MÚSICA PARA VIVIR
Carla era una chica joven, guapa, entusiasta y luchadora. Su gran ilusión siempre fue la música. Componía canciones y tocaba la guitarra. Estaba segura de que tenía talento, pero no tubo el apoyo de su familia, que consideraba que debía olvidarse de la música y dedicarse al negocio familiar, un viñedo en el que habían trabajado durante muchas generaciones, con lo que Carla dejó a un lado su pasión.
Cuando tenía 19 años conoció a Nicolas Sarkozy, un gran estudiante con un futuro prometedor que luchaba por aquello que consideraba importante hasta conseguirlo.
Carla y Nicolas comenzaron una relación que cada vez se consolidó más y más.
Nicolas consiguió lo que quería, se convirtió en un gran político. Apoyó a Carla en su entusiasmo por la música, y consiguió que volviera a confiar en sí misma y en su talento. Ella comenzó a perseguir su sueño. Tanto así, que se convirtió en una gran compositora.
Nicolas y Carla tuvieron una niña. La pequeña María.
Pasaron los años y María creció. Era luchadora como sus padres. Se solidarizaba con todo el mundo, y en varias ocasiones incluso se unía a manifestaciones en las que se reclamaba justicia por alguna circunstancia.
La gran ilusión de María era ser bombera, pero sus compañeros siempre le decían que esa era una profesión de hombres y que no iba a conseguirlo nunca. En muchas ocasiones se reían de ella.
Carla, que había encontrado que su hija estaba algo triste le preguntó qué le pasaba. Ella le contó su problema. Entonces, Carla le aconsejó con unas palabras que María nunca olvidaría: "nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Si tienes un sueño, protégelo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, lucha por ello."
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