Fue un viernes casi como otro cualquiera. Siempre vamos Martín y yo a casa de Jaime a jugar a la Xbox o al ordenador, y por la noche hacemos una cena, pero ese viernes no sé por qué pasó aquello. Estaba tranquilo hablando con un amigo por internet, Martín llegó aproximadamente a las cinco y media y nos pusimos los tres a jugar a la Xbox.
Jaime salió de la habitación a hacer no se que cosa en el garaje, o eso creo, Martín empezó a darme patadas (no sé por qué motivo) estaba en una silla que tiene ruedas y detrás de mí había una ventilador encima de otra silla, bueno, Martín siguió dándome patadas y en una de esas, sin darse cuenta empujó mi silla para atrás y tiré el ventilador de Jaime al suelo.
Jaime escuchó el albedrío y subió rápido, se cabreó, yo le dije: "que fue Martín, que te digo la verdad". Y Martín decía todo lo contrario al final Jaime optó por darnos un tortazo con una botella a los dos.
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