Un día cualquiera paseando por la famosa calle de Wall-Street en Nueva York con mi maravilloso perro Chow Chow, resultó que me encontré con un gato haciendo experimentos en el borde de la acera con una botella de coca cola.
Al mismo tiempo que mi perro Chow Chow alzaba la pata para marcar territorio, le preguntó:
- ¿Qué haces?
A lo que aquel extraño gato le respondió:
- Estoy a punto de enviar a la acera de enfrente este bote de ensaladilla con la ayuda de esta botella de coca cola.
Yo a todo esto estaba alucinando porque nunca en mi vida había visto a un gato hacer cosas tan raras y menos aun a mi Chow Chow hablar con un gato. Así que me dio por preguntarle al gato:
- ¿Por qué vas a enviar un bote de ensaladilla y no otra cosa?
Misifú, así se hacía llamar el gato, me estuvo comentando que la ensaladilla era un antojo de su mujer, la cual estaba embarazada y vivía en la acera de enfrente. Pues resulta que le acababa de llamar al móvil y le dijo que lo que más le apetecía en este mundo, en este preciso instante, era un bote de ensaladilla. Total que Misifú metió diez pastillas de mentos dentro de la coca cola y envió vía aérea el bote de mayonesa.
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