La revelación
Como regalo de cumpleaños ella le obsequió con un salto en paracaídas; a él le gustó el detalle pero no le hizo mucha ilusión.
Luego de varias semanas, una mañana de domingo, se levantó valiente y optimista; voy a cobrar mi regalo, se dijo a sí mismo. Después de montarse en la avioneta y lanzarse al vació… supo la verdad: quería casarse con ella.
Camino a casa, sin pensárselo dos veces, compró el anillo mas caro de la tienda, una esmeralda y dos diamantes, ella lo valía.
La llamó por teléfono: ella estaba en el campo, él miró su reloj y aún tenía tiempo para visitarla.
Al llegar, ella se encontraba en el establo. Estaba cuidando de sus queridos ponis, y ahí mismo se le declaró.
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