Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

Ese extraño vecino del quinto. Carlos Acosta Suárez. Gran Canaria.

Había ido a ver a mi médico, quien da la casualidad que es el sobrino de una amiga mía. Yo, a mi edad, me conservo bastante bien, y eso lo sé yo perfectamente sin necesidad de que nadie me lo diga. Verdad es también que, aunque todavía gozo de buen aspecto, el tiempo pasa factura a todos y cada uno de nosotros, y yo, desafortunadamente, no soy una excepción. Sin embargo, no pienso dejar que un par de arrugas me impidan seguir dando guerra. Es por eso que de vez en cuando me invento alguna tos o un pequeño constipado para poder ir a ver al doctor... Creo que no es necesario que explique por qué.
Prosigamos, después de la revisión, me quedé un ratito (como ya era habitual) dándole un poco de conversación. El doctor es un joven de pocas palabras, así que a veces tengo que ingeniármelas para conseguir arrancarle algunas pocas frases. En aquella ocasión, decidí hablarle de mi vecino, pues a mi parecer que el pobre no anda muy cuerdo, para saber si tenía él alguna respuesta para lo que le iba a contar. Procedí a exponerle la situación: 
-Verá usted, doctor. Yo vivo en el cuarto piso de mi edificio, justo debajo del ático, en el que vive el vecino del que le voy a hablar. Él es un hombre de unos cuarenta y pocos años, aunque no lo sé exactamente porque aún no se me ha presentado la ocasión de preguntarle. Suele pasar la mayor parte del día fuera y no llega hasta bien entrada la noche. A veces miro por la mirilla y le veo subir las escaleras hasta su casa acompañado de chicas jóvenes, que según él dice, unas son familiares y otras compañeras de trabajo. Pero mire usted, yo ni sé a qué se dedica ni le creo de ninguna forma. 
Los días que se queda en casa, sigue de marcha, es decir, pone la música tan alta, que puedo oírla desde mi casa. También oigo rítmicas pisadas que retumban en mi techo... ¡Yo creo que baila, doctor! Esto, o no es normal o es una rara costumbre de su país natal. Sí, doctor, es extranjero.
Personalmente, me gustaría intentar ayudarle. Quiero ir a visitarle un día de estos, pero no me atrevo. Me aterra su terrible enfermedad, o sea, que intente hacerme daño.
-Señora, ya sé lo que le ocurre a su vecino.
-¿Y de qué se trata, doctor?-pregunté, invadida por la curiosidad.
Él se limitó a mirarme con indiferencia y respondió con simpleza:
-Su vecino es feliz.

Oraciones Coordinadas Copulativas
Oraciones Coordinadas Disyuntivas
Oraciones Coordinadas Adversativas
Oraciones Coordinadas Explicativas

1 comentario:

  1. Como no se ven los colores, pongo aquí las oraciones.
    Copulativas:
    -Suele pasar la mayor parte del día fuera y no llega hasta bien entrada la noche.
    -Yo ni sé a qué se dedica ni le creo de ninguna forma.

    Adversativas:
    -Él es un hombre de unos cuarenta y pocos años, aunque no lo sé exactamente porque aún no se me ha presentado la ocasión de preguntarle.
    - Quiero ir a visitarle un día de estos, pero no me atrevo.

    Disyuntivas:
    -Esto, o no es normal o es una rara costumbre de su país natal.

    Explicativas:
    -Los días que se queda en casa, sigue de marcha, es decir, pone la música tan alta, que puedo oirla desde mi casa.
    -Me aterra su terrible enfermedad, o sea, que intente hacerme daño.

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