Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

JUSTO ENCIMA DE MÍ.

HÉCTOR SANTANA BENEYTO.

            Siempre lo mas impresionante te ocurre cuando menos te los esperas, y esto me paso a mi, pero hace mucho tiempo y en un lugar un poco extraño, ya que nunca habia estado allí.

            Estabamos un amigo mio y yo en el cine, al acabar la pelicula salimos del centro comercial y nos fuimos a la parada de guaguas.

            Mientras esperábamos mi amigo me dijo que mirara el techo de la parada. Al mirar vi un objeto raro e intenté tocarlo pero no llegaba, así que me subí al banco de la parada pero justo en ese momento llegó la guagua por lo que me bajé sin ver lo que había y entramos a la guagua.  A la semana siguiente volvimos, pero esta vez, nada mas llegar a la parada, intenté ver que era lo que había en el techo  y otra vez pasó lo mismo, la guagua llegó muy pronto y no pude ver.

            Más adelante fuimos con los padres de mi amigo en su coche y teníamos la idea de pasar sin prisas por la parada, pero por muy increible que parezca,  no pudimos  ni acercarnos a la parada ya que los padres tenian prisa. Al final me di por vencido y pasé de ver que era.

            Ya me había olvidado del asunto cuando volvimos, al cabo de un mes, al centro comercial a ver otra película y cuando fuímos a la parada de guagua me acordé de mirar justo encima de mí y lo vi, lo vi perfectamente. Eran cinco billetes de 500 euros y como no, los cogí y mi amigo y yo nos lo repartimos. ¡Era increible que nadie lo hubiera visto!, ¡qué suerte tuvimos!. Yo me gasté la mitad de mi parte. Me imagino que mi amigo habrá hecho lo mismo.

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