Un día cualquiera de otoño, llama mi suegra de madrugada con voz temblorosa y entrecortada. Se notaba que le había pasado algo malo. Después de un rato conversando me dijo que se le había roto una valla de la entrada a una granja que tiene cerca de su casa, por lo tanto sus pollos, sus cochinos y sus vacas han huido y ahora están aterrorizándola.
Es mi suegra, vale, pero mi gran corazón, mi buena fe... y mi novia también me convencieron para ir a ayudarla. Raudo y veloz voy a mi cuarto de las herramientas y saco mi taladro y las tachas, creo que con eso es suficiente para arreglar la valla. Me dirijo a mi precioso BMW y voy en dirección a la casa de mi querida suegra. Por el camino me llama mi novia por teléfono para decirme que me dejé olvidado el cable alargador del taladro y sin él no puedo hacer nada, así que decidí volver a mi casa, con tan mala suerte que me topo con un control de la policía, y me coge con el móvil en la mano... Me mandan parar para multarme y quitarme 4 puntos del carnet. Ahora toca ir a casa de mi suegra con mala gana y con ganas de que acabe este día infernal, que espero que no vuelva a repetirse NUNCA MÁS.
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