Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

No lo soñé. Gloria Vega del Pino. Gran Canaria.

Cuando mi inocencia alcanzaba las estrellas.

Cuando mi inteligencia se desbordaba con lo presente y lo lejano.

Cuando mi estatura no reflejaba mis año, recuerdo un acontecimiento bastante claro.

No recuerdo el día ni la estación del año, sólo recuerdo que salí por la puerta principal de mi casa, el sol brillaba escandalosamente, la brisa del mar acariciaba mis cabellos alborotados y mis hermanos salían detrás de mí.

Recuerdo perfectamente que jugábamos al escondite y que corríamos entre las calles y nos escondíamos entre los cultivos de alrededor.

Yo tenía miedo de alejarme mucho asique me otorgaban el don de estrellita y el juego no tenía fin para mí.

Esa  tarde decidí adentrarme en una plantación por el riego, y descendí la calle entre el cultivo. Habiendo avanzado un buen tramo observe que el riego terminaba en una cascadilla que separaba los niveles de la plantación. A mí me perecía un abismo enorme, pero aun así lo logré. Ya en el segundo nivel observe todo un nuevo terreno  sin explorar a mi pies. Para mi mayor sorpresa vislumbre lo que a mi  me parecía un perrito y lo seguí. Se dirigía a una madriguera que había junto a unas cañas apiladas en un muro. Al perro no le incomodo mi presencia y cuando llegamos al muro me quede expectante y sentí como el perro me invitaba a pasar y así lo hice.

Observé que tenía crías y pensé que debería llevarle comida.

Salí de la madriguera y empecé a subir por el riego, entre en mi casa y volví a salir con un pan en mis manos.

El perro me había seguido hasta la orilla de la plantación, le dí la comida y jugué con sus crías.

Cuando mis hermanos me despertaron,  a mi alrededor había migas de pan, pero ningún perro.

Se lo conté, pero ellos se dijeron que estaba cansada de jugar, que ya era hora de bañarse, cenar y acostarse, que había tenido un sueño muy bonito pero n o se lo creyeron. Aunque hoy en día estoy segura de que no lo soñé.

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