Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

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En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



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¡BIENVENIDOS!

Lo vi en el metro. Juan Manuel Medina

Era una tarde de invierno. El frío era tan gélido que respirar se me hacía dificultoso. Aunque estaba bien abrigado, con unos guantes, bufanda y chaquetón de plumas, era insoportable estar más de diez minutos a la intemperie. Por ello decidí regresar a casa y no ir ese día a la biblioteca municipal como solía hacer todos los días al salir del instituto.

Al entrar en la estación de metro lo vi, estaba sentado en el suelo, con la cabeza baja y sus manos abrazándose a la altura de los pies de los transeúntes, en señal de ayúdenme con lo que puedan.

Nadie se percataba de él, todo el mundo caminaba rápidamente a coger su vagón.

Me sorprendió, como podía estar aguantando el insoportable frío con la ropa que llevaba; una camiseta, un pantalón vaquero y una americana. Sus manos estaban rojas y cuarteadas, y sus labios morados.

Me acerqué y le pregunté que si quería un bocadillo, y me contestó que lo que yo quisiera. Así que me dirigí al piscolabis y le compre un bocadillo de jamón serrano y un vaso de leche bien caliente. Cuando regresé para dárselo, sus ojos me miraban con una gratitud difícil de describir, pero fácil de ablandar el corazón de cualquier persona.

Se tomó la leche tan rápido sin darse cuenta de que se podía quemar, pero el bocadillo si que lo saboreó, lentamente, como si fuese lo único que iba a comer durante no se sabe cuantas horas o días.

De repente,empezaron a caerles lágrimas pos sus mejillas, y de su débil voz salió una expresión de gratitud en un idioma que yo no pude entender, pero que traducido a cualquier idioma, en el que la mirada hablase, significaría "muchísimas gracias".

Ese día comprendí cuantas personas llamadas "sin techos", pasan sus vidas en soledad a expensas de que nosotros los que vivimos mejor les ofrezcamos algo.

A partir de ese momento, reflexionando sobre como poder ayudar a los que menos tienen, colaboro con una asociación que ayuda a las personas que viven en la calle para darles asistencia médica, social y psicológica.

Si todos los días aprendiéramos a ser mas humanos y mas bondadosos, creceremos mas como personas.

No debemos discriminar al otro por su raza, religión o condición social ya que en última instancia todos somos humanos.



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