Era un martes trece de abril muy caluroso, había una aglomeración de personas a las puertas de las taquillas del hipódromo.
Francisco había llevado a su hermosa hija Catalina y a su nueva montura, a una carrera de caballos nacional.
- Padre, ¿has inscrito ya a Mambo en la carrera?
- Sí Catalina, prepárate, porque la carrera está a punto de comenzar.
La adolescente se dirigía a las cuadras tarareando una canción, y su madre le salió al paso.
- Catalina, cuidado en la tercera curva porque la pista está mojada.
- Lo sé mamá, Michael ya me ha avisado.
Catalina ya había cogido el caballo y se dirigía hacia la pista acordándose de la precaución que le dio su madre.
Efectivamente la pista estaba mojada pero a Catalina no le pasó nada y finalmente quedó la primera.
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