¡Esto no puede pasarme a mí!. Llevo ya tres días esperando a que suene el teléfono y ver en la pantalla su precioso nombre. No lo entiendo, de verdad que no consigo entender por qué ya no piensa mi cabeza sino que actúa mi corazón.
Estoy tan enamorada que los segundos parecen horas, aquí, sola. Nadie puede ayudarme a salir de este mundo de fantasía y sufrimiento en el que me encuentro.
Es de noche, la luna se ha escondido, ni ella quiere alumbrar mi vida. He intentado dormir, pero mi mense te llena de pensamientos cada vez que mis párpados esconden mis pupilas.
¿A quién quiero engañar?, ha pasado tiempo, está claro que no llamará. Mi sufrimiento será eterno, pues creo que me he enamorado, y ahora se va, y con él mi corazón. Estoy mendiga de alma y razón pero no hay vuelta atrás, lo hecho, hecho está.
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