Una mañana de enero en un lugar llamado Guía, al volver la esquina Juan se encuentra con un perro de color negro con manchas blancas, el perro se para delante de él. Moviendo ágilmente la cola se dispone a darle un sobre que llevaba en su bonito hocico. Juan, muy sorprendido lo acepta y se dispone a leer la hoja que iba dentro. Hola, Juan, soy Manuela ¿te acuerdas de mi? Jaja soy la chica que conociste el día que estabas sentado en la plaza tomándote un clipper de fresa. Espero que te acuerdes de mí. Te he enviado esta nota para ver cunando podíamos quedar en el sitio en el que te conocí, si tu quieres.
Juan sacó su apreciado bolígrafo que solía llevar siempre en su bolsillo de la camisa y empezó a escribir: hola, ¿que tal? espero que estés bien; como yo. Pues sí, me acuerdo de ti, como no me voy a acordar con lo bien que lo pasamos aquel día en la plaza, yo tomándome el clipper y tú derritiéndote por mí. Pues a mí no me parece mal la idea de quedar un día pero me gustaría quedar en otro sitio dónde yo domine mejor el ambiente. Aquí te escribo mi número de móvil para que me llames y me digas que día y a que hora quedamos y donde.695751535. Hasta pronto. Le devolvió la hoja al perro y dándole un suave y cariñoso golpe en el lomo ambos siguieron su destino. Dicho sea de paso que Juan iba a su trabajo que era embotellando clipper de fresa e las botellas que después saldrían al mercado.
Por la tarde una vez llegado a su casa sonó el móvil y no podía ser nada más y nada menos que la indudable Manuela. La chica desesperada por oír un sí le pregunto que si le vendría bien aquella noche a eso de las nueve en la casa de ella. Juan le comentó que seria mejor quedar en el lugar donde el perro le había dejado la nota. Y ella respondió un sabroso sí. A Juan no le quedaba otra que asistir a la sita, así que fue asta su ropero para preparar la ropa que se pondría.
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