Eran las seis de la tarde de un jueves. María se disponía a salir de su casa para ir a clases de canto. El trayecto era largo y lo mejor para distraerte mientras caminas es escuchar música, y eso hizo. Pasaban decenas de coches a su lado, unos muy rápido y otros muy lentos. Llegando al paso de peatones de la esquina de su escuela de canto, un coche no la vio y se la llevó por delante. María saltó por los aires dándose un fuerte golpe en la cabeza.El conductor del coche se dio a la fuga y dejo a la niña allí tirada,pero menos mal que pasaban muchos coches y muchos conductores vieron el accidente y llamaron a una ambulancia. La madre de ella comenzó a llamarla al móvil preocupada, ya que su hija nunca llegaba tarde a clase de canto ni a ningún lado, y si ocurría un imprevisto la llamaba. Al llegar la ambulancia y la policía, cogieron el móvil de la niña para llamar a su madre. Los gritos de desespero de escuchaban a kilómetros de distancia.La llevaron a un hospital urgentemente, y allí estaba la madre esperando. La niña estaba muy grave. La llevaron a la UCI y dejaron que su madre la viera, por si acaso fuese la última vez.Se fracturo el cráneo, se rompió dos costillas , y se fracturo el hombro. Tras un mes hospitalizada, logró recuperarse dentro de lo que cabe para volver a su casa.Estuvo en rehabilitación y más o menos pudo llevar una vida normal, aunque no mucho comparada con la de antes.
Lograron meter al conductor en la cárcel por unos cuántos años, ya que encima iba ebrio.
Ya vemos lo que puede pasar una tarde cualquiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario