me entregó un sobre blanco que contenía una invitación a su próxima boda.  

Redacción El entierro de la Sardina. Anabel Castillo Luján. 4º B ESO

El entierro de la sardina es el acto que cierra los carnavales. Los carnavales, son unas fiestas donde la gente se disfraza y sale a la calle. El entierro de la sardina es un acto dentro de todas estas grandes fiestas que son el carnaval.

El entierro de la Sardina suele parodiar a un cortejo fúnebre y culmina en la quema de esta figura. El paso por el fuego de la sardina es el símbolo de la regeneración y liberación, representando la quema del pasado, lo socialmente establecido y así, haciendo que surja una nueva sociedad transformada.

La figura de la sardina, representa los vicios y el desenfreno que aflora durante las fiestas. Al ser quemada estas actitudes desaparecen y comienza un nuevo principio.

Para concluir, los carnavales son fiestas del pueblo que tiene mucha tradición en muchos lugares del planeta. Son famosos los carnavales de Río de janeiro. En España también son muy conocidos los carnavales de Cádiz y de Canarias.

El entierro de la sardina

El entierro de la sardina

     En una aldea remota, en el pacífico celebraban una fiesta milenaria, que consistía en representar una sardina con hojas.  Cada familia tenía que quemarla para tener suerte durante todo el año. Pasaron los años y la aldea sufría un gran despoblamiento y la tradición se fue con ellos. Allí quedaban unas tres familias y  un anciano muy mayor del cual se desconocía su edad. La semana antes de este día tan señalado el anciano contó al resto de su aldea la leyenda de la sardina. Cuando él era pequeño sus mayores le contaban historias sobre  un banco de sardinas que daba vueltas a la isla y que en ese día el banco se transformaba en una única y enorme sardina que hacía  que las aguas de su alrededor estuvieran agitadas. La única manera de calmarla era quemando hojas ya que el viento se llevaba las cenizas hasta el mar.Entonces ,posteriormente crearon esa tradición de quemarlas en forma de sardina. La víspera del día tan señalado la isla sufrió un gran incendio. Los escasos habitantes huyeron de la isla en sus barcos a otras islas más cercanas desde la que podían observar el avance del fuego. Pasaron dos días desde que el fuego fue iniciado y a sorpresa de los nativos la isla había desaparecido. A partir de ese día circula la leyenda de que aquella isla está hundida y que en ella descansa el cuerpo de la gran sardina gigante.

EL ENTIERRO DE LA SARDINA. ELISABETH ALMEIDA DÍAZ

Viernes día de luto ya que es el entierro de la sardina pero con alegria para nosotros. Miercoles de esa misma semana, son los mogollones ¿Saulo, que tal, que ha pasado? Te dije el otro día, que hoy son los mogollones en Las Palmas y que vamos a ír todos.
Son las once de la noche, ya estamos en Las Palmas, nos acabamos de bajar de la guagua. Vamos caminando para ponernos detrás del auditorio,todos cuando derrepente, se produce una pelea delante de nosotros. ¡ Deyanira! ¡Deyanira!. Solo oigo la voz de Saulo, también se que mi mejor amiga Anabel que me está levantando lo cabeza, y su novio está buscando ayuda entre un atropello de gente. Siento que me tocan la mano, luego me tocan el cuello también puedo oír ¡ Deyanira quedate con nosotros!. Me suben en la ambulancia, me llevan al hospital más cercano. Durante una hora estoy en el quirofano. Luego me suben a planta. Durante tres semanas estoy ingresa, porque tengo una herida en la que tengo quince puntos.
Hoy es el día del entierro de la sardina y aún recuerdo aquel suceso, pero para nosotros es todo un día de alegría.

El Entierro de la Sardina. Andrea Santana González.

El Entierro de la Sardina



 ¡Dios mío, José! Otra vez este sufrimiento, todos los años igual. ¿Por qué tienen que pasar los Carnavales tan rápido?  Dos semanas para prepararme el disfraz, tres semanas pendiente de la televisión, para ver las Murgas, los Drag Queens, las Elecciones de la Reina y finalmente, nuestra triste despedida del Carnaval, el Entierro de la Sardina.

 Ver como se quema nuestra linda Sardina, me recuerda que otro año ha pasado y pienso en los momentos felices de este Carnaval 2013. Ahora solo queda esperar un añito para volver a pensar en todas estas cosas, porque el Carnaval, es una fiesta que nos hace disfrutar, ser felices, reírnos y sobre todo bailar durante todo el día y la noche.

El Entierro de la Sardina. Andrea Santana González.


El entierro de las sardinas. Raquel Rosario Martín.

Teníamos pensado ir al entierro de las sardinas por la noche. Afortunadamente cuando llegamos había poca gente. Pablo me había visto y se acerco a mí para saludarme. Aún recuerdo esas palabras que fueron muy importantes para mí: " Marta, estás muy guapa, ¿ te apetece ir a dar una vuelta conmigo ?". Al principio estaba muy nerviosa ya que Pablo nunca me había invitado a dar una vuelta con él, siempre habíamos salido en grupo. Nos sentamos en un banco donde no hubiera mucha gente para poder hablar. Entonces muy suave y al oído me dijo que le gustaba y que le gustaría llegar a algo más que amigos. Desde ese momento Pablo y yo empezamos una bonita relación.

SHADOWS: Capítulo 2.

Bueno, vi algunos comentarios con lo cual ¿por qué no subir mas? 
Aquí os dejo algo mas, espero vuestros comentarios, críticas y todo lo que tengáis para mi.

Att: The girl who write.



                SHADOWS


DAMIAN

Salté por la ventana y salí rápidamente de allí. Sabia que desde que se diera cuenta de lo que estaba escrito en aquel pequeño papel no dudaría en asomarse y gritarme algún que otro taco.
Corrí unos cuantos metros hasta que supuse que ya estaba bastante alejado. No creo que vaya a salir e ir corriendo detrás de alguien que no sabe ni por donde se ha ido. Saque mi teléfono y mire tontamente la pantalla. Esperaba ver alguna llamada o mensaje de ella. Aunque fuera un simple "ESTÚPIDO" sabría que se había tomado la molestia, pero no. No había nada. Yo había reaccionado de forma extraña ante ella, mis hormonas me habían traicionado. 
Me pase todo el camino hacia la pequeña cafetería del pueblo pensando en todo lo ocurrido y porque no decirlo, rezando para que al menos me enviase un simple mensaje.
Hice cola en la pequeña cafetería y tome mi café necesitando ya mi chute de cafeína diario. Dándole un pequeño sorbo me acomode en la silla y me recline hacia atrás viendo como entraba y salia la gente de allí. Sin preocupaciones, sin miedo a que fuera su último día de vida. En la mañana cuando me acerque a desayunar los chicos habían estado hablando del problema que habíamos encontrado con los cazadores. No querían que nos preocupáramos, sobre todo lo mas jóvenes, por eso intentaban mantener alguna información lejos de nosotros, pero eso no es tan fácil. Noto claramente que el problema es mas grave de lo que ellos nos quieren hacer pensar. 
Sentí un escalofrío a lo largo de toda mi nuca, centre mi mirada en la puerta para ver entrar a un hombre alto con una escopeta en el hombro derecho. Un cazador. Además llevaba un pequeño y fino brazalete con unas iniciales en la mano izquierda, "HGC". Sin duda alguna debería descubrir que se escondía detrás de esas iniciales. Al ver que el tipo se adentraba dentro de la cafetería un gruñido se formo en lo hondo de mi garganta, lo unico que deseaba era saltar sobre él y despedazarlo. Por culpa de él y mas como él no podía vivir tranquilo, ni yo ni los demás. Cerré los ojos e intente relajarme reteniendo el gruñido que estaba apunto de escapar de mi garganta. Tome el café que me quedaba y me levante sin darle una segunda mirada. Sabía que si lo hacia no seria capaz de controlarme por segunda vez en un mismo día.
Salí de la cafetería y una fría corriente de aire me golpeo el rostro. Este invierno sin duda sería muy frío.
Saqué mi teléfono y abrirlo vi algo que consiguió relajarme y hacerme sonreír.

 IDIOTA.
        Sam.

Un pequeño mensaje, no decía nada mas. 
Bueno, no era exactamente lo que había pensando pero... no dejaba de ser algo.



SAM

Me tumbé en el sofá el resto de la mañana e intente olvidarme del chico el resto del día  Chico el cual al parecer se llamaba Damian, debía tener uno o dos años más que yo y al cual le envié un mensaje llamándole idiota. Sí, como podéis ver no he conseguido mi propósito de olvidarme de él.
Intentaba autoconvencerme de que lo que había pasado fue parte de un sueño, lo cual por una parte no era tan imposible ya que...

-Él si que parece parte de un sueño...- susurre aun absorta en mis pensamientos- con esos ojos verdes que parecen que te van a...¿PERO QUE ESTOY DICIENDO? - me dije a mi misma sacudiendo mi cabeza de un lado para otro.

Siempre había algo que me aseguraba que lo que había pasado (ni Damian) era un sueño. Ese pequeño papel que había dejado con su nombre y número.

Suspire mirando a Luke, el "pequeño" perro de mi madre, aunque sinceramente, yo no llamaría pequeño a un pastor aleman de 60 kg. 

-Me va a volver loca, ¿a que sí?- el perro pareció entender ya que ladro a forma de respuesta, lo cual yo decidí entender por un sí.

Pasé el resto de la tarde leyendo un libro que me habían recomendado hace tiempo, aunque ocupe gran parte del tiempo viendo la televisión. Una vieja película en blanco y negro. No le preste mucha atención, tenia cosas mas importantes, o al menos mas extrañas, en la mente.

-¡Sam! - Mi madre. Había llegado extrañamente mas temprano.
Fui rápidamente a la puerta para encontrarme con mi madre con una cara de muy pocos amigos.
-¡No has sacado al pequeño Luke!- ¿En serio consideraba eso pequeño? Se que no tendría ningún problema en tirar de mi y arrastrarme por la nieve, razón principal por lo que no o había sacado.

Iba a responder cuando sentí como una correa se estampó contra mi cara y la atrape rápidamente en mis manos mientras hacia una mueca. 

-Vete. Ahora.
-¿Qué? ¿Ahora? Pero si hace mucho frío y anochece pronto, además cenaremos en nada, ¿verdad? - dije poniendo una pequeña sonrisa sabiendo en que tenia razón en todo lo que había dicho. 
-Pues ya sabes, antes vayas, antes vuelves - dijo girándose y dejándome con la palabra en la boca.
De nada hubiera servido responderle así que preferí ahorrarme una nueva discusión y decidí ir a por Luke.
Me acerque al perro que ya estaba emocionado por el paseo que le esperaba. Lo até y comencé a caminar camino al bosque a un pequeño sendero por el cual solía pasearlo. Mas bien era Luke el que me arrastraba y yo daba tumbos detrás de el mientras intentaba que la correa permaneciera en mis manos y no se escapara de ellas. 
Al poco rato Luke se tranquilizó y caminó a mi lado, yo iba dándole pequeñas patadas a piedras que me encontraba en el camino y viéndolas rebotar contra el suelo. 
No sé cuanto tiempo exactamente pasó pero cuando me pude dar cuenta era casi de noche.

-Luke creo que es hora de volver- dije girándome al perro. Estaba tenso, las orejas rectas y muy atento a sus sentidos.- Eh.. ¿que pasa chico?- dije agachándome a su altura y acariciándolo entre las orejas.
Gruño levemente y me asuste. Este perro quizás de cuerpo no era pequeño pero de mentalidad se creía un caniche, así que no era normal verlo así, algo debía de pasar.
Me puse de pie y tiré de la correa dispuesta a irme a casa y encontrar otra ruta de paseo para Luke cuando, algo heló mi sangre. Un solo ruido consiguió paralizarme de tal manera que no fui capaz de mover un solo musculo. No tenía fuerzas para silenciar al perro y sus ladridos incesantes. 
Un disparo. ¿De donde había salido? y más importante... 
¿Quién lo había recibido?