Y es que, uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Y yo, no te valore en el momento. Me gustabas mucho, es más, estaba enamorado de ti, pero nunca te lo dije. Muchos errores he cometido, muy pocos como éste. Y hoy en día, cuando caminas por la calle se te ve feliz, y me alegro, porque se que yo un día fui parte de esa felicidad, aunque fuese un segundo. Y hoy, arrepentido, estoy aquí en mi escritorio recordando como… ¡ESPERA!
Está sonando el teléfono, ojala seas tú.
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