Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

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En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



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¡BIENVENIDOS!

La última lágrima.Gloria Vega del Pino. Gran Canaria.

                                                                                                         La última lágrima.

La luz entra  por la ventana de mu habitación. Sobre mi cama me alcanzan algunos rayos de sol que calientan mi cara. Mis párpados vuelven a caer. No veo la habitación, solo una claridad  inmensa me deja a ciegas con mi despertar. Mis ojos se sellan con el brote de una lágrima que recorre sencilla y pausadamente la silueta de mis párpados.

Si no estaba afligida ni triste, por qué una lágrima.

Con esfuerzo separé mis párpados y la pared naranja me trasmitía vida.  En él  con mucho amor había un cuadro hecho por mi hermana, donde el cielo parecía un manto de pétalos anaranjados del atardecer y parecía que Aurora lo recogía con sus dedos rosados para llevárselos al amanecer en otro lugar. El viento arrulla mientras dejas atrás las huellas sobre una arena en la que  tus pies son seducidos  y el  firmamento que te invita a camina sobre la espuma de las olas, en un intento de perseguir a Aurora bajo  las nubes del atardecer y las estrellas de la noche.

El batir de mis ojos aclaro mi vista y la desvió al mapamundi que encabeza la pared. Chinchetas de colores se hacían uno con el mapa. Mis sueños, mis preferencias, mi fe por irme y tener mi experiencia.  El mundo es mio, y cada día se escapa de mi pecho el ardiente deseo de que mis manos acaricien todo. Tierra, cielo, día, noche, voz, silencio, sombra, luz.

Cuando volví a despertar el cielo había tornado gris y una dulce sensación recorrió mi cuerpo.

Oía la lluvia caer, alía la tierra mojada, veía las caricias del agua sobre las plantas.  Salí y gusté la lluvia, y la sentía sobre mi piel. Esa mañana sentí que  sólo volvería a llorar de alegría y que por las cosas tristes llorando no arreglaba nada.

Esta mañana  será la última en la que lloro por las ganas de sentir la naturaleza y la grandeza del mundo  que no se puede explicar en una imagen ni en 1000 palabras.

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