Un día tranquilo
Héctor Santana Beneyto
Era un dia normal y corriente, como otro cualquiera. El reloj marcaba las once y media de la noche y todo el mundo estaba con sus familias en sus casas, ya que era el 31 de diciembre.
Yo estaba en El Sur con mi familia y la de un amigo mio. Cenabamos en un restaurante.
Pasó una hora y cuando estabamos a punto de pagar, mi amigo y yo salimos a la calle cuando, de repente, se apagaron las luces. Dió un poco de miedo pero descubrimos que no habia sido un accidente sino que lo habian hecho a propósito. Entramos al restaurante y preguntamos que por qué se habian apagado las luces. Nos dijeron que habia pasado algo en la central pero nosotros sabiamos que no. Empezaron a poner velas en todo el restaurante, era acogedor. Entonces se escuchó un grito fuera. Las personas que estabamos en el restaurante salimos corriendo a ver que pasaba. Una persona estaba tumbada en el suelo y parecia que estaba herida. Alguien preguntó que si habia un médico y uno dijo que el lo era. Se acercó a la persona que estaba tirada en el suelo y dijo que estaba muerta. Todo el mundo se asustó y empezaron a gritar, algunos del miedo que tenian se tiraron al suelo, no se por qué pero lo hicieron.
Yo le dije a mi amigo:
- No creo que esté muerto.
El dijo:
- Yo tampoco
- Vamos a ver si es verdad .
Efectivamente no estaba muerto porque cuando llegamos nos hizo un signo con la mano como para que no dijésemos nada. Eran actores. Nos dimos la vuelta y entonces aparecieron muchos policias que rodearon a la gente que estaba corriendo, y se escucharon como unos voladores a lo lejos. En eso momento , el falso muerto y el médico fueron a donde estaba la gente y dijeron:
- Esperamos que les haya gustado la obra que acabamos de representar.
La gente se tranquilizó y empezé a aplaudir, me siguieron mi amigo y al rato la gente. Parecía que los policias también eran actores porque se hicieron para detrás y se colocaron en tres líneas.
Lo voladores empezaron a sonar de nuevo, la gente, los actores, mi amigo y yo nos pusimos a verlos. Eran muy bonitos.
Cuando terminaron empezamos a aplaudir y a reirnos porque nos pareció muy bueno lo que habian hecho y lo era , tanto los voladores como la obra que acababan de representar.
Esta es una de las cosas que no hay que olvidar
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