El miércoles fue el cumpleaños de mi mejor amiga, ésta invitó a varios de sus amigos y conocidos a un asadero que iba a celebrar el sábado por la noche en una finca que tiene en Moya. Como yo no sabía llegar a Moya, llamé a mi novio, le pregunté que si éste sabía y me dijo que sí. Entonces le dije que si me acompañaba y así fue. Hicimos varias paradas por el camino, por lo que llegamos un poco tarde.
La finca era muy grande, en esta se encontraban dos caballos, una piscina, y al fondo de toda la finca un gran chalet. En este es donde Ana se pasa los fines de semana con su novio y donde hace los tenderetes, cuando a ella le parece; ya que sus padres viven en Las Palmas, y vienen poco para arriba y además es hija única, por lo que se podría decir que el chalet estaba a su disposición.
Era la primera vez que yo iba a esa casa, ella me había invitado varias veces a ir, pero yo por casos extremos de trabajos, audiciones o actuaciones, nunca me pude permitir el lujo de ir, hasta ese día.
Después de comer, Ana nos enseñó la finca, y nos quedamos alucinados, cuando nos adentramos en el huerto, lleno de árboles y flores. Cuando de repente, oímos algo detrás nuestra, estábamos seguros de que nadie nos seguía, ya que solo había venido Ana con nosotros dos, a enseñarnos la finca. Por un momento nos pensamos que fuera el novio de Ana que era un poco payasete y le gustaba asustar a la gente. Pero no podría ser porque este iba con Ana de manos y el ruido que nos perseguía provenida de por detrás. Por un momento el miedo nos paralizo a todos y nos quedamos estupefactos durante varios minutos.
Al final el novio de Ana y el mío retrocedieron un poco hacia detrás haber que o quien nos perseguía, cuando los oímos riéndose a los dos, debido a que lo que nos perseguía y lo que nos había dado ese susto tan tremendo que nos paralizó a todos, había sido el pequeño gatito de Ana.
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