En un lugar muy lejano, en la isla de Gran Canaria, por el barrio de la Culata, vivía una familia muy peculiar, la cual, tenía un hijo llamado Mateo; era un niño muy inteligente, puesto que, entre otras cosas solía entretenerse haciendo cubos de Rubbik.
Debido a su inteligencia, solía ganar muchos concursos, cuyos premios solían ser: relojes de marca, lotes de cremas Lancome y en uno de ellos se ganó un BMW.
Mateo era tan inteligente que enseñó a su perro Pancho a realizar los quehaceres de casa y a su gato Faustino a hacer teatrillo y a jugar a las cartas, especialmente a la ronda;pero fue un problema porque por las mañanas se escapaba a la cafetería de la Universidad a jugar con los alumnos, ya habían ganado unos cuantos torneos, entre ellos, el trofeo del torneo del Rector.
Un día, nuestro protagonista fue a buscar a su gato Faustino a la Universidad en su lujoso BMW y en mitad del camino se encontró con una manifestación, en la que los Reyes Magos estaban de huelga porque los niños se habían excedido pidiendo sus regalos y porque nunca encontraban un aparcamiento para sus camellos.
Finalmente, pudo esquivar la manifestación y recoger a su gato en la Universidad y regresar a su casa sanos y salvos.
Las próximas navidades, ya no hubo tanto alboroto porque los camellos tenían aparcamiento propio y los reyes, menos regalos que cargar.
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