Era un día normal, soleado, el aire soplaba ligeramente. Era Sábado así que me levanté temprano, porque ese era el día en el que iba a comer con mis amigos, era un día especial, distinto, porque yo no suelo ir a comer con ellos, en definitiva… voy a salir de mi aburrida rutina.
Estuvimos desde las once del mediodía hasta las siete de la noche comiendo y jugando a los videojuegos. Volví a casa en guagua. Antes de poder meter la llave en la cerradura de la puerta, oí un fuerte grito desgarrador de mi padre y de mi madre, no entendí lo que decían. Me asusté, subí muy rápido las escaleras de mi casa, pensando lo peor. ¡Casi me caigo! Una vez allí me asomé apresurado a la puerta del salón.
Habían gritado porque jugaba la selección Española de futbol, y habían marcado un gol. Era la final de la competición. ¡Menudo susto! Me faltaba el aire y me senté asfixiado en el sillón y disfruté de aquel partido, naturalmente la selección española ganó por goleada.
Estuvimos desde las once del mediodía hasta las siete de la noche comiendo y jugando a los videojuegos. Volví a casa en guagua. Antes de poder meter la llave en la cerradura de la puerta, oí un fuerte grito desgarrador de mi padre y de mi madre, no entendí lo que decían. Me asusté, subí muy rápido las escaleras de mi casa, pensando lo peor. ¡Casi me caigo! Una vez allí me asomé apresurado a la puerta del salón.
Habían gritado porque jugaba la selección Española de futbol, y habían marcado un gol. Era la final de la competición. ¡Menudo susto! Me faltaba el aire y me senté asfixiado en el sillón y disfruté de aquel partido, naturalmente la selección española ganó por goleada.
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