Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

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La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



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¡BIENVENIDOS!

La mirada del pintor. Yoana María Glez.

El día en que empezó el conflicto, nadie se lo esperaba.
La reina Isabel La Católica había mandado a llamar la noche anterior al mayor representante de la armada española a palacio. El conflicto entre los castellanos y los aragoneses, se había agravado, tanto que se hacía necesaria la intervención del ejército.
Las dos regiones de la península Ibérica habían comenzado las negociaciones para la formación de un estado conjunto cinco años atrás y , aunque no contaba con el apoyo popular, continuaron avanzando.
Cuando casi se habían integrado ambos territorios estalló el conflicto. El pueblo aragonés, que había vivido este proceso con una gran reticencia, se levantó en contra de esta decisión y tomó las calles de las grandes ciudades de la Corona de Aragón. Aunque en un principio estas insurrecciones no tuvieron relevancia en el ámbito político, más tarde casi la totalidad de la población aragonesa se mostraba absolutamente en contra de la unión territorial.
Por su parte el pueblo castellano mantenía una posición totalmente contraria. Castilla se había convertido en una región muy poderosa en el mundo y sus gentes eran conscientes de ello. Es por esto que el poder y la ambición movían a esta comunidad europea que había presenciado el avance castellano por una buena parte del continente americano y por varios territorios del continente europeo. Sin embargo se mostraron tajantes ante los levantamientos del pueblo vecino y no toleraron sus protestas. Por esta razón, el mismo pueblo se congregó ante el palacio de la Reina Católica, y pidieron a la monarca que tomara medidas contra esa región y que mostrara la fuerza castellana propiciando un conflicto bélico entre ambos territorios.
Fue entonces cuando Isabel de Castilla, atendiendo, por primera vez, las demandas del pueblo, mandó a llamar a José Andrés Villanueva, el mayor alto cargo de las fuerzas armadas, y ordenó la declaración del estado de guerra contra la Corona de Aragón, así como la entrada de cuarenta mil soldados por la frontera.
Más allá de de la frontera Fernando de Aragón recibía la noticia. La poderosa reina de Castilla había declarado el estado de guerra contra el pueblo aragonés. Cuando ya se hubo recuperado del duro golpe, que fue la noticia, decidió mandar a llamar, de manera urgente, al mensajero de la corona, para que de la manera más inmediata posible, enviara una carta a la reina Isabel, donde le pedía por favor que cesara en su empeño de adentrarse en su territorio.
Ante la noticia, que no se hizo esperar, el pueblo de Aragón decidió acudir a la cita en la frontera. Se armaron de todas las armas que pudieron y que encontraron a su disposición e iniciaron la marcha hacia la frontera con Castilla. Veinticinco mil ciudadanos y militares acudieron desde todos los puntos.
Pero antes de que se produjera cualquier acción bélica, en otras palabras, antes de que pudiera llegar la sangre al río, la Reina Isabel recibió la carta y junto a ésta, de una manera absolutamente encubierta, al mismísimo Fernando de Aragón.
Tras cuatro horas de recepción, la Reina Isabel trató de justificarse alegando que su decisión se hizo material debido a la presión del pueblo. Fernando, por el contrario, trató de buscar una solución a la grave crisis por la que pasaban ambas coronas.
Como dentro de los planes de Castilla en la época se encontraba la expansion territorial hacia el nuevo continente y hacia el resto del antiguo, bajo cualquier circunstancias, y puesto que resultaba beneficioso para ambas regiones esta union, se llego a la decisión de que Isabel de Castilla y Fernando de Aragón contrajeran matrimonio.
De este modo se salvaba cualquier enfrentamiento. El pueblo, sometido a las decisiones de los monarcas, debían acatarlas bajo todas las circunstancias.
Así pues, antes de que ambos batallones pudieran encontrarse en la frontera, para enzarzarse en el conflicto, Isabel y Fernando hicieron público el enlace, y consigo la unión de los territorios de Castilla y de Aragón.
Finalmente, lo que en un principio se iba a convertir en una matanza, se convirtió en la unión de dos pueblos en la antigua frontera entre ambos. Lo que podemos observar en este cuadro. La entrega formal de la declaración de unificación entre el pueblo aragonés y el pueblo castellano, que mas tarde se denominaría España.


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