La fiesta
Era un sábado por la noche y mi madre se enfadó diciéndome que no podía ir a la fiesta. Me en enfadé muchísimo pero no sirvió de nada. Tenía todo preparado desde hace un tiempo o sea que tenía lo que me iba a poner listo. Sin embargo me faltaban todavía los tacones porque no sabía si ponerme los rosados o los marrones.
Finalmente me tuve que quedar en casa, es decir, aburrirme y acostarme temprano. La causa de este enfado ni la sé ni la sabré, pero seguramente fue por no haber recogido mi habitación.
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