Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

No lo soñe. Sara de Sousa , Las Palmas

Era viernes por la mañana y Rebeca, una chica del montón, fue al instituto como era normal. Ella estaba enamorada de un chico muy guapo de primero de bachillerato llamado Alejandro. Él era uno de los más populares del instituto, estaba en el equipo de fútbol y todas las chicas andaban detrás de él.

Desde primero de primaria estaban juntos en el colegio y eran muy amigos. Pero Rebeca repitió un curso y Alejandro no, así que él empezó a hacer amistad con gente diferente, dando de lado a Rebeca. Ella dada la situación, también tuvo que hacer nuevas amistades. Con el tiempo, Alejandro cambió, y ya ni saludaba a Rebeca.

Cuando ella llegó a su casa, nada más abrir la puerta, la madre la llamó. La madre que sabía toda la historia de ella y Alejandro, le dijo: - Esta noche debes de arreglarte bien porque van a venir a cenar a casa unos amigos - . Ella le preguntó que quiénes eran esos amigos, y la madre le dijo que era una sorpresa.

Rebeca, después de haber comido, se fue a su habitación intrigada. Se pasó toda la tarde mirando su ropero.

Eran las ocho de la noche y tocaron el timbre de la casa. Los padres de Rebeca abrieron, e inmediatamente Rebeca bajó las escaleras. Iba muy guapa. Se dirigió al salón y allí estaban. Como en los viejos tiempos. Alejandro con sus padres. Se quedó sorprendida y a la vez agradada.

Alejandro se levantó y la saludo, al igual que sus padres. La cena estaba siendo perfecta. Al acabar de comer, él se levantó de la mesa y le dijo a Rebeca para salir a dar una vuelta al jardín. Allí hablaron sobre lo que había pasado, y él le pidió perdón. Ambos se dijeron que se echaban de menos y se abrazaron.

Al acabar la velada, a la hora de la despedida, Alejandro y Rebeca se besaron.

Al día siguiente , Rebeca se despertó y vio en su móvil un mensaje de amor de Alejandro, y con una gran sonrisa en la boca dijo: - No lo soñé .

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