Tus brazos siempre estuvieron abiertos para acobijarme
Tu sonrisa hasta el final de tus días estuvo presente para animarme. Tu voz respondió hasta mis últimos "te quiero". Tu fortaleza nos sigue inspirando... Madre, Abuela... con amor y dedicación ejerciste cada rol de tu vida. Hace mucho escribí una frase para ti, que luego utilice en un poema para mi madre:" Gracias por llorar con mis tristezas y sonreír con mis alegrías". Me queda en el corazón y en el recuerdo el gran amor que me diste en vida. Y una tristeza profunda por tener que aceptar tu partida. Aunque sé que Dios y la Virgen en sus brazos te acobijan. Porque llenaste de ternura cada día de nuestras vidas. Seguirás entre nosotros bendiciéndonos cada día. Te agradezco el haber formado una familia maravillosa y unida. Que mantendremos hasta que la vida nos permita. Que Dios te bendiga Abuela querida... Gracias por Existir... Te quiero.
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