Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

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En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



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¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

Obstinada jirafa. Viento en popa.

    Desde que era pequeño Iker Casillas había participado en una asociación protectora de animales, valores que le habían inculcado desde que era un crío, pues su padre fue el fundador de la asociación "amigos sin fronteras". Amante de los animales tenía como costumbre pasar los fines de semana enteros dedicados exclusivamente a ellos. Allí acogió a una jirafa desde su nacimiento, la estuvo amamantando y se dedicó a su crianza de forma incondicional. Pasaron los años y cada vez le unían lazos más fuertes. El tiempo pasó, e Iker ya no era tan niño, ahora disponía de menos tiempo para su jirafa Azucena. Aun así, iba una o dos veces al mes, y siempre acompañado del que era ahora su mejor amigo, su perro Pulgas.

    La jirafa Azucena se ponía muy celosa al verlos, pues recordaba aquellos maravillosos años en los que sólo ella ocupaba la atención de Iker. La jirafa quería estar en el lugar de aquel perro pulgoso, y tenía que ingeniárselas como sea para quitarlo del medio y ser ella la protagonista de la vida de Iker.

  Un día se armó de coraje y dio rienda suelta a su estratégico plan. Una tarde se aprovechó de un inocente niño que andaba por los alrededores del recinto y lo tomó con rehén, obligándolo a que la llevase en un coche que disponía de un barca en remolque. Lo obligó a conducir mientras ella lo guiaba desde la barca, pues su largo cuello no le permitía estar al volante del vehículo.

  El reloj marcaba la media noche cuando llegaron a la casa de Iker. Allí se presentó Azucena llena de rabia, impulsada por la ira, arremetió contra su obsesionado, imponiéndole que o se quedaba a vivir con ellos o mataba al niño.

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