El Citopeco.
Un día de verano del año pasado, no me encontraba muy bien… Así que mi madre me llevo al médico, porque tenía mucha fiebre, rochas muy raras, mareos, y muchos síntomas más que no eran muy agradables.
Cuando llegamos al hospital la sala estaba llena de personas con muy diversas enfermedades, y lesiones. Había una persona al lado mío con síntomas muy parecidos pero él, si era un chico, tenía también vómitos, y se le veía mucho más decaído que a mí.
Estuve en la sala de espera viendo como entraban y salían personas, pero nunca me tocaba a mí… ahí me quede porque de poco más me acuerdo puesto que me desmaye, y en ese momento por lo que me cuenta fue cuando único me entraron, estaba hirviendo en fiebre, y seguía inconsciente.
Estuve en urgencias toda la noche, haciendo me pruebas y más pruebas, pero no encontraban nada de nada… a la mañana siguiente me siguieron haciendo pruebas pero nada…así que me pasaron a observación para ver como evolucionaba y me empezaron a hacer más pruebas… me dieron como cinco diagnósticos distintos, pero ningún medico estaba seguro. Hasta que llego el medico Mendoza, nos dijo a mi y a mi madre que era una rara enfermedad, el citopeco, que empezaba con mis síntomas y que después de un tiempo se quitaban, para volver más tarde con más fuerza añadiendo que el tejido muscular se iba degradando poco a poco hasta que al final me muriera…
También nos dijo que había formas de ralentizar el proceso, pero que todavía se estaba investigando una pastilla para superar del todo la enfermedad.
Nos quedamos desoladas… pero que le íbamos a hacer, no quedaba más que luchar por seguir adelante como buenamente se pudiera. En el tiempo que estuve en el hospital conocí a chico que estaba el día que ingrese en urgencias, resulto que tenía la misma enfermedad que yo pero más desarrollada.
Pasaron los meses y me hice muy amiga de él. Por eso lo pase muy mal cuando murió… murió un día antes de que saliera la medicina que acababa con la enfermedad…Yo sobreviví… y me di cuenta de lo corta que es la vida y hay que disfrutarla segundo a segundo.
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