Y cae, rompiendo la quietud de aire, cae inevitablemente hacia su fin. Impacta contra la superficie. Da un salto, intentando escapar a su destino, pero termina por ceder, uniéndose a una masa un tanto monótona, mansa, impasible e inmutable.
Su llegada, despierta entre sus iguales un atisbo de curiosidad, se levantan unos tras otros, observando su abrupta llegada.
Una vez pasada la primera impresión, todo vuelve a la normalidad.
He aquí el comienzo de una nueva vida, acompañado en todo momento, aunque sea una vida incrustada, en la predecible rutina y en el aburrimiento.
Halla aquí, el fin de toda una vida.
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