Miraba hacia el cielo, con tanta ternura, que la pude sentir en mi piel.
Su rostro dibujaba una sonrisa perfecta, su imaginación viajaba más allá
del universo y, aún así, su mirada estaba llena de soledad.
Lo vi llorar. Las lágrimas cristalinas acariciaban sus mejillas,
hasta caer en un suave manto verde. Me acerqué a él. Notó mi presencia
y sin pronunciar palabra me miró. Me perdí en sus ojos marrones y
la forma en que me miraba, hacía que lo adorase aún más.
Se incorporó. Lentamente cogió mi mano y nos fundimos en un cálido abrazo.
Sentía sus mojadas mejillas rozando las mías y susurrándome al oído,
me dijo que me amaba. Le vi marchar, y en un mar de lágrimas le grité
que no se fuera porque, probablemente, no lo volvería a ver jamás.
tan mona ella enamorada de su churri :$(L)
ResponderEliminarjajajajaja :$:$ Guapa(L)
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