Hoy después de ya varias semanas, decido contar mi sueño, ese tan extraño que cada noche se apodera de mi persona. En él, salgo yo, pero no en un lugar cualquiera, sino en un bellísimo césped de tierras irreconocibles. El paisaje nocturno y desierto. No se oyen ruidos de personas ni bullicios de ciudades, es un lugar hermoso, relajante.
En el césped me encuentro tumbada boca arriba contemplando el cielo completamente estrellado y con una luna en cuarto menguante casi desapareciendo. En este lugar tan de ensueño se pueden contemplar todas y cada una de las constelaciones a la perfección. Yo pienso que debe ser brujería o una zona mágica.
Alguien está junto a mí, se le puede diferenciar una sonrisa a medio lado encantadora, pero su silueta y rostro se aprecia de manera borrosa y no consigo saber quién es. Entonces despierto, suspiro… y pienso: ¿Y si fuera cierto?.
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