Andaba por casa, eran las tres de la madrugada y me había levantado a por un vaso de agua bien fresco. Abrí la nevera y agarré la botella, fui hacia el armario y cogí un vaso, poniendo agua en éste, bebiéndolo después. Volví a poner la botella en la nevera y la cerré. Apagué las luces y me dirigí al baño. Subi las escaleras para volver a mi cuarto, entre al pasillo y encendí la luz. Anduve con mucha cautela para que mis padres no se dieran cuenta de que me había despertado a estas horas. Entré en mi habitación y cerré la puerta muy despacio para no hacer ruido. Me tumbé en la cama de nuevo, pero me levanté ya que me había dado cuenta de que la luz me la dejé encendida. Abrí la puerta cuidadosamente mientras pensaba el por que no me había dado cuenta antes. Volví a andar con cuidado hasta llegar al principio del pasillo, pero cuando llegué escuché que en el piso de abajo llorar a una niña. En ese momento el miedo me paralizó, mi respiración se aceleró y yo me quedé de la misma forma sin poderme mover. Estuve así en esa postura durante unos cinco minutos hasta que mi madre se levantó de su cama y abrió la puerta para mirarme. La miré sin saber que hacer, pero por fin, había parado de llorar.
- ¿Qué haces a estas horas despierto?
- N-no..es que tenía sed y fui a beber..-Dije a la vez que tragaba saliva-
- Venga a la cama. –Mi madre se acercó donde estaba yo y apagó la luz, agarró mi mano y me dejo en su habitación, para que después yo fuera solo a la mía-
- Si…
Me dirigí a mi cuarto y me tumbé, me tapé hasta la cabeza y sin poder dormir en toda la noche pensé en lo que había pasado.
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