ACRÓSTICO.
Tengo una cosa bonita y rosa.
Abierta esta en aquel lugar porque
Nunca se quieres cerrar.
Imagino aquellos hermosos días en el que
Algo tan simple pudo abrir mi vida.
ACRÓSTICO.
Tengo una cosa bonita y rosa.
Abierta esta en aquel lugar porque
Nunca se quieres cerrar.
Imagino aquellos hermosos días en el que
Algo tan simple pudo abrir mi vida.
Un día de verano, íbamos caminando mis amigos y yo, cuando de repente miramos a la derecha y vemos una casa vieja con unas verjas grises. Nos fijamos tras las verjas y vimos una cajita antigua muy bonita. Nos dio mucha intriga, ya que, podría tener recuerdos. Al día siguiente decimos entrar y cogerla. Todos con mucha intriga decidimos abrirla haber lo que contenía. Juan la abrió y vimos que eran fotos antiguas preciosas. De tras de una de ellas estaba escrita una dirección y entre todos decidimos ir a esa calle y entregársela al dueño. Después de tanto andar y preguntar dimos con la calle y el número de la casa, tocamos y nos abrió una mujer mayor. Le explicamos lo que había pasado. La mujer con lágrimas en los ojos dio las gracias, ya que, para ella era muy importante. Y nosotros muy contentos nos fuimos.
Martes 13 de julio, era su cumpleaños, cumplía 18 años. Para sus padres seguía siendo su hijo pequeño.
Se iba a comer el mundo, pero no sabía que la vida no es solo diversión y fiesta, las cosas hay que currárselas, nada se obtiene por arte de magia. Empezaron las fiestas y locuras, para él era algo normal, para su familia un sufrimiento cada vez que salía de fiesta.
Empezó a tomar sustancias de menos a más hasta llegar a un punto imparable, su familia se dio cuenta pero era tarde ya .También se dieron cuenta de que esas sustancias las tomaba todos los días, ello conllevo a un accidente grave por culpa de ir bebido, estuvo a escasos milímetros de la muerte pero no aprendió.
Cometió muchos delitos y ello conllevo acabar tras la verja, la verja que la encerraba en la cárcel.
Un día sin noche.
Todos siempre soñamos con tener un día sin noche, en el que tuviésemos suficiente tiempo para hacer lo que más nos gusta. Un día sin noche sería una extraña sensación en la que cada vez que mirases el cielo estaría el sol iluminando el paisaje de tu alrededor. Siempre estaría viendo el sol, pero tal vez en algún momento podría echar de menos la luna y las estrellas que la rodean. Siempre habría una mañana. Un mediodía y una tarde pero en ese momento desaparecería la noche que alumbraba aquel hermoso paisaje por tu ventana. Si yo pudiese disfrutar de un nuevo día como ese lo haría pero tal vez con ese miedo dentro de mi en el que pienso que no volveré a ver aquella redonda luna por mi ventana.
Tras la verja.
Un 15 de octubre de 1997 había nacido la persona más maravillosa del mundo, una chica llamada Guayarmina. Vivía en un pueblito muy misterioso y oscuro cuyo nombre era muy gracioso, Titiritasin. Guayarmina es una chica muy curiosa y con una imaginación prodigiosa, le encantaba descubrir cosas y tener nuevas experiencias.
Guayarmina, al ser tan curiosa, se conocía cada uno de los rinconcitos de su misterioso pueblo, pero un día, mientras caminaba por un parque que estaba abandonado, se dio cuenta de que al fondo del parque hay una especie de pared negra pero con una verja pegada. En el centro de esa verja había una gran luz. Guayarmina tenía miedo de acercarse por si le sucedía algo pero su curiosidad era más fuerte que ella. Se fue acercando despacio y de repente esa luz la atrapa y Guayarmina desaparece. Nunca más supieron de ella.
TRAS LA VERJA
Tras la verja de mi casa veía a un pueblo seco, triste y despoblado en el que casi la mayoría de habitantes eran viejos, donde las fiestas eran cortas porque la gente joven no le gustaba venir a este pueblo tan alejado de la mano de dios, hasta que un día no muy lejano llego una nueva familia a vivir a este pueblo.
Eran tan extraños a todos los demás de este pueblo eran alegres y divertidos, eran la familia ideal con el que todo mundo sueña o soñaba tener cuando sea mayor, eran una pareja joven con dos hijos el chico tenia mi misma edad y se llamaba Sebastián y su hermana se llamaba Clara.
Sebastián era muy simpático y agradable pero su hermana era callada y temerosa y era porque a pesar de las apariencias ocultaban un secreto muy feo y peligroso que no me atrevo a contar.
Tras la verja de mi destino,
quiero que seas tu,
quien duerma en la noche y viva en el día.
Quiero que seas el motivo
de mi pensamiento, de mi deseo.
Solo pido poder perdernos juntos,
escapar de la civilización, amarnos eternamente.
Siento algo en mi que me oprime,
y a la vez me dice que tu eres para mí.
Veo como mi corazón manifiesta
las ganas de tenerte aquí.
Tras la verja.
Recuerdo ese día como si fuera ayer, después de lo ocurrido esa tarde nunca volveré a ser la misma.
Como todas las tardes mis amigos y yo salíamos a jugar, pero ese día decidimos que era hora de afrontar nuestros miedos. Uno de nuestros mayores temores era cruzar la verja misteriosa, todo el pueblo la llamaba así porque no sabíamos que había tras ella.
Todos estábamos entusiasmados menos Valeria, ella decía que era muy peligroso pero aún así no le dimos importancia. Llegada la noche todos nos reunimos delante de la verja, tardamos cinco minutos en encontrar la forma de entrar.
Cuando entramos nos quedamos de piedra, no podíamos creer lo que estábamos viendo. Nunca olvidare el miedo que me produjo ver a ese hombre alimentándose de la sangre de aquella mujer. Fuimos perseguidos por ese ser, pudimos salir todos menos Valeria, nunca más supimos de ella.