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Una vez, cruzando la calle Touchstone lo sentí...
Recuerdo que caía la tarde y el cielo tornaba de bellos colores.
Caminaba pensando en que tenía que atravesar el parque del este y en lo que debía hacer esa noche.
La gente que transita esa calle amenudo son grandes empresarios, sus agentes, secretarios o pringados que llevan cafés de aquí para allá.Como yo, son gente ocupada, centradas en sus vidas, sus proyectos de fututo y sus trabajso acaparan cada aliento de su boca.Pero esa tarde yo no era yo. Esa tarde me fijé en el cielo, sentí el viento en mi cara, oí conversaciones estresantes ajenas a mí.Veía el andar apreurado de la gente, y justo cuando iba a regresar a mi mundo como cualquier persona de las que me rodeaban, lo ví.Algo sencillo pero hermoso qu eme heló la sangre, paralizó mi respiración y mi corazón gritó a mi vida. En esa calle. en esa bendita calle, él y ella entrelazando sus arrugadas manos intercabiaban una mirada confidente, jubilosa, profunda y cariñosa, con ellos yn niño jugaba feliz e inocente. Y yo lo ví, yo lo admiré, yo lo sentí, un segundo de vida, la verdadera vida, la verdadera felicidad.
Cuando vemso eso, cuando sabemso que existe y el recuerdo vuelve a la mente, el miedo nos paraliza porque nos aterra, me aterra seguir mis dias igual anodinos sin vivir lo que yo ví.
Una vez, cruzando la calle Touchstone lo sentí...
Recuerdo que caía la tarde y el cielo tornaba de bellos colores.
Caminaba pensando en que tenía que atravesar el parque del este y en lo que debía hacer esa noche.
La gente que transita esa calle amenudo son grandes empresarios, sus agentes, secretarios o pringados que llevan cafés de aquí para allá.Como yo, son gente ocupada, centradas en sus vidas, sus proyectos de fututo y sus trabajso acaparan cada aliento de su boca.Pero esa tarde yo no era yo. Esa tarde me fijé en el cielo, sentí el viento en mi cara, oí conversaciones estresantes ajenas a mí.Veía el andar apreurado de la gente, y justo cuando iba a regresar a mi mundo como cualquier persona de las que me rodeaban, lo ví.Algo sencillo pero hermoso qu eme heló la sangre, paralizó mi respiración y mi corazón gritó a mi vida. En esa calle. en esa bendita calle, él y ella entrelazando sus arrugadas manos intercabiaban una mirada confidente, jubilosa, profunda y cariñosa, con ellos yn niño jugaba feliz e inocente. Y yo lo ví, yo lo admiré, yo lo sentí, un segundo de vida, la verdadera vida, la verdadera felicidad.
Cuando vemso eso, cuando sabemso que existe y el recuerdo vuelve a la mente, el miedo nos paraliza porque nos aterra, me aterra seguir mis dias igual anodinos sin vivir lo que yo ví.
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