Contando los días esperando este momento
quería llegar y abrazarte sin lamento.
Me cogiste en brazos y me llevaste contigo,
lo único que oía eran tus latidos.
La habitación estaba aislada del mundo
y preparada con cariño.
La cama estaba llena de pétalos que olían a rosas
y supe que esa noche sería como ninguna otra.
Me dejaste unos minutos para que pensara.
Tenía miedo pero no me importaba,
lo único que sabía era que te amaba,
y sólo quería que llegaras
para oírte decir una vez más que me deseabas.
Mi pulso se agitaba
con cada paso que dabas,
pensando en aquellos sueños
que tu protagonizabas.
Te reíste al ver que temblaba
y me abrazaste hasta sentir que me calmaba.
Sentía tus manos rozando mi piel
queriendo hacer cosas que uniesen nuestro ser.
Mis lágrimas caían
resbalando por mis mejillas
y mis ojos te decían:
bésame y hazme tuya.
Esa noche me hiciste soñar
y aprendía a amarte de verdad.
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