Con simplemente un pequeño gesto me llegaste a enamorar, mis ojos brillaban y nuestras miradas se cruzaban mientras tus labios, como si dibujados fueran, mantenían al descubierto tan perfecta dentadura, y entre tus ojos caían algunos pelos rebeldes, dorados cual rayos de sol.
En cambio mi sonrisa fue inesperada y algo forzada, con lo cual acabé totalmente ruborizada. Gracias a mi gran melena, pude ocultar la consecuencia de tu mirada en mis cachetes. Para mi desgracia, el pelo no puede penetrar en la piel y llegar al corazón para calmarlo.
Con sólo una sonrisa me diste una vuelta al mundo y sin darte cuenta, para ti fue simple, hasta dudo que notaras la conexión, en cambio mi ser lo sintió, esa mezcla de sol abrasador y frío penetrante. Mi ilusión duró poco, tres chicas detrás de mí pasaron y tres sonrisas tuyas volví a ver y no eran para mí, otra vez perdí la cabeza y el corazón por ti.
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