Me tumbé en el sofá el resto de la mañana e intente olvidarme del chico el resto del día Chico el cual al parecer se llamaba Damian, debía tener uno o dos años más que yo y al cual le envié un mensaje llamándole idiota. Sí, como podéis ver no he conseguido mi propósito de olvidarme de él.
Intentaba autoconvencerme de que lo que había pasado fue parte de un sueño, lo cual por una parte no era tan imposible ya que...
-Él si que parece parte de un sueño...- susurre aun absorta en mis pensamientos- con esos ojos verdes que parecen que te van a...¿PERO QUE ESTOY DICIENDO? - me dije a mi misma sacudiendo mi cabeza de un lado para otro.
Siempre había algo que me aseguraba que lo que había pasado (ni Damian) era un sueño. Ese pequeño papel que había dejado con su nombre y número.
Suspire mirando a Luke, el "pequeño" perro de mi madre, aunque sinceramente, yo no llamaría pequeño a un pastor aleman de 60 kg.
-Me va a volver loca, ¿a que sí?- el perro pareció entender ya que ladro a forma de respuesta, lo cual yo decidí entender por un sí.
Pasé el resto de la tarde leyendo un libro que me habían recomendado hace tiempo, aunque ocupe gran parte del tiempo viendo la televisión. Una vieja película en blanco y negro. No le preste mucha atención, tenia cosas mas importantes, o al menos mas extrañas, en la mente.
-¡Sam! - Mi madre. Había llegado extrañamente mas temprano.
Fui rápidamente a la puerta para encontrarme con mi madre con una cara de muy pocos amigos.
-¡No has sacado al pequeño Luke!- ¿En serio consideraba eso pequeño? Se que no tendría ningún problema en tirar de mi y arrastrarme por la nieve, razón principal por lo que no o había sacado.
Iba a responder cuando sentí como una correa se estampó contra mi cara y la atrape rápidamente en mis manos mientras hacia una mueca.
-Vete. Ahora.
-¿Qué? ¿Ahora? Pero si hace mucho frío y anochece pronto, además cenaremos en nada, ¿verdad? - dije poniendo una pequeña sonrisa sabiendo en que tenia razón en todo lo que había dicho.
-Pues ya sabes, antes vayas, antes vuelves - dijo girándose y dejándome con la palabra en la boca.
De nada hubiera servido responderle así que preferí ahorrarme una nueva discusión y decidí ir a por Luke.
Me acerque al perro que ya estaba emocionado por el paseo que le esperaba. Lo até y comencé a caminar camino al bosque a un pequeño sendero por el cual solía pasearlo. Mas bien era Luke el que me arrastraba y yo daba tumbos detrás de el mientras intentaba que la correa permaneciera en mis manos y no se escapara de ellas.
Al poco rato Luke se tranquilizó y caminó a mi lado, yo iba dándole pequeñas patadas a piedras que me encontraba en el camino y viéndolas rebotar contra el suelo.
No sé cuanto tiempo exactamente pasó pero cuando me pude dar cuenta era casi de noche.
-Luke creo que es hora de volver- dije girándome al perro. Estaba tenso, las orejas rectas y muy atento a sus sentidos.- Eh.. ¿que pasa chico?- dije agachándome a su altura y acariciándolo entre las orejas.
Gruño levemente y me asuste. Este perro quizás de cuerpo no era pequeño pero de mentalidad se creía un caniche, así que no era normal verlo así, algo debía de pasar.
Me puse de pie y tiré de la correa dispuesta a irme a casa y encontrar otra ruta de paseo para Luke cuando, algo heló mi sangre. Un solo ruido consiguió paralizarme de tal manera que no fui capaz de mover un solo musculo. No tenía fuerzas para silenciar al perro y sus ladridos incesantes.
Un disparo. ¿De donde había salido? y más importante...
¿Quién lo había recibido?