Se asoma a la ventana. Mira al cielo, ve una estrella grande y reluciente, sabe que es él. Le empiezan a llegar recuerdos a su mente, lágrimas que caen de sus mejillas. Y en ese instante comprende que lo sigue extrañando.
Tenía tantas ganas de que estuviera a su lado. Tenerlo delante para poder abrazarlo y sentir el calor de su cuerpo. Poder tocar sus labios, como si fuera el primer beso, beso que no volverá.
Tantos momentos juntos y ahora todo ha finalizado. Él se quedó clavado en el corazón de ella, porque fue el único que supo hacerla una mujer y el único que estuvo ahí en momentos buenos y malos.
Sabe que ahora él está viviendo en paz, y ya no sufre por esa enfermedad que lo llevó a alejarse de ella. Pero Paola no quiere que Alberto olvide que él fue, es y será lo más grande de su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario