Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

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La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



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¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

la mirada del pintor. Daniel Ramos García. Gáldar

Una vieja historia cuenta que hace mucho tiempo, concretamente en
1635, dos ejércitos, el español y el francés se enfrentaron por una
absurda razón. Un carro francés de mercancía había volcado en la
frontera entre Francia y España y no había llegado a su destino en
España, se perdió mucho dinero y nadie quiso asumir la culpa y pagar.
El general del ejército español que se llamaba José García Sánchez,
alias Pepe el Grande, ya tenía 54 años cuando se vio envuelto en una
trifulca con el gobierno francés que terminó en guerra. Las primeras
semanas la guerra fue tímida los dos ejércitos intentaban afianzarse
en un sitio estratégico para sorprender al enemigo, los españoles
conocían más el terreno pero los franceses quizás tenían mejores
armas, el caso es que las primeras semanas murió poca gente. Pero
cuando el ejército francés empezó a conocer mejor el terreno y a
sentirse más seguro en él empezaron las matanzas contra el ejército
español, el general, ya viejo y herido por el último combate le dijo a
su hijo Manuel García que ahora él quedaba al mando. A Manuel le costó
mucho adaptarse, unos tres mil muertos aproximadamente, pero Manuel
decidió unirse al ejército portugués para derrotar a Francia. Al día
siguiente en el frente por donde venían arrasando los franceses
aparecieron soldados para cubrir las víctimas anteriores y de sobra
para derrotar teóricamente a los franceses. Un gran despliegue de
efectivo desde luego. Pero algo fallaba en este gran ejército, aún
seguían muriendo soldados a manos del enemigo. Los nuevos aliados
tenían mejores armas y Manuel llegó a un acuerdo con Deco, general del
ejército portugués, para que le vendiera el arsenal que tenía para sus
necesidades y las armas de reserva, y también las trasladara a la
batalla en una noche si podía ser. Y así fue, todos los soldados
españoles y portugueses tenían arma de la última tecnología en sus
manos y se suponía que nadie les podía parar.
La siguiente semana fue todo bombas y trincheras ardiendo en contra de
los franceses y hubo pocas muertes españolas y aliadas. Dos meses más
tarde los franceses se vieron obligados a parar esta matanza
descomunal y a solicitar un acuerdo de paz. El general Manuel García
llegó al acuerdo de que Francia le cediera paso libre y comercio libre
en su país de españoles y portugueses y que le diera un trozo de
tierra más arriba de los pirineos. El ejército francés volvió
derrotado a casa y Manuel García se convirtió en Don Manuel García, el
fantástico, ya que el rey lo convirtió en su mano derecha.

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