Todo comenzó como un juego. Jugábamos a ver quién se quería más, quién era capaz de dar más por el otro, quién era capaz de cumplir la promesa de estar juntos eternamente, sólo eramos tú y yo.
Un día, esos ojos hicieron que me diera cuenta de que la vida es una mirada. A través de tus ojos verdes lo comprendí.
Muchas cosas hubieron entre tú y yo, entre nosotros, por ejemplo, la distancia. Toda ella estropeó lo nuestro.
Ahora, no me arriesgo a decir que gané aquel juego. No me atrevo a decir que sigo aquí, que mis "TE QUIERO" eran verdaderos.
En mi corazón, queda un recuerdo que intenta desvanecerse poco a poco.
"Sí no arriesgas no ganas" Eso dicen. Y de tanto arriesgar, me quedé sin nada.
El juego llegó a cambiar. Ahora, jugábamos a ver quién hacía más daño, quién movía fichas antes y ganaba la partida.
Acabé mal. Sigo aquí, sí, de forma estúpida, esperando a alguien que me haga sentir esas abejas asesinas en el estómago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario