Sólo tres palabras
Era una tarde en la que no tenia ganas de hacer nada, una tarde fría, tan fría que estaba tapada con tres mantas. Yo no quería hacer nada pero en verdad estaba deseando que me llamara. Con escuchar sólo tres palabras haría de esta tarde una de las mejores. Pero solo era una tonta ilusión ya que él no me conoce ni siquiera sabe como me llamo. Aun así yo tenía una vaga esperanza de que me llamara aunque sea por equivocación, para así escuchar de su boca unas palabras. Sé que es una tontería pero desde el primer día que lo vi he deseado que me dirija, aunque sea, sólo tres palabras.
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