Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

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En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



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¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

Bajo la luz de una vela. Raquel Henríquez Monzón. Gran Canaria

Era 1 noche de invierno. Yo como de costumbre me hallaba leyendo uno
de mis libros favoritos; el diario de noah.
Me encantaban los relatos de amor en los que siempre habían finales felices.
De tanto leer, me quedé dormida.
Cuando desperté eran las nueve de la mañana. Derrepente escuché mi móvil sonar.
Me asusté. Fui a cogerlo para ver que era. Era la alarma para
levantarme por la mañana.
Me fijé mejor y había un mensaje.
Lo abrí y era tuyo, un mensaje tuyo. Me invitabas a cenar por la noche
en tu casa.
Te contesté y te dije que sí. Me pasé toda la mañana y gran parte de
la tarde nerviosa.
No sabía que ponerme ni como peinarme. Nada, no sabía nada.
No sabía que hacer. Los nervios me podían.
Cuando logré tranquilizarme me metí en el armario y empecé a probarme vestidos.
Me probé 5 o 6, hasta que por fin me decidí por uno, uno en especial.
Uno rojo, rojo pasión con un hombro escotado y otro rodeado con una
finísima tira.
Dieron las 9 y llegaste a recogerme con tu coche, tu coche rojo.
Durante el trayecto estuvimos hablando de muchas cosas, como de la
familia, los amigos, las notas..
Cuando nombramos el tema de nosotros, nuestro tema casualmente
llegamos a tu casa.
Tenías un jardín precioso con una pequeña fuente y muchas rosas alrededor.
Era enorme, por un instante pensé perderme en él para que fueras a
buscarme. Me invitaste a entrar.
Tus padres estaban allí tumbados en el sillón esperando nuestra
llegada. Nos presentaste y luego se fueron.
Salimos al jardín y nos sentamos en una pequeña mesita blanca que
había por un lado de la fuente.
Me invitaste a sentarme. Todos los focos del patio nos estaban
apuntando cuando derrepente se apagaron.
Te levantaste y fuiste a encenderlas, pero no pudiste.
Se había ido la luz. Entonces fuiste a la cocina, abriste el primer
cajón de la derecha y sacaste una vela,
una hermosa vela roja con brillos.
Te dirigiste hacia el otro cajón de la izquierda y sacaste un mechero.
La encendiste y te dirigiste hacia el jardín con la vela ya encendida.
La pusiste entre los dos y empezamos a cenar bajo la luz de una vela.
No podíamos. No podíamos cenar. Estábamos tan nerviosos los dos que no podíamos.
Te miraba y sonreías feliz. Me mirabas y yo sonreía feliz aún mas.
Te acercaste a mí y recuerdo juntar tus labios con los mios.
Recuerdo como apartaste tu rostro del mio y me sonreíste.
También recuerdo luego como te acercaste a mi oído y me susurraste:
¿Has amado alguna vez a alguien hasta llegar a sentir que ya no existes?
La luz de la vela se apagó. Me acerqué a ti y te besé.

1 comentario:

  1. PUes yo vi la película; y también leí el libro y me encanto... Una historia de amor de las de verdad; me encanto el libro mucho más, pero la película tampoco me defraudo excelente para ver acompañada.


    Saludos.

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